numero-especial-dedicado-a-cuba-suplemento-al-numero-71-1954 - Salud Pública | Studenta (2024)

Biológicas / Saúde

Ramirez gomez 14/8/2024

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G A L G A R A N T I Z A C A L I D A DD E S D E H A C E M E D I O S I G L OBREVE N O T I C I A HISTORICA DEL CENTRO GALLEGO DE LAH A B A N APor ELADIO VAZQUEZ FERRORespondiendo a un vibrante ar­ticulo del eminente escritor {allego Waldo Alvarez Insúa, publicado en La Habana el 12 de octubre de 1879 en «Ecos de Galicia», que él dirigía, propugnando lá fundación de un «Ateneo Gallego», se reunió un grupo de ilustres y entusiastas ga­llegos el 23 de noviembre de dicho año en el entonces famoso Teatro de Tacón, hoy Gran Teatro Nacional, fundando ese mismo dia, despuós de amplias deliberaciones, no el Ateneo Gallego, propugnado en su articulo por el señor Alvarez Insúa, sino una entidad de muchos más vastos hori­zontes: el CENTRO GALLEGO DE LA HABANA, que, andando el tiempo, habría de constituir una de las mas granoes y mejor organizadas sociedades mutualistes funda­das por los emigrantes españoles de América.El progreso alcanzado por el «Centro Gallego de La Habana» hizo posible que pocos lustros después de fundado comprara aquel teatro -en que se hablan reunido sus fundadores- y edificios anexos, hasta completar la manzana en la que, algunos años más tarde, el Palacio de los gallegos de Cuba alzarla la belleza suntuosa de su arquitectura barroca, como un homenaje fervoroso de los labo­riosos emigrantes gallegos a Cuba y a España.El reglamento social fué aprobado oficialmente el 11 de diciem­bre del mismo año de su fundación, y la Sociedad se inauguró el 11 de enero del año siguiente con una gran velada artisticoliteraria.Fué su primer presidente general don Nicolás Villageliú, de im ­borrable recuerdo en los tastos históricos del Centro Gallego, por su honradez y patriotismo.El fin primordial de esta entidad ha sido el de dar instrucción a sus asociados y familiares: pero lo que le dió el gran impulso que le hizo arribar a su actual grandeza no fué, sin embargo, la enseñanza, pese a su Importancia, sino la implantación de la asis­tencia sanitaria, que se estableció en 1885.Tres años después de la implantación sanitaria, ya el Centro Gallego compraba la casa en que tenia su domicilio social, y que, debidamente adaptada para sus fines pedagógicos, conserva aún, manteniendo en la misma su magnifico plantel, una Academia de Bellas Artes, un Conservatorio, incorporado al Ministerio de Edu­cación de Cuba, un cuadro de Declamación y una Coral, contri­buyendo muy eficazmente de este modo al enaltecimiento de nues­tra tierra y a la difusión de la cultura.Miles de alumnos de ambos sexos, en su mayoría cubanos, reci­ben enseñanza en este Plantel, fundado y sostenido por la gene­rosidad de los gallegos.En 1893 el Centro Gallego compró la Casa de 8alud «La Benéfica». En el año siguiente adquirió algunos terrenos limítrofes, conti­nuando su adquisición hasta 1902, en que se completaron seis man­zanas, que se cercaron con un muro y que constituyen la actual extensión de nuestra Quinta. Se fundaron delegaciones a través de toda la Isla. Y asi arribamos ya en nuestros días, como puien dice, a las grandes realizaciones sanitarias, que incluyen la adqui­sición de los más modernos aparatos para al Laboratorio y Rayos X. Y se construye la UNIDAD QUIRÚRGICA, que bien pudiéramos llamar Palacio de la Cirugía, dotado con amplios pabellones, para hospitalizar a los enfermos operados, y cuatro salas de operaciones, provistas del más moderno instrumental quirúrgico y atendidas por eminentes cirujanos,Completemos esta sucinta información con unos breves datos estadísticos.Cuenta esta institución con más de 54.000 asociados. Su presu­puesto anual de gastos asciende a la cantidad de UN MILLON SETECIENTOS M IL PE80S. Los enfermos hospitalizados son unos seiscientos y hay un centenar de viejecitos recluidos en el Albergue de Ancianos, que reciben asistencia médica diaria y la más cariñosa atención. Los alumnos matriculados en el Plantel pasan de MIL, y el Centro gasta en enseñanza una cantidad superior a SETENTA MIL PESOS al año. En el Palacio Social disponen los socios de una Biblioteca que consta de unos DIEZ M IL volúmenes. El Centro Gallego para todas sus atenciones cuenta con unos 510 empleados.Actualmente el partido de gobierno, «Afirmación y Defensa», presidido desde hace muchos años por el dinamismo del señor Caye­tano García Lago, Presidente de Honor del Centro Gallego, que acaba de ser galardonado por el Gobierno de España con la Placa de Comendador de la Orden de Isabel la Católica, cuenta con una abrumadora mayoríaLa Asamblea está presidida por un destacado líder de la misma, el señor Francisco Blanco Bonome, integrando con él dicha Mesa los señores José Díaz Landrove, José Martínez Curbelo, A l­berto Meneses, Manuel Saa, Manuel Bustelo y José Pérez Rivas. La Comisión Ejecutiva está presidida por el señor Narciso Marla Rodriguez Lanza, hombre de mérito extraordinario, que, por mu­chos años, ha luchado dentro de la Entidad, y .que ha sido reelecto por unanimidad de la Asamblea en su cargo de Presidente general. Integran con él dicha Comisión los señores siguientes: Andrés Durán García, Angel Pérez, Cosme, Manuel Carril Canal, Ceferino Pérez Rodríguez, Luis Cotarelo Reinante, Antonio Maria Souto Pena, Cayetano García Lago, Juan Somoza Jaume, José Maria Rey Castro José Ramón López Núñez, Jesús Couce Rodriguez, José Gómez Gómez, Benigno Proupin Esparis y el autor de esta breve infor­mación.El soberbio edificio del Centro Gallego dé La Habana, uno de los más bellos de la capital de Cuba,M ff . "m S I W ' ■ • Vf f i i l i y ■ÿ * W ■ ■•./-1 m ti. J f I * 1 * íNa « * í ■ i' J i ’* ÍIjkSLy f 9h * 1; a ! m wB, y ■ r1 i n n f i rBo t h - if ¡ rjjl* » 5 : ÉJ® Sr»|;lï t iLa moderna Unidad Quirúrgica, modelo en su género. Un detalle de la suntuosa escalera principal.3Central R eform a, provincia, de Las V i l las.ASOCIACION NACIONALTom a de posesión del señor don Francisco de Pando com o Presidente de los hacendados. D e izquierda 'a de- recha: Señores don Fidel Barreto, segundo Vicepresidente; don A u re lio Pcxrtuondo, prim er Vicepresidente; don Francisco 'de Pando, Presidente; d oc to r don Teoba ldo Roseli, m iem bro del C om ité ‘E jecu tivo ; d on A r ju ro M . Mañas, Secretario; don G u ille rm o A lam illa , Vicesecretario, y don Belisario Delgado, D ire c to r general. L a vida económica de Cuba depende funda­mentalmente y en gran proporción del azú­car. A tal punto es -esto exacto, que se ha con­vertido en axioma nacional la afirmación de que “sin azúcar no hay país” .M undo ¡His pá n ic o no podía olvidar esta realidad en la que se centra la grandeza de Cuba y que, con sus mareas de auge o de postración, domina y rige la pulsa­ción económica y social de la isla; pero, por lo mismo que constituye el azúcar algo tan esencial para la nación que está honrando 'hoy nuestras páginas, quisimos que fuese la institución señera de la industria quien nos die­se la cabal visión de la misma, puesto que la Asociación Nacional de Hacendados de Cuba posee la solera de-4Palacio del Azúcar, sede de la Asociación R a ciona l ide Hacendados de CubaDE HACENDADOS DE CUBAautoridad que le viene de su historia y de su función, de los intereses que abarca y de la selección de inteligencias que la integran.Nosotros no podríamos tal vez, dominados por la magnitud de las cifras, alcanzar la objejtívidad exposi­tiva con que se nos ofrece aquí enjuta noticia de lo que, por sus proporcione ,̂ convida a un derroche de superlativos, ni encerrar en el exacto marco de un se­reno y sobrio mural el magnífico eje vital de la rique­za cubana; pero la Asociación Nacional de Hacenda­dos de Cuba, organismo, primado de la industria que representa para los cubanos un predominio mundial, nos habla del azúcar con la precisión y competencia que requiere el tema supremo de la economía de la isla.Central G óm ez M,ena, iSan N ico lás ( p rovincia de La Habano).V del Instituto Cubano de Estabilización del Azúcar.5Château.— Vestido de terciopelo de seda negro, ador­nado con raso blanco.Infanzón. — Traje en brocado color coñac y echarpe en raso marrón.r - 1B " v " %.\V i j B L ÿ 3 . v Ä T ^ : /5* *t á lm m M « l e K" I W í í 1 XH 1 1 ■llf’ÿ j .B- * j ^ ... .1 '£ -AV. CAIVO SOTELO, 16 (Antes Paseo Recoletos)Teléfono 350512 M A D R I DRené.— Vestido en terciopelo de seda color quisquilla, bordado en oro, perlas y pedreria en colores.Sibila.«—Vestido en tisú de plata bordado en brillantes.ELENCANTOSUPREMACIA DEL EJEMPLOHA Y monumentos que son el rasgo fisonó- mico inconfundible de ciertas ciudades: la estatua de la Libertad suscita, con sólo nombrarla, la imagen de New York; decir Arco de la Estrella es colgar instantáneamen­te del pensamiento la evocación plenaria de París. De igual poder de representación, sínte­sis y acentuación están dotadas muchas insti­tuciones: dígase “El Encanto", y sin más, la estampa viva y rica de la Habana surgirá al conjuro de esas dos palabras.Pero semejante fenómeno no se produce más que por saturación de simpatia y orgullo en el espíritu de un pueblo, y para lograrla es nece­sario, indispensable, un riguroso repertorio da condiciones: ser único, ejemplar y provechoso aquello que el pueblo consagra y ama.Comerciante a secas, “El Encanto” seria siempre un establecimiento magnifico y sobre­saliente; pero, a buen seguro, le faltaria esa resonancia de excelencias supra-mercantiles que constituyen su estilo y su fama.Todo cuanto, en fin, hace de “El Encanto” la gran fuente nutricia de la elegancia de un pueblo, con ser mucho,, no explicaria su impe­rio normativo sobre el espíritu de las gentes.“El Encanto” es aso y mucho más. Tiene la función de un museo de seducciones, cada dia transformado por fluencia constante de primores; pero, además, rebasa generosamen­te las lindes del negocio para, entregarse a in­sólitas faenas de cultura, de patriotismo, ue mecenazgo.Pertenece a “El Encanto” el histórico honor de haber roturado la inmemorial indiferencia de Mercurio para los afanes del espíritu, inau­gurando una era de estimulantes y bien dota- primera vez en Cuba— y quizá en America— el cheque financiero y la cuartilla del escritor iniciasen amistad entrañable y digna¿Qué representa, pues, en suma, "El Encan­to”»? Un gran comercio de refinadas cosas materiales y de sublimes cosas del espíritu; un mostrador que es, además, cátedra y ara, ti­món de la elegancia suntuaria de un pueblo e insomne heraldo de méritos y grandezas.Las vidrieras de “El Encanto“ reflejan siempre las resonancias históricas o la señalada espiri­tualidad de los dias solemnes atentas siempre a las dimensiones de la cultura y del patriotismoEl edificio de “El Encanto“, cuyo proyecto de modernización está ya completamente terminado, hará del famoso establecimiento de la Habana uno de los más bellos y suntuosos de América.9Hermoso palacio social, de estilo veneciano, de la “Asociación de Dependientes del Comercio de la Habana”, situado en el céntrico Paseo de Martí.La Asociación de Dependientes del Comercio de la Habana, modelo de entidades mutualistasN la constelación de Instituciones re­gionales de la Habana creaoa: a tines del X IX por el esfuerzo de los emi­grantes españoles, entidades que en Cuba constituyen modelo de organiza­ción y alivio poderoso al Estado en' la educación y ia sanidad, se ¿estaca u «Asociación de Dependientes del Co­mercio de la Habana, que si bien por su denominación parece indinarse a lo mercantili es, por cu origen, ur.a ins­titución netamente española, en la que dominan los núcleos montañés, catalán y vasco, acaso por el hecho de que sus respectivos Centros, canalizados en el sentido recreativo, carezcan de sanatorios, erigen español que se man­tiene y al que desde luego enaltecen los cubanos que en estas instituciones tienen mayoría y que, bien por su ascendencia es­pañola o su vinculación estrecha en afanes y esfuerzos al emi­grante hispano o sus sucesores, se enorgullecen y cooperan a este enaltecimiento perenne del «hecho español» proyectado en estas casas. .ua «Asociación de Dependientes del Comercio», cuya denomi­nación tiene una raíz que muy pronto explicaremos es, pues, una entidad de tipo cosmopolita, no deflnldamente regional, como el Centro Gallego o el Asturiano, por ejemplo; pero en caudal sodai, en calidad de cérvidos, en generosa .y nouie pro­yección de 'vínculo fraterno entre cubanos y españoles, corre pareja con ellos o los supera en muchos aspectos...Una apretada, pero lógica síntesis histérica sitúa la funda­ción social en 11 de abril de 1880, en el veterano «Teatro Pay- ret», de la Habana, a iniciativas del señor Félix Garda, a la sazón director del periódico «El Mercurio». La Comisión gesto­ra la integraron el mencionado ’Félix García, Francisco G. Qui- rós, José María Gudel, Antonio G. Solares, José González y Francisco Fernández Santa Eulalia, '«con el objetivo de prote­ger al dependiente del comercio en los órdenes sanitario e Ins­tructivo».La primera Junta directiva la presidió el señor José 0. Fres­neda, con Antonio Márquez como vice y don Mariano Paniagua como secretarlo.Después de varios locales provisionales, el 4 de agosto de 1907 es inaugurado como local social el hermoso palacio de estilo ve­neciano, con un costo superior a los seiscientos mil pesos y un írea de 3.871 metros cuadrados, y su casa de salud fué Inaugu­rada el 3 de .agosto de 1884, en la calle Alejandro Ramírez. Ac­tualmente cuenta con unos 25 edificios, dedicados a las distin­tas especialidades médicas, y una extensión de cien mil metros cuadrados.En la: postrimerías del mandato de Saralegui se inician las obras de la «Unidad Quirúrgica», uniéndose, mediante la cons­trucción de un pabellón-puente, los denominados «García Tu- ñó.i» y «Romagosa», que aumenta la capacidad de enfermos y unifica las ramas de la cirugía Cuenta con un cuerpo médico de primer orden; que dirige el Di Nicasio Gálvez, y sus equipo: se nutren con los últimos adelantos de la época.En el pabellón «Munuera» hallan generoso asilo los socios ancianos desvalidos.Visto ya el aspecto sanitario, es riguroso hagamos mención ai gran paso de avance registrado con la construcción de un edificio adecuado para el plantel de más de ocho mil metros dé terreno con tres plantas y con uta población escolar diurna de 1.200 alumnos, que reciben una enseñanza orientada dentro de las más modernas corrientes pe­dagógicas y con excelente cuer­po profesoral.«Dependientes», como las de­más entidades de su tipo, ha po­dido ascender a estos planos, no tan sólo por .el gran fenómeno sociológico del mutualismo, que no tiene paralelo en el mundo y que es admiración de cuantos extranjeros ‘visitan la Habana, sino también por el esfuerzo de centenares de hombres que gra­tuitamente laboran por la insti­tución, llevados de su gran amor por ella, en distintas secciones — sanitaria, de instrucción, re­creo-“ y en su directiva. Todo ello con el apoyo, el consejo y la laboriosidad de competentísi­mos funcionarios, entre los cua­les descuellan el veterano don César García Toledo, su director general, de larga y magnífica ejecutoria, seguidor de la obra de don Carlos Martí, y el hijo de aquél, Dr. César García Pons,Intelectual cubano de profunda cultura universalista. Su cuer­po-social asciende actualmentea 74.438 asociados, y preside la entidad el señor José María Pérez Fernández, un cubano que 'enaltece, en cuantas ocasiones tiene, su origen españolRecordando ahora ios festejos conmemorativos del septuagé­simo tercer aniversario social, es forzoso que evoquemos, a ma­nera de homenaje, las figuras de aquellos visionarios de 1880, creador« de esta institución, que es honra de Cuba porque ella recibe lis bondades de sus,servicios, y de España porque en sus piedras, en sus pabellones, en las calles de su quinta, en las vo­ces infantiles del «Centro Escolar», se íoyen cantos permanentes de homenaje devoto y emocionado a la Madre Patria y a sus hi­jos emigrantes que la crearon...La Habana. M IGU EL ROLDAN VIRAS“Unidad Quirúrgica” de la Quinta de Dependientes, donde est&n centrali­zadas todas las ramas de la cirugía, dotadas con los últimos adelántos.Tallapiedra (Habana).LO QAE HA HECHO HASTA AH O R ACienfuegos (Nueva.— 11.000 kilowatios).LA CIA. CUBANA DE ELECTRICIDAD¥ LO QUE TIENE EN W A S DE REALIZACIONL A Compañía Cubana de Electricidad puede clertamen*® sentirse orgullosa del valor de su aportación al désarroi*0 de cuanto implique progreso nacional en toda la acep~ clón de la palabra. Tan legitimo derecho no puede serle esca" timado, ya que el esfuerzo combinado de sus cuantiosas inver­siones y de sus 5.500 trabajadores ha tenido siempre un obje­tivo único: la prestación de su servicio eléctrico en las mejores condiciones de eficiencia y economia para sus innumerables consumidores.Aunque su vasto campo de actividades Incluye el suministro de gas en la ciudad de La Habana y la operación de algunos acueductos y plantas de fabricación de hielo en el interior de la República, es el servicio eléctrico prestado en un territorio habitado por cerca de la mitad de la población del pals, la base de la empresa y mediante el cual más provechosos bene­ficios reporta al pueblo de Cuba.SINÓNIMO DE PROGRESOEn efecto, la electrificación de grandes Industrias; la apli­cación con normas modernas del flùido en los establecimientos comerciales; el empleo de fuerza motriz eléctrica en el sector agricola para la refrigeración y el regadío de los campos, y, por último, la imponderable trascendencia adquirida por la electricidad en el hogar moderno, son otros tantos elocuentes testimonios de lo que el servicio de esta empresa ha signifi­cado para el desarrollo del progreso nacional.esto es, calidad y costo. En efecto, dicho servicio está a la altura que lo hacen posible las prácticas y técnicas más mo­dernas, y en cuanto a su costo, sus tarifas son las más bajas que existen en toda la República, y su mínimo mensual de $1.00 lo hace accesible aun a las familias de menos recursos eco­nómicos.A l consolidarse, hace apenas treinta años, la actual Com­pañía Cubana de Electricidad, no sólo se llevó un eficiente servicio eléctrico de veinticuatro horas diarias a un total dé 270 localidades, en lugar de las 78 que antes tenían planta eléctrica local, sino que se abarató el costo de dicho servicio al extremo de que hoy se puede obtener por menos de la mitad de lo que costaba entonces.5.500 FAM ILIAS DEPENDEN DE LA C. C. E.Es de interés hacer constar asimismo que, a la par que el público consumidor se beneficiaba con la eficiencia y bajo costo de su servicio eléctrico, la Compañía, debido a la mayor demanda del servicio, se vela obligada a aumentar gradual­mente su número de trabajadores hasta llevarlo, de los 1.600 que laboraban en las 78 plantas locales originales, a 5.500. La nómina actual de la empresa excede la Impresionante cifra de 15.000.000 de dólares anuales.CALIDAD Y COSTO/ .Y, por supuesto, es de señalar la importancia de los dos factores primordiales del servido que presta esta empresa,SUS RECIENTES INVERSIONESPara poder formar cabal juicio de los Ingentes esfuerzo* de lá Compañía Cubana de Electricidad para hacer frente alinusitado aumento en la demanda del servicio, conviene men. clonar las más Importantes obras llevadas a cabo por la em­presa a partir del año 1947, y que Incluyen: la construcción de nuevas plantas eléctricas en Cienfuegos y Matanzas, la adi­ción de nuevas unidades generadoras en .la planta de Talla- piedra, Habana, y en las de Camagüey y Manzanillo; la cons­trucción de una modernísima subestación generadora en Samá (Marlanao) y la línea de transmisión a 66.000 voltios — la de más alto voltaje en Cuba— entre La Habana y Matanzas.PLANES PAR A EL FUTUROAhora bien, todo ello es independiente del plan de nuevas construcciones y ampliación de las existentes que tiene pro­yectada la Compañía para ejecutar durante los próximos cinco años, y que, una vez concluidas, aumentará en un 85 por 100 a capacidad efectiva actual de sus plantas.Naturalmente, de modo simultáneo con la Incorporación de las mlevas unidades generadoras, serán construidas sub. estaciones transformadoras y nuevas lineas de transmisión y distribución, asi como se ampliarán las existentes en la me­dida que lo vaya exigiendo la demanda por el servicio eléctricoEste plan, en vias de realización, supone la Inversión de millones de dólares, que crearán fuentes de riqueza y de tra­bajo al contribuir ál desarrollo de la industria, del comercio y del hogar y al ampliar el propio personal de la Compañía Cubana de Electricidad.Matanzas. (Nueva.— 16.500 kilowatios). (A fines de 1952, doble.) Oficina central.MVNDOHISPANICOLA REVISTA DE VEIN T ITRES PAISESD ir e c t o r : A LFRED O SANCH EZ BE LLA Su b d ir e c t o r : M A N U E L S U A R E Z -C A S O S e c r e t a r i o : J O S E G A R C IA N IE T O1954 NUMERO ESPECIA L DEDICADO A CU8A 1954S U P L E M E N T O /\ l_ N U M E R OSUMARIOP á g s .P o r t a d a : U N A B E L L E Z A C U B A N AC U B A E N M IS O JO S , p o r E u g e n io M o n te s ............................................................ 1 2L A F L O R D E L H U M O , p o r A g u s t ín d e F o x á , C o n d e de F o x á . ( I l u s ­t ra c io n e s de E . R i b a s . ) .............................................................................................................. 1 4E L G E N E R A L B A T IS T A Y S U L A B O R D E G O B IE R N O ................................ 1 6E L G E N E R A L B A T IS T A . ( F o t o c o l o r . ) ......................................................................... 1 9IS L A M IA , p o r D u lc e M a r la L o y n a z . ( I lu s t r a c ió n d e J . F . A g u ir r e ) 20C U B A , L A P E R L A . (F o t o s B u z n e g o y C . T . de C u b a . ) .......................... 21L A H A B A N A . ( F o t o s C . T . de C u b a ) ............................................................................... 2 5L A P O E S IA . (A n to lo g ía de p o e tas c u b a n o s . I lu s t r a c io n e s de Z a -ra g ü e ta ) ..................................................................................................................................................... 29M E D IO S IG L O D E V ID A E C O N O M IC A , p o r A n to n io R ic a r d i ............ 3 2C A R L O S JU A N F IN L A Y , p o r el D r . G i ls a n z ............................................................ 3 5T IP IS M O C U B A N O . (F o t o s L o re n z o V ig o s y C . T . de C u b a ) . . . 3 7T A M B O R E S D E F I E S T A ............................................................................................................... 4 0A L IC IA A L O N S O . (F o t o s de W a lt e r E . O w e n ) ................................................ 42L A U N IV E R S ID A D D E L A H A B A N A .................................................................................... 4 3E S P A Ñ A E N C U B A . (F o t o s F u n c a s ta y F e r n á n d e z ) ....................................... 4 4J O S E M A R T I , p o r A n to n io I r a iz o z ................................................................................... 4 6E L O G IO A L A M U J E R C U B A N A . (P o e m a de Jo sé G a r c ía N ie to .F o to s R . P a r d o ) ............................................................................................................................. 4 8T I E R R A B L A S O N A D A ........................................................................................................................,5 0L A O R L A M A R A V IL L O S A . (F o t o s C . T . de C u b a ) ....................................... 5 4C U B A D E P O R T IV A , p o r R e n é M o lin a . (F o to s A . B o h e m ia ) ............ 5 8C U B A E N C O L O R . (O le o s de T a r a z o n a ) ................................................................... 61C U B A E N E L T IE M P O . (G ra b a d o s de la c o le c c ió n del In s t itu tode C u lt u r a H is p á n ic a ) ............................................................................................................ 6 2M IN IS T E R IO D E H A C IE N D A ................................................................................................... 6 3B A T IS T A , E N P I E , p o r R a fa e l M a rq u in a ................................................................... 6 4S E Ñ O R A M A R T A , S E Ñ O R A B U E N A ................................................................................ 66L A C O R P O R A C IO N N A C IO N A L D E A S IS T E N C IA P U B L IC A . ( F o -to s A . P . ) ................................................................................................................................................ 68C U B A E N C IF R A S . ( G r á f ic o s de R u b io C o r d ó n ) ............................................ 71D IA R IO D E L A M A R IN A , p o r G a s tó n B a q u e r o ..................................................... 7 2B IO G R A F IA D E L C IG A R R O H A B A N O . (F o t o s de A lb e rto G o y a ) . . . 7 5 E L T A B A C O : H IS T O R IA Y P R E S E N T E , p o r Jo a q u ín A r is t ig u e t a .A R I S E F A B R IC A E L P U R O H A B A N O , p o r N iv io L ó p e z P e lló n . A S P E C T O S E C O N O M IC O S D E L T A B A C O , p o r M an u e l T h o m a sde C a r r a n z a . (G r á f ic o s p o r R u b io C o r d ó n ) ..................................................... 7 9D IB U JO S D E L A I S L A , p o r T e c k .................................................................................... 8 3I I B IE N A L H IS P A N O A M E R IC A N A D E A R T E : A N T E L A I I B I E ­N A L . p o r A n to n io M a n u e l C a m p o y . — L A A P O R T A C IO N E S ­P A Ñ O L A , p o r C a r lo s P e r e g r in F . O te ro . — L A I I B IE N A L , AP U N T O , p o r L . F ia u e r o la F e r r e t i ................................................................................. 8 4E S P A Ñ A E N L A I I B IE N A L ..................................................................................................... 8 7M A R T I . A D M IR A D O R D E G O Y A , p o r G u il le rm o D ía z - P la ia 9 4L O S E S C R IT O R E S Y A R T IS T A S A M E R IC A N O S Y S U E D IF IC IOE N L A H A B A N A , p o r la d o c to ra M a rth a G a rc fa O c h o a ................... 9 4L A E S P A Ñ O L ID A D D E J O S E M A R T I , p o r O s c a r G ó m e z V id a l 9 5A L A B A N Z A E S P A Ñ O L A A M A R T I . (A n to lo g ia de t e x to s , p o r D io ­n is io G a m a llo F 'e r r o s ) .................................................. ........................................................ 8 6E L A Z U C A R . P R IM E R A R IO U E Z A •■■■• 9 8P R E H IS T O R IA Y A N E C D O T A D E L O S C E N T R O S E S P A Ñ O L E SE N L A H A B A N A , p o r A lb e r to In s ú a ...................................................................... 1 9 0C o la b o ra c ió n a r t i s t i c a de J . F c o . A g u ir r e y D a n ie l d e l S o la r .DIRECCION Y REDACCION:AVENIDA DE LOS REYES CATOLICOS (CIUDAD UNIVERSITARIA) TELEFONO 24-87-91 - MADRIDADMINISTRACION :ALCALA GALIANO, 4 - DIRECCION POSTAL PARA TODOS LOS SERVICIOS: APARTADO DE CORREOS NUM. 245EMPRESA DISTRIBUIDORA: EDICIONES IBERO­AMERICANAS (E. I. S. A .). PIZARRO, 17, MADRID * •TIPOGRAFIA Y ENCUADERNACION : ERNESTO GIMENEZ, S. A. (MADRID)HUECOGRABADO: HUECOGRABADO ARTE (BILBAO) OFFSET: INDUSTRIASGRAFICAS VALVERDE, S. A. (SAN SEBASTIAN)• Ejemplar: 15 pesetas.— Suscripción semestral: 85 pesetas. Suscripción anual: 160 pesetas (5 dólares).— Suscripción por dos años para América: 8,50 dólares.CUBA, MARCA HISPANICAh IN O lebrel reclinado en las olas, la mayor de las Grandes A ntillas guarda la puerta de la T ierra Firm e con el cuerpo tendido en el tibio sopor del mar Caribe y la cabeza alerta entre las anchas fauces del golfo de México. L a idílica inti­midad de sus nativos fu e bruscamente despertada por el Alm irante de la M ar Océana que en su prim er viaje le dió el nombre de aquél a quien más amaron sobre la haz de la tierra sus altos señores, los Reyes Fundadores de A m érica; desde aquel 27 de octubre del año de gracia de 1492, E spañ a había de sentir por la Is la Ju a n a una especial pre­dilección p ara volcar en ella su esfuerzo y su sangre. Cuba había de ju g a r un papel decisivo en la conquista y población de Am érica y de sus p layas iban a zarpar las naos de blanco velamen alado en las que la fe , la cultura y la unidad de destino serían sembradas en el Nuevo Continente. A sí, la conquista de M éxúo tendría su cuna en L a H abana, y el impulso de Diego Velázquez perm itiría la hazaña de Cortés. Cuba, avanzada de E sp añ a en la expansión del Ecumene; Cuba, pedazo insu lar y tras­atlántico de la ausente pen ínsula europea; Cuba, trasunto tropical y fecundo del escueto páram o hispánico; Cuba, dilecta y añorada, portaciones de las gentes celtíberas que iniciaban desde su recio anclaje el vuelo definitivo hacia la edificación de un mundo nuevo; Cuba, en f in , provincia preciadísim a de E sp añ a , que en ella supo resistir la gran sacudida de la general independencia, prueba tal vez definitiva de que en ninguna otra parte de sus extensos territorios ultram arinos su presencia logró más hondas raíces, porque en ningún otro punto se ejerció con más interés y mayor con­tinuidad.L a p az de aquellos siglos y el sentido cristiano de la conquista hermanaron a las gentes que sustituyeron con nueva sav ia a los aborígenes en el disfrute de aquel p araíso terrenal. Hoy Cuba no siente el antagonismo de razas que anida tan próximo a sus costas, pese a que cuenta con los elementos que podían producirlo si no lo superase aquel con­cepto espiritual del hombre y un mismo amor a la tierra prodigiosa que los alberga. Siempre fu é Cuba un foco de arm onía, un sedante del vivaz temple español, que allí se convirtió poco a poco en algo diferente y peculiar, en las razones esenciales de la nacionalidad cubana. Y los ecos lejanos de Ayacucho habían de resonar, al f in , en sus ágoras; país de gran riqueza y cultura — dice Fcreyra— , no podía dejar de sentir la palpitación americana. Pero E sp añ a no se resignaría fácilm ente a la sepa­ración, sin duda porque estimaba a Cuba tan p rop ia como a cualquiera otra de. sus regiones naturales. Todavía hace un siglo, don M ariano Torrente («autor de varias obras literarias» ) publicaba en M adrid y en L a H abana su «Bosquejo Económico- político de la Is la de C uba», en el que exam inaba, queriendo convencerse a s í mismo, un estado de opinión favorable en todas las épocas a la Madre Patria y ciertos aislados motivos de divergencia, p ara concluir en la imposibilidad de emanciparse de la metrópoli sin que se produjese un caos espantoso de desolación y ruina; la obstinación española se refleja en la decisión de Sagasta de combatir hasta la última peseta de su tesoro y basta la última gota de sangre del último español, y se ju s ­tifica porque E sp añ a no creía luchar p ara defender una colonia, sino p ara conservar la integridad de la Patria.Pero la independencia, ganada con decisión, valor y sangre, era la consecuencia lógica de la maduración de la Is la en el período hispánico.,Insignes patricios habían vivido p ara este ideal y a él habían orientado sus vidas y sus obras: el precursor Carlos M anuel de Céspedes, el filósofo Padre Félix Varela, el poeta Jo sé M aría de Heredia, el reformador Jo sé Antonio Saco, el « silencioso fundador» Jo sé de la Luz Caballero, el educador Enrique Jo sé Varona, preludian la m áxim a f ig u ra , la fuerte personali­dad de un hombre excepcional a cuyo impulso había de revivir el legítimo afán isleño por una existencia soberana, aquel excelso Jo sé M artí en el cincuentenario de cuya muerte quiere dedicar M U N D O H IS P A N IC O a su memoria este número, en verdad extraordinario, como testimonio de que la sangre ha fructificado en amor y de que E sp añ a reconoce en M artí a un preclaro varón de la raza y en la Cuba que él p re­conizó a la legítima sucesora soberana de la predilecta provincia ultram arina, un día bautizada como Perla de las A ntillas por el verbo popular de E sp añ a .L a vida de Cuba independiente ha sido siempre rica y fecunda, a veces azarosa y difícil: su propia riqueza e im portancia ha concitado a menudo en su torno ajenas apetencias, y nos honra decir que en la construcción de la nueva Cuba y en su más lim pia defensa ha continuado presente E sp añ a en muchos de sus mejores hijos. Por la gracia de D ios, Cuba vive hoy una época de prosperidad que se aum entará con la progresiva diversificación industrial que temple el monocultivo azucarero, a un tiempo fuente de riqueza y de limitación p ara su desarrollo; y , lo que es más importante, los mejores núcleos del espíritu cubano y las altas personas que hoy rigen sus destinos saben que Cuba tiene en el espíritu hispánico la mejor garan tía p ara su dignidad y su soberanía, y que encuentra en la ruta hacia la que M artí llamó «nuestra Am érica» , su natural destino. L a notable actividad cubana en el seno de la U. N. E . S . C. O. y la celebración en L a H abana de la I I Bienal H ispanoam ericana de Arte son dos ejemplos, entre mil, de que se ha seguido de cerca el mensaje del apóstol de la nacio­nalidad; pues encierra una gran verdad el pensamiento de Salvador Bueno de que entre la cultura hispánica o iberoamericana y la cultura anglosajona, Cuba cons­tituye una verdadera «marca hispánica», y de que aquel modo hispánico de ser debe tomarse como estímulo y acicate, como punto de apoyo para ejercitar todos los saltos posteriores en la atmósfera de la cultura universal, y, sobre todo, para ayu­darnos a enfrentar el poderoso asalto de la cultura anglosajona importada. P a la ­bras como éstas hacen aún m ás merecido el homenaje que E sp añ a rinde, en nombre de la cultura común, a uno de los más florecientes emporios de la estirpe, con los mejo­res votos por su venturoso porvenir.11C U B AE N M I S O v J O SE U G E N I O M O N T E SPorHA C E ahora años en estos días navideños, Cuba se me abría como un abanico. Como un abani-tco de varillas de m arfil, y un aire — y donaire— de colores en revuelo. Pero no: que, como notas de crom atis­mo intenso sólo recuerdo la gaya chi­llería de unos pañuelos en cabezas de gu a jiras— en un aldeón de la provincia de M atanzas — enardecidos por el ca­liente cacareo de unos gallos en riña. Por lo dem ás, no tan to me queda, de mis sem anas cubanas, una im presión de tonalidades caniculares y cim arronas cuanto la añoranza de un rocío de fin í­sim os m atices desvaneciéndose en un trém ulo «sfu m ato » leonardesco. M ati­ces desperezándose en la neblina, como naciendo en aleteante ban d ad a desde el vaho, casi tod av ía dorm ido, de las plan tas, en un sem isueño de begonias y entre caricias de palm eras. M atices como soplados de puro suaves, como posados de tan evanescentes e im pal­pables, como exhalados por un respiro, conjunto de la tierra y el cielo: de la tierra y el cielo transidos en un besosedoso y nupcial. M atices im precisos, cam biantes, errátiles tornasoles de hue­llas que volanderas m ariposas le d e ja ­sen al suspenso aire.SI despliego ese abanico de leves sensaciones, mi n ostalg ia rem em o­ra la im agen del valle de V iñales, cual si lo hubiese entrevisto, acuario seco, en un presentido fondo subm arino; el voluptuoso azul de las ondas en v a ­radero cayendo, enam orado, en el rubio regazo de la dorada arena; el am orti­guado verdor de unos pinares an im án­dose al tacto ju gu etón de la b risa reto­zona; el llano de C am agüey, arom ado de cafetales; y un villorrio en la provin­cia de Oriente, con las casas colgadas de los cielos por el humo m atinal.EyN estas sensaciones se me confun- J den los m atices p lásticos con los olores, en una especie de visión per­fum ada y rendida:porque a mis ojos los fragantes brazos en armónico gesto alzó Pom on a ,p ara decirlo con el pianísim o m etafó- n ial». De esto solía yo conversar conrico de los versos prem odernistas de los cubanos v ie jo s, alguno de los cualesM artí. Pero si de la naturaleza cubana había sido en sus m ocedades coronelme quedan tan sólo fundidas, confun- de «m am bises» . Y en el diálogo encon-didas, extenuadas, extenuantes sensa- trab a una emoción p are ja a la m ía,ciones, de sus ciudades — de la cap ital pues aquellos m ism os que tuvieron quey de San tiago— me quedan, me que- com batir por la independencia, unadarán siem pre, d estacadas, precisas vez obtenida, le abrieron los brazos aem ociones, que esas no me pasan por la todo lo español del m odo m ás entra-m em oria: esas h abitan en lo m ás hondo fiable y m ás cordial. No hay en lay palp itan te de mi corazón. Por las H istoria ejem plo de pugna m ás ardientecalles habaneras yo iba de esquina a ni de m ás ardiente reconciliación, puesesquina preguntando si aún existe el si en M adrid se alza un m onum ento aCafé de la B o la o dónde estab a el los estudiantes habaneros víctim as debaile del E scau riza , como podía pre- la independencia, en cada viril pechoguntar por parientes no conocidos pero «m am bís» quedó un adm irativo cultoqueridos, por personas de la fam ilia, a Y ara del Rey.pues h acia todo sentía un cariño fami- 1 ' ••• - -- " r : jliar. L a s casas palaciegas del barrio delS E R O ese am or cálido y auténticoTem plete me eran como propias; enno se alim enta tan sólo de losesas m areantes y patricias de San tacomunes recuerdos de un ayer, porClara, me convidaban los sacos de los alm acenes o las fuentes cantarínas dereciente y em ocionante que sea. Se v iv ifica de m odo cotidiano por lalos p atios; allá , en la calle de Drago-copiosa labor de los españoles que ennes, ta l vez me esperaba un tío queCuba viven, am an y trab a jan , apor-murió en la m anigua, cap itán de latando el m agnífico esfuerzo creador deE sco lta , del que mi abuela me hablabaque dan atlético testim onio las esplén-siendo yo niño. E s que mi generacióndidas obras del Centro Gallego -—mifue acunada entre gu ajiras de «repa-hogar— y de su prim o hermano eltriad o s». ¡Todo está tan próxim o, en un Centro A stur. A sí, esa españolidad noayer tan querido!es m eram ente cosa de ayer: tam bién lo es de hoy. Y tendrá que serlo de siem-? ¡0 OR. lo mucho que la quería E sp añ a pre, pues la p u jan za de la cubanidad“ a Cuba pugnó por conservarla, im plica que se rem oce cada m añanacon un denuedo, una tenacidad ¡y su españolidad, con el barco que, desdeun sacrificio que no puso —seam os L a Coruña, le lleve nuestra sangre an-sinceros— en conservar la Am érica tigu a y fresca a esa tierra generosa ycontinental. E s que las A ntillas eran fecunda, que yo, a mi vez, llevo en mis« la s niñas de sus o jo s» , y Cuba, el ojos, con inextinguible im agen húm edam ás bello rayo solar del poniente «cole- y alegre.\13CONDE DE POXÄ.De la caña, que unía los dos,extremos, salía un humo azul.Era la primera vez que los europeos veían a un fu­mador.¡Cómo hubiera agradecido la voluptuosa Roma del Imperio un hallazgo semejante, entre los bárbaros que sometió a su yugo!¿Os figuráis a Trimalción, a Lóculo, a Nerón, en el triclíneo de pieles, después de sus menús de lenguas, que fueron gorjeo de ruiseñores; de faisanes y lam­preas, de ostras y perlas disueltas en vinagre, de ciervos y trufas, encendiendo unos buenos vegueros que coro­nasen el banquete e hicieran innecesaria la práctica glotona del «vomitorium»?El tabaco se descubrió demasiado tarde. Conocido en Atenas hubiera merecido inteligentes tratados de los cinicos o de los estoicos. Aristóteles lo hubiera enalte­cido, y Diógenes denigrado.Ovidio le habría dedicado un poema y Virgilio ha­blaría de sus plantaciones en las Geórgicas y Bucólicas, y afirmaría que de la fermentación de sus hojas nacian las abejas, dueñas como el humo, del aire.Faltó el tabaco a los barones medievales, y no fue, para los Cruzados, varonil alivio entre dos batallas.Buenos puros hubiera encendido el jovial Arcipreste de Hita, en las claras mañanas del Guadarrama, a pesar de las censuras de la Iglesia y de la opinión y crítica de los clérigos de Talavera.Jorge Manrique le habría emparejado con las «ver­duras de las eras», como metáfora para explicar la brevedad de nuestra vida.Pero le estaba reservado al tabaco la Edad Moderna. Ahora vive su Siglo de Oro.Porque en el XVHI, es todavia juego, rapé que se absorbe, pero sin la teatralidad del fuego; joya con esmaltes en las tabaqueras de oro y de plata con bri­llantes pinturas a lo Fragonard, de diosas y cielos ale­góricos y de pastoras en columpios, con orlas de pican­tes y sonrosados Cupidos.Y en el X IX es solemne. Se enreda su humo entre las negras barbas de los jóvenes románticos que quieren suicidarse; lo fuman los grandes banqueros de Parísy Londres; lo regala, en caja isabelina, el Marqués de Salamanca a Alfonso X II en una cacería de Aranjuez; lo encienden los graves doctores, de cuello alto, volte" ríanos y librepensadores, que empiezan a hablar de Pasteur.Pero el tabaco es todavia casto, varonil. No ha con­quistado la dulce boca de las mujeres.En el siglo X X , el tabaco se adueña de la otra mitad de la Humanidad.Las primeras mujeres que empiezan a fumar produ­cen escándalo.Porque el tabaco simboliza frivolidad y vida galante­es heráldica del pecado. Contra el pitillo femenino selevantan, airados, los padres, los tutores y los con­fesores.El pitillo sobre el cenicero de plata, muerto ya, cod un hilo azul y tenue, que se empieza a quebrar, ini­ciando círculos, con la dorada boquilla empurpurada por el rojo de los labios, significa fácil aventura de amor, cabaret y ojerosa madrugada.Su aliado es el «co*cktail», la alegría comprimida, la píldora de la borrachera, para estar bien, alegre y bri- Pero luego el pitillo femenino se aburguesa. Como con tantas otras cosas, el escándalo se transforma en costumbre.Las jóvenes aristócratas lo adoptan. Luego lo acep­tan las pequeñas burguesas. Penetra en las casas hono­rables. Se hace tan femenino, que parece que las mu­chachas han fumado siempre. Rima la pitillera ele­gante con el tubito del «rouge», con el espejo y la polvere. El tabaco ya domina al mundo. Los pueblos coloni­zadores lo trasmiten a las Colonias. Ya no son los «descubiertos» como los tainos, quienes lo encienden, sino los descubridores. Ya no es símbolo de barbarie, sino de civilización. De tal modo que parecería más lógico imaginarse a los compañeros de Colón encen­diendo sus pipas y sus cigarrillos al desembarcar de las carabelas, que no imitándolo de los nativos.De su origen primitivo ha conservado ̂ el culto al fuego, que el hombre civilizado, europeo, había per­dido en épocas muy remotas.C RE IA que estaba en China o en el Japón;traia la mente llena de las narraciones fabulosas de Mandavila en su «Libro de las Maravillas» y de Marco Polo, uno de cuyos ejemplares (como un cine continuado moderno), se mostraba, ata­do con una cadena, en el puente de Rialto, de Venecia, puesto a disposición de los paseantes.Soñaba con aquellos reinos fabulosos de hombres con dalmáticas de oro y negras cabezas de perro, como los de Angamán; con los indígenas cerrados, sin boca, que se alimentaban con el simple olor de las manzanas, y los extraños hombres con la cabeza dentro del tronco o con un solo pie enorme que les servía de quitasol, con las profecías antiguas y los recuerdos de la Biblia-Para él, aquella isla maravillosa — dudaba si no era parte del continente asiático— , no significaba el bal­buceo de un Mundo Nuevo, sino que estaba ligada a toda la herencia grecolatina y medieval., formando parte del Viejo Mundo, como zona desconocida del mapa de Ptolomeo.Por eso, el Almirante Cristóbal Colón, que estaba en Cuba, levantó las cortinas de damasco rojo del cama­rote y sacó, de un montón de documentos (al que acaso sirviera de pisapapeles un pesado astrolabio), una carta escrita en latín, de los Reyes Católicos para el Gran Khan.Con esta carta, unos cuantos españoles, acompañados de algunos tainos, que les sirvieron de guía, exploraron por unos días aquel campo azuleante del trópico; en­traron en la manigua.Volvieron con las manos vacias de oro. El Gran Khan no aparecía y no trajeron las bellas telas de seda, las porcelanas, ni la arqueta con perlas, como obsequio del Gran Mogol para los Reyes de Castilla.Pero eran portadores de una noticia. Esa noticia iba a valer muchisimo más oro, en el transcurso de los siglos, que las más ricas minas auriferas de la tierra.Habían visto, cerca de un poblado de chozas cónicas, con techumbre de hojas de palma, a unos indígenas con una especie de amarilla Y griega cuyos extremos introducian en las fosas nasales.Porque el hombre moderno, el de la era atómica, es portador de un trocito de hoguera en sus bolsillos, como si fuera un peludo cazador del cuaternario temblando ante la noche glacial.Un hombre de ahora si naufragase en una isla, no sabría ni aguzar hábilmente una piedra hasta transfor­marla en punta de flecha, ni tender una trampa para la caza, pero podría encender fuego como sus más leja­nos antepasados.Cuba es la patria del tabaco. No se sabe por qué, pero en un punto especial del planeta, brota el verda­dero tabaco, y nada más. Ni siquiera toda la hermosa isla posee este privilegio. Su cuna está en una zona pequeña de la provincia de Pinar del Río. Como la tierra que da el jerez, es minúscula como una alfom­bra, y el coñac y el champagne, se empeñan en nacer únicamente sobre terrenos que son menos que una mota sobre el mapa, negando, como príncipes capri­chosos, sus favores a otras regiones.Los cubanos rinden un verdadero culto a su aéreo dios. He visto sus plantaciones. Unos telones de gasa, como los fondos de mar de las funciones teatrales del siglo pasado, que convierten en buzos a sus obreros’ preservan a las grandes hojas contra los ardores de un sol excesivo, contra Jos insectos dañinos. Como sus hijos, en algunas zonas de mosquitos durante el verano, una parte del campo cubano duerme con mosquitero. La fábrica de tabaco tiene algo de conventual. Las bellas «despalilladoras», los «tabaqueros», trabajan en silencio y como en los antiguos refectorios, escuchan al «lector» que en una especie de pùlpito, va leyendo alguna apasionante historia. Los ojos del cubano han mirado, durante siglos, tan amorosamente al tabaco, que descubren cientos de matices y tonalidades donde nuestras torpes pupilas sólo separan los colores elemen­tales: el claro y el oscuro.Para empaquetarlos y presentarlos han inventado los más hábiles artificios y las más teatrales tramoyas. Unas cajas son proyectos góticos de catedrales o cas­tillos; otras, cuadradas como libros; alargadas, como estuches, y redondas y de cristal, como si os ofrecieran un bálsamo.El tabaco,enrollado a mano (con perfección tal que no sobra ni falta medio milímetro cuando se pasapor el agujero del modelo), es tratado con mimo, como a un niño. Se le envuelve en papel de plata y parece un obús o submarino; se le introduce en tubos de aluminio; en pequeños estuches de madera de cedro, se le sumerge en celofán y semeja que está debajo del agua; se le coloca dentro de un fanal de cristal, como esas imágenes sagradas, con flores y mariposas de aceite, que están encima de las cómodas.Se les ciñe cintura de colores, anillos dorados en fondo rojo, con firmas, con coronas condales o reales, con toda una heráldica de blasones de Europa, con nombres de Presidentes o de Reyes, de tal manera, que hay coleccionistas de anillos que no desmerecen de los grandes filatélicos.En el siglo pasado, los cromos de las cajas estaban impregnados de romanticismo. Eran paisajes de la isla verdes mares de hojas, entre las que nadaba algún negro de ancho sombrero de paja; y al fondo se veían las chimeneas de la fábrica, venciendo en altura a los cocoteros. Rodeaba a ésta escena una orla de medallas de oro, que eran los premios de las grandes Exposicio­nes Internacionales. También había el balcón, entre rosas, de Julieta, al que subía por escala de cuerda un Romeo vestido de terciopelo. Ahora esos cromos se han simplificado, como homenaje a la desnudez es­cueta de nuestra época.El tabaco tiene sus grandes enemigos; mucho han hablado contra él y los perniciosos efectos de su nico­tina, que es su alma y su pecado, los grandes médicos e higienistas. También los severos moralistas son muy poco partidarios suyos. Pero el tabaco no se detendrá en su marcha victoriosa.En las guerras y en las revoluciones se ha visto a hombres hambrientos que, en vez de pan, han pedido tabaco. ¡Gran derrota para quienes, como Marx, creen que el mundo sólo se mueve por el estómago y la economía!Yo, como poeta, soy aliado suyo, porque tan bello como vender sueños, es comerciar con azules espirales* Y porque me place, en una época de tedisioso materia" lismo, ver a los hombres gastarse millones de dólares para sentarse en una butaca o bajo una parra, rodearse de nubes la cabeza como un ángel, y contemplar la subida del humo, que nos obliga a mirar al cielo...EL GENERAL BATISTAY SULABOR DE GOBIERNON ACIO en Banes, pueblo de la provin­cia de Oriente, en enero de 1901. Fue bautizado en la Iglesia católica de Fray Benito Oriente, con el nombre de Rubén Fulgencio. Su padre, sargento del Ejército L i­bertador, Belisario Batista, se dedicó siempre a las labores del campo, mientras la madre, Carmela Zaldívar González, ejercía las del ho­gar. Fulgencio asistió a la escuela pública, en la que cursó varios grados, yendo después a la dirigida por don Ramón Fernández, un gran educador. Desde pequeño, fué muy estudioso; pero apenas llegado a la adolescencia, tuvo que abandonar las aulas escolares para enfrentarse de golpe, ya sin madre, a la dura escuela de la vida. Entró a trabajar al ingenio azucarero. Fué cortador de cañas, auxiliar de mecánica y pesa­dor. Después entró en los ferrocarriles, en los que ocupó puestos de reparador de vías, guar­dafrenos, retranquero y maquinista o conductor. Pero, ambicioso, comprendía que era otro el am­biente necesario a sus aspiraciones, y abandonó el hogar ocupando distintos empleos basta lograr su ingreso en el Ejército en 1921, siendo Presi­dente de la República el General Mario García Menocal. Después de dos años de servicio en la línea, a fuerza de tesón y trabajo y de estudios, que nunca ha abandonado, logra llegar a las oficinas del Estado Mayor del Ejército, se gra­dúa como mecanógrafo y taquígrafo. Gran estu­dioso de la historia de su pueblo y de los grandes hombres. Ya se adentra en los conocimientos del idioma inglés. Transcurrido el tiempo reglamen­tario, sale del Ejército, pero pronto vuelve a enrolarse, y esta vez sirve en la caballería en un escuadrón de la Guardia Rural. En una oposi­ción entre cuarenta y dos aspirantes, gana la plaza de cabo escribiente. La situación de Cuba, bajo el gobierno de Machado, se hace tensa: ¡el pueblo sufre y el dictador aprieta! Batista, desde su puesto de sargento taquígrafo, sirve a la revolución. Así comienza a destacarse ante la Historia. Cae Machado y le sucede Céspedes, pero la revolución lo tilda de reaccionario, y el 4 de septiembre de 1933 los estudiantes, los sargentos y algunos intelectuales dan el golpe que hace de Batista el jefe de la revolución y el dueño de los destinos de Cuba durante once años ininterrumpidos, primero como jefe del Ejército; luego, de 1940 a 1944, como Presi­dente constitucional de Cuba.El 4 de septiembre surgieron en Cuba dos lideres que reemplazarían a los viejos caudillos de la política criolla: Batista, en Columbia; Grau, en el Palacio presidencial. Pero el caos se apodera, violento, de la República y amenaza dar al traste con su independencia. Ante el pe­ligro de que la situación se agreve, al extremo de hacer necesario el desembarco de fuerzas americanas de los barcos que en zararrancho de combate están surtos en el puerto, surge la fórmula que garantiza Batista con el control militar por respaldo y se designa para ocupar la Presidencia al prestigioso jefe del partido Unión Nacionalista y médico distinguido, coronel Car­los Mendieta y Montefur. Pero la influencia de Batista predomina: y paso a paso va imponiendo los puntos de su obra revolucionaria.POLITICA INTERNACIONALE N el campo internacional, Cuba logra de los Estados Unidos la abolición de la enmienda Plat, que, como apéndice de la Cons­titución de 1901, otorgaba la facultad a los Estados Unidos de intervenir en los asuntos internos de Cuba cuando las circunstancias, a juicio de ellos, así lo aconsejaran. Prácticamente, pues, Cuba no fué plenamente soberana hasta que la enmienda Plat quedó suprimida.En el campo nacional, la labor de Batista fué múltiple. Si bien el poder civil lo ejercía el Presidente de la Bepública, nada se hacía sin la intervención del jefe del Ejército, entonces coronel Batista, quien, como hijo del pueblo, conocía las tragedias de la población pobre, y se disponía a desarrollar un plan, tendente a ir resolviendo las mismas a medida que los recur­sos económicos y la situación política lo fueran permitiendo. Las reformas más importantes de Batista en este período de 1934 a 1940 se con­traen a los siguientes sectores: Reformas de carácter económico, reformas educacionales, so­ciales y de asistencia pública.REFORMAS ECONOMICASPolítica cafetalera.— En septiembre de 1934 creó el Instituto Cubano de Estabilización del Café, planificando la producción de acuerdo con el consumo, con objeto de mantener precios remunerativos.Politica bancaria.— En 1936 se creó la Comi­sión Técnica de Legislación Bancaria y Mone­taria, que tuvo a su cargo realizar estudios con los técnicos del departamento del tesoro de Wàshington durante 1937, sobre los diferentes aspectos del problema cubano relativo a la mo­neda y al crédito, redactándose con el resultado de esos estudios un memorándum que contenía las medidas que debían adoptarse para organi­zar el sistema bancario y monetario, surgiendo de aquí los proyectos para crear el Consejo Su­perior Bancario, el Banco de la República y el Bando de Crédito Agrícola. Se siguieron estu­dios hasta el año 1942, en el que ya siendo Ba­tista Presidente de la República, en su mensaje del 30 de junio elevó a la consideración del Con­greso el proyecto de ley que luego fué discutido y aprobado durante el gobierno de Prío, creán­dose el Banco Nacional de Cuba, como produc­to de los estudios realizados a iniciativa de Batista desde el año 1937.Fondo de estabilización de la moneda.— Creó la reserva de oro físico que en más de cien mi­llones dejó depositado en el Banco Federal de los Estados Unidos para respaldar la emisión de moneda cubana, siendo por,ello que la misma disfruta de tan sólida estabilidad. Cuando asu­mió el poder como Presidente, en 1940, el «per-cápita» en Cuba era de $ 38.64; al aban­donarlo, en 1944, era de $ 90.12.A medida económica más revolucionaria y de mayor trascendencia es la Ley de Coordinación Azucarera, tendente a evitar que el pequeño colono cubano se quedara sin moler sus cañas, mientras los hacendados o dueños de los ingenios molían las suyas. La situación, por tanto, de los colonos cubanos de menos de treinta mil arrobas había sido hasta entonces de verdadera ruina: casi todos tenían sus propie­dades hipotecadas y se encontraban padeciendo la mayor penuria. Los jornales que se pagaban eran de miseria, por lo que la utilidad que ren­dían las zafras azucareras, primera fuente de riqueza de Cuba, en un 80 por 100 se iba del país, puesto que los ingenios, en su mayoría, eran propiedad americana. La Ley de Coordina­ción Azucarera, garantizando las moliendas de sus cañas a los pequeños colonos, logró el pon­derado equilibrio de todos los factores vitales que intervienen en la industria azucarera, pro­curando el mayor beneficio para el país; puede decirse que a la Ley de Coordinación Azucarera, así como a su complementaria de moratoria para los colonos, se debe la prosperidad casi sin lími­tes de que actualmente disfruta la República.Comisión ele Fomento Nacional.— Fué creada para realizar obras de ingeniería, tendiendo a estimular el fomento de nuevas fuentes de rique­za, mejorar las condiciones de transporte y de cultivo y garantizar el buen estado de los pro­ductos, conservándolos hasta permitir su racio­nal distribución, para lo que se crearon los al­macenes frigoríficos en las zonas de mayor producción agrícola, y se proyectaron regadíos, caminos vecinales, carreteras auxiliares, acue­ductos, alcantarillados y pavimentaciones, al­gunos de los cuales fueron realizados y otros dejados en trámite de realización al asumir el poder el Partido Auténtico.Producción agrícola.— Desde 1936 se procuró diversificar la producción, fomentándose el cul­tivo del henequén en la provincia de Matanzas, de las plantas oleaginosas para producir aceite, zonas productoras de arroz en gran escala, in­cremento de la avicultura e implantación de grandes fábricas de derivados de la leche: quesos, mantequilla, leche condensada, etc. Se realiza­ron estudios para mejorar los pastos, fomentán­dose el cultivo de la morera, que elevó el rendi­miento de las vacas lecheras, y se crearon, en 1941, las Misiones Rurales de Superación Fe­menina, que durante la guerra sirvieron de efi­caz auxiliar, cultivando más de treinta mil huertos caseros con semillas suministradas por el Ministerio de Agricultura y bajo la dirección de esta periodista.REFORMAS EDUCACIONALESEN 1936 se implantó la educación cívico rural, que era impartida por sargentos misioneros del Ejército regular, para lo que se creó en el mismo el Cuerpo Auxiliar de Cultura. Se crearon mil setenta escuelas rurales nuevas, diseminadas en todo el territorio nacional y adentradas en los más inaccesibles lugares del campo, a los que nunca había llegado la voz de un maestro. Como complemento a estas escue­las se crearon cuarenta Hogares Infantiles Cam pesinos, a guisa de escuelas superiores de in­ternos, estilo de escuelas prevocacionales que representan un lazo de unión entre la escuela primaria rural y la enseñanza secundaria rural. En estos Hogares, a más de los alumnos» y el maestro normalista, vivían los misioneros. Cada misión estaba integrada por un pedagogo, una hogarista, un maestro de oficios o agrícola y un técnico de salubridad rural, encargado de la vacunación, análisis y divulgación de conoci­mientos acerca de la higiene del hogar y per­sonal.Escuela Normal rural «José Martí».— Se cons­truyó en Rancho Boyeros, provincia de La Ha­bana, para graduar maestros especializados en la enseñanza rural.ULCEIdílicas..! Tu cielo es un cielo vivo, n un envés de estrella. , rûityS L Alostí)delpueblan de miel la urdimbre de tus frondas; allísirenas desinar.iglò de los delfines antiguos y lasvibra el zunzún desprendido del iris sinsontes.destilan música vivaVértebras de cobre tienen tus serranías, y mágicos crepúsculos se encienden bajo el fanal de tu aire.Descanso de gaviotas y petreles, avemaria de navegantes, antena de América; hay en ti la ternura de las cosas pequeñas y el señorío de las grandes cosas.Sigues siendo la tierra más hermosa que ojos humanos contempla­ron. Sigues siendo la novia de Colón, la benjamina bien amada, el Paraíso Encontrado.Eres, a un tiempo mismo, sencilla y altiva como Hatuey; ardiente V casta como Guarina.Escarchada de sal y de luceros, te duermes, Isla niña, en la r Trópico., Te reclinas blandamente én la hamaca de las olas.nochepaz sobreEres deleitosa como la fruta de tus árboles, como la palabra de tu \ nóstol.Hueles a pomarrosa y a jazmín; hueles a tierra limpia, a mar, a cielo.Cuando te pintan en los mapas, a contraluz sobre ese azul intenso de litografía, pareces una fina iguana de oro, un inanjuarí dormido allor de agua...Pero también pareces un arco entesado que un invisible sagitario blande en la sombra, apunta a nuestro corazón.Isla grácil, te visten las auroras y las lluvias; te abanica el terral; te bailan los solsticios de verano.Como Diana, libre y diosa, no quieres más diadema que la luna; ni más escudo que el sol naciente con tu palma real.- La mala bestia no medró en tus predios y jamas ha muerto en ti un solo pájaro de frío.Tiene! la rosa de los vientos prendida a tu cintura; tus mayos están llenos de cocuyos; tus campos son de menta, y tus playas, de azúcar.Abaras de San José en trance de boda, tórnanse todos los gajos secos clavados en tu tierra taumatúrgica. Rocas de Moisés, todas tus piedras preñadas de surtidores.Vela un arcángel escondido tras cada zarza tuya, y una escala de Jacob se. tiende cada noche pára el hombre que duerme en ] tu suelo.Otra escala sutil es para él, el humo rosa del tabaco que alegra las siestas y le aroma de sueños el camino.Para el hombre hay en ti, Isla clarísima, un regocijo de ser hombre, una razón, una íntima dignidad de serlo.Tú eres por excelencia la muy cordial, la muy gentil. Tú te ofreces a todos aromática y graciosa como una taza de café; pero no te vendes a nadie.Te desangras a veces como los pelícanos eucarísticos; pero nunca, como las sordas criaturas de las tinieblas, sorbiste sangre de otras criaturas.Isla esbelta y juncal, yo te amaría aunque hubiera sido otra tierra mi tierra, pues también te aman los que bajaron del Septentrión bru­moso, o del vergel mediterráneo, o del lejano país del loto.Isla mía, Isla fragante, flor de islas: tenme siempre, náceme siem­pre, deshoja una por una todas mis fugas.A7 guárdame la última, bajo un poco de arena soleada... ¡A la orilla del golfo donde todos los arios hacen su misterioso nido de ciclones!Catedral de Santiago. Su construcción data de principios del XVï.a novia»ns (lionas sonSTE gran alfange sobre el mar que es Cuba, la isïa más hermosa de las Antillas, qu? “ parte por gala en dos” vientos y corrientes, que como un paraíso sin sorpresas — porque es así, y el mundo yurV fnÌ{ ( 1i ”\Arriba: Uno de los más bellos puertos es el de Muriel, cerca de La Habana.A la izquierda: Pinar del Río. Salto de Soroa, en la sierra de los Hórranos.ímn.0Mtj.awSantuario de El Cabe, en la. ruta de devoción mariana del pueblo cubano.22w ' J Ü É *U Tjñ TP •-z i r j j —i-ílp i||iiiuf1 !Ir I¡ ¡ dUna de las más típicas calles de Trinidad, antigua y moderna a un tiempo. Monumento evocativo al soldado español en la lema de San Juan, Santiago.Nombres castizos,,nombres llamativos, nombres industriales, se disputan el balconaje en esta calle de Santiago, resumen de la actividad comercial.f i£F&¿$£ G qu£MvtvaChinaALMACENES23Recordando un tanto a las barracas valencianas de España, por los cafetales, por los ingenios azucareros, nos sorprenderá siempre gratamente la apari­ción del familiar bohío. De rigor en el paisaje de la Isla, la pequeña edificación de cañas es señal de sencillez y cobijo a la umbría del trabajador.Una plantación de tabaco en la mundialmente famosa región de Vuelta Aba jo. Entre las bellezas de la Isla destaca la claora y serena bahía de Santiago.24D ESDE la gracia urbana y cosmopolita de los últimos edificios, hasta el patio en sombra de la casa solariega, con regusto y memoria co­loniales, La Habana juega al ayer y al hoy, entre el tiempo, con su propia y universal fi­sonomía. Aunque su puerto no fuera el más importante de las Antillas, aunque sus redes de comunicación terrestres, marítimas y submarinas no la situaran en un lugar privilegiado en el mundo por su importancia comercial y fabril, aunque su industria no fuera una fuerza en aumento que con­firma muchos de sus naturales privilegios, La Ha­bana tiene nombre y sabor sobre los siglos y su capi­talidad en el mundo tiene jerarquía auténtica y an­cestral.A las edificaciones históricas suma hoy dia enor­mes espacios de modernísima construcción, donde la liberación de las «zonas verdes» ha sido celosamente cuidada. Para ello ha favorecido mucho su situación y su latitud, pero el fervor del cubano por la belleza y devoción a lo artístico han hecho de La Habana una de las ciudades de más grato sabor urbano.La ciudad fue fundada en 1519 por Diego de Ve­lázquez, y pronto se convirtió en la principal esta­ción naval española en las Antillas. Hoy La Habana, principal centro de cultura del Archipiélago, presenta un porvenir incomparable al mundo. Y su vida, sus gentes, sus costumbres, llenas de diferenciación y de encantadora diversidad, son un magnífico ejemplo de constancia y virtud ciudadanas siempre en auge.La silueta elegida para dar una visión del perfil ar­quitectónico habanero ha de ser siempre el Capitolio.25Una de las calles más típicas de la ciudad es la de Cuarteles. Al fondo el magnífico Palacio residencial.El famoso Malecón de La Habana. Dócil el mar, parece extenderse con sosiego, obediente a la nueva distribución de la tierra hecha por la mano del hombre.El edificio central de la Radio Cubana destaca en el paisaje urbano su moderna silueta blanca, contra la que resalta la gracia característica de las palmeras.Monumento a Máximo Gómez, en la Av. de las Mi­siones. Detrás, la casa del prócer jerezano G. Gordón.Este es el aspecto que ofrece la ciudad vista desde el Castillo de Atares. Las viejas piedras sirven de atalaya.Una de las obras más importantes realizadas en el plan Batista ha sido ésta del Palacio de Convenciones y Deportes, verdadera novedad artística y arquitectónica.El gran Sanatorio Central Antituberculoso de Topes de Collantes, que será el mejor de Hispanoamérica.La catedral es, además de uno de los más bellos ejemplares del barroco colonial hispanoamericano, un ¡lustre vestigio que acredita la solera de la ciudad caribe.La vieja fortaleza de El Morro, avanzada enhiesta de toda la bahía, es para La Habana ese edificio clave que en toda ciudad perfila característicamente su silueta..La Habana y sus espacios verdes. He aquí el verde habanero, manifestado en el anchuroso espacio de la joven Av. de los Presidentes, gala de la capital de Cuba.La arquitectura moderna, confort y belleza simplificada, encuentra en La Habana campo propicio, como demuestra este edificio de la Avemlda de las Misiones.Cuba es como un gigantesco paraíso enclavado en las aguas del Caribe. Río Cristal, retiro de las proximidades de La Habana, es el lugar ideal para el descanso.El Caribe, el mar de la primavera eterna, es quizá el más apto de todos los mares de la tierra para los deportes náuticos. Un grupo de yates en el Club Internacional.28LA POESIANO todos, desde luego. Tampoco los mejores, acaso. Esto no pretende ser más que una antología “de urgencia” ; una colección de nombres que den por los demás, por el bosque ya ingente que es la poesía cubana de los últimos años, un panorama lírico, solamente apuntado, para que el lec­tor avisado pueda recordar y subrayar cada verso, para que el nuevo lector tenga una llamada de aten­ción hacia la poesía cubana, tan pródiga en inspiración como en nombres. Estos ¡diez poetas de la pre­sente selección, sustituíbles sin duda en todo caso por algunos otros, son los que han completado nues­tro posible y, desde luego, insuficiente espacio. La poesía de ellos está ahí, invocando vuestro atento ocio, lanzando con el son caliente ei clarinazo lírico de un pueblo que pareciera nacido para cantar.S O N E T O S1.S i n el recuerdo ya, fuego invisible, ahora salamandra pasajera, nunca dijo la suerte que muriera metida el alma en el ardor posible.Late venas su cántico sensible, y ya lejana mira tan ligera atormentada mariposa, fuera, sin cáliz en la noche indivisible.Llama por cielos ciegos sordas voces pegadas en mitad de su desvelo por impulso de lágrimas veloces.S i hay nube roja, y absoluto cielo, y mirada con luz, y tibios goces, qué lejos van de su agitado vuelo.2.Esta luz que se cruza apresurada con el vuelo de un tibio pensamiento, viene de verte bajo el ancho viento y pone un beso ardiente en la mirada.Ya no hay camino, n i hay alcor, n i nada que haga su dardo, que en el alma siento, de más hondo latir, más puro acento, cuanto de menos fuerza disparada.Luz que de estar conmigo se consuela para el viaje sin rumbo n i medida que ha de oponer al mal que la desvela,sabe ya, por su fuerza dividida, toda la gracia eterna con que vuela para llegar al centro de m i vida.Eugenio F L O R I T .POEMA DE LA JICARAicara.¡Qué rico sabor de jicara gritar: “Jicara” !¡Jicara blanca, jicara negra!Jicaracon agua fresca de pozo, con agua fresca de cielo profundo, umbrío y redondo.Jicara con leche espesa de trébol fragante—bre— con cuatro pétalos tibios Pero... no, no, no, no quiero, jicara blanca ni negra.Sino su nombre tan sólo -—sabor de aire y de río—.Jicara.Y otra ves: ‘Jicara” !Em ilio BALLAGASU N A V E , U N P A I S A J E , EL S O L , . .N A C I M I E N T O DE C R I S T OPor darle eternidad a cuanta alma en hombre, flor o ave se aprisiona, sustancia eterna ya brindóse en palma salvando del martirio a la palomaLa blanca sombra y el gentil aroma que sus carnes exhalan; y» la calma de angustias plena que la frente asoma, alma sin par desnudan en su alma.Siendo recién venido eternidades a sus ojos acuden en tristeza.Ya nunca sonreirá. Hondas verdadesciñéndole en tinieblas la cabeza, van a ocultar su luz, sus potestades, mientras en sombras la paloma reza.G astón BAQUEROU n ave, un paisaje, el sol, mi madre, cualquier rama, me dicen: “Adiós, soy lejano y misterioso.”Y mis sentidos,y la noche y los astros, danen su viaje eterno una señal profunda.No quiero irme sin haber bebido mansamente la sangre de mis sueños.Esta poesía de sueño, ¿por qué se me hace como agua de segura niñez? No es mía, es de celestes refrescaderos.¿Es un eco que choca en mi frente de la aurora esperada?S amuel FEIJOODesnudo hasta la muerte está mi pensamiento, en su puerta silenciosa.Vestido sin terror para esos ojos...Absorto quedo ante una luminosa ventana de girasoles, sintiendo crecer extrañas melodías.29E L L E N T O F U R O R B A I L A D O R AH ie rve el sagrado cieno de la luna en mi patio, bajo los toscos plátanos de paz supersticiosa.Moras junto a la estatua exaltada, ¡oh, mortecina; oh, pompa sofrenada por ascuas taciturnas!Tirante piel del mundo como un ardiente oído. Pero nada al desvelo arriba y abismada, la doncella es un pozo de inviolada,memoria.Pero lentas, las barcas, se obstinan remotísimas.A mis pies, mi esperanza, como un manto armonioso, para que el dios reemplace mi cuerpo paso a paso. Moras en donde quiero no padecer, ¡olí, forma que me espera hace siglos de fulgor ceniciento!Son los jóvenes aires de carne alucinada, es la extraña intemperie que sumerge y divide, un acecho, una tribu renacida del fondo del légamo, tañido con furia imperturbable.Los mundos suplantados por su ancestro, la lluvia frenética de llamas de luna o disiparse.Isis alta y de rostros que se escapan durando, toca el pueblo de nimia figura cavilosa.Mi aldea en la floresta de un tapiz extraviada, vasto como una edad el delirante espacio.Sobre Chipre delgadas caballeras rezuman y un sonido me enreda como desdén y fiebre.Bajo los toscos plátanos de mi patio la luna semejante a los labios manchados por un cántico, semejante a la estatua voraz en que me sueño ceñido de fulgente locura mortecina.O c t a v io SMITHVELORIO DE P A P A MONTEROQuemaste la madrugada con fuego de tu guitarra: zumo de caña en la jicara de tu carne prieta y viva, bajo luna muerta y blanca.El son te salió redondo y mulato, como un níspero.Bebedor de trago largo, garguero de hoja de lata, en mar de ron barco suelto, jinete de la cumbanclia:¿qué vas a hacer con la noche, si ya no podrás tomártela, ni qué vena te dará la sangre que te hace falta, si se te fué por el caño negro de la puñalada?¡Ahora sí que te rompieron,Papá Montero!En el solar te esperaban, pero te trajeron muerto; fué bronca de jaladera, pero te trajeron muerto; dicen que él era tu ecobio, pero te trajeron muerto; el hierro no apareció, pero te trajeron muei'to...Ya se acabó Baldomero,¡zumba, canalla y rumbero!Sólo dos velas están quemando un poco de sombra; para tu pequeña muerte con esas dos velas sobra.Y aun te alumbran, más que velas, la camisa colorada que iluminó tus canciones, la prieta sal de tus sones, y tu melena planchada !¡Ahora sí que te rompieron,Papá Montero!Hoy amaneció la luna en el patio de mi casa; de filo cayó en la tierra, y allí se quedó clavada.Los muchachos la cogieron para lavarle la cara, y yo la traje esta noche, y te la puse de almohada.N ico lá s GUILLEND ER U M B ABailadora de guaguancó, piel negra, tersura de bongó.Agita la maraca de su risa con los dedos de leche de sus dientes.Pañuelo rojo — seda— , bata blanca — almidón—-, recorren el trayecto de una cuerda en un ritmo afrocubano deguitarra, clave y cajón.“ ¡Arriba, María Antonia, alabao sea DióP'’Las serpientes de sus brazos van soltando las cuentas de un collar de jabón.R amón GUIRAOE S T A N C I A S A L A P O E S I A\J U E G O S DE A G U ALOS juegos de agua brillan a la luz de la luna como si fueran largos collares de diamantes:Los juegos de agua ríen en la sombra... Y se enlazan, y cruzan y tintilan dibujando radiantes garabatos de estrellas...Hay que apretar el aguapara que suba fina y alta... Un temblor de espumas la deshace en el aire; se vuelve a unir..., desciende luego, abriéndose en lentos abanicos de plumas...Pero ni irá muy lejos... Esta es agua sonámbula que baila y que camina por el filo de un sueño, transida de horizontes en fuga, de paisajes que no existen... Soplada poi un grifo pequeño.¡Agua de siete velos desnudándote y nunca desnuda! ¡Cuándo un chorro tendrás que rompa el bro­de mármol que te ciñe, y al fin por un instante [che alcance a traspasar como espada, la noche!Ciega nube, tu ausencia avanza silenciosa del olvido.Oh dulce transparencia, flor clara de mi oído, herida sombra, pálido gemido!Un rumor de agua viva en el cielo más hondo de mi frente, desata la cautiva rosa que dulcementeflota en mi sueño como en limpia fuente.Tu sombra mi alma llena de un temblor sereno de diamante, sobre la casta arena de esta orilla distante por donde ardiendo va mi voz errante.Mi' sangre pasa, ilesa, entre estatuas deshechas y ciudades, ya desatada y presa entre las tempestades, allá junto a las altas soledades.¡Penumbra traspasada por un fulgor que mi recuerdo niega! Agónica alborada que en mi pecho congrega, fronda mortal que el viento no navega.Afuera ya se inmola la más secreta llama de tu fuego, en la morada solaS U S U ET raste de ámbar por su sueño toca, y tiene en dura corona regodeo. Botadlas, a lebrel y pájaro convoca dulce verano de pinta y festoneo.La hoja de oro, de tu cielo gota, trocada en nuevo sueño deletreo.En esa altiva hoja pronto agota las minas de malva y errante paladeo.donde mi flor te entrego y atravieso la noche herido y ciego.Mi soledad levanto a un claro firmamento de dulzura; pero insiste tu llanto, y tu lágrima impura deshabitado imperio me asegura.Junto al amor, borrosa, sonadamente flotas en mi espejo como desnuda rosa que súbito reflejo delata en la penumbra silenciosa.Mas la ráfa*ga, fría, arrebata de pronto a mi locura tu fugaz melodía.Y por mi tierra durala tiniebla de nuevo se apresura.Yen y anega mis ojos, dispersa mis despojos con tu música espesa y escondida, permite que en tu buida vaya toda la sangre de mi herida.Guarda mi sombra y sella mi nombre que tu cántico eterniza; borra mi turbia huella y deja que tu estrella remueva con sus alas mi ceniza.J usto RODRIGUEZ SANTOSN O T O C APor dondequiera, en hojas, tu albedríp, hasta en el mar creciendo tu corona y en cada hoja la estación de gloriaabre un castillo ai ciervo del estío.Y el más celeste junio vuelve y perdona llamas, al viento, nieve a la memoria.J osé LEZAM A LIM AV » 31MEDIO S I G L O DE E C O N O M I C A DEiP O R A N TNO resulta tarea fácil hacer una ligera revisión del desenvol­vimiento económico de Cuba desdq el inicio de su indepen­dencia en 1902 a la fecha, porque es indispensable seña­lar hechos que requieren atención deta­llada; pero trataremos de condensar, dentro de las limitaciones de este trabajo periodístico, lo más importante que acredita esta etapa de nuestra vida republicana.I,— TIERRA Y PRODUCCIONDesde la época de la colonización, la principal de las actividades económicas cubanas es la Agricultura. El censo de 1943 reitera que el 40,9 por 100 de nuestra población se dedica preferente­mente a labores agrícolas y conexas. En 1902, las tierras cultivadas en Cuba se distribuían en un 48,9 por 100 de caña, 11,5 por 100 de boniato, 9,6 por 100 de tabaco y el resto en plátanos, maíz, malanga, yuca, café, cocos, papa, arroz y otros frutos menores. En 1952, la superficie cultivada se dedicaba en 57 por 100 a la caña, 10 por 100 a plá­tanos, 7,5 por 100 al maíz, 3,8 por 100 al café, 2,7 por 100 al tabaco y el resto a otros cultivos menores, como los se­ñalados antes. La comparación demues­tra que la caña siguió progresando, mientras el boniato, el tabaco y otros frutos menores perdieron rango.Cuando los precios del azúcar se fue­ron consolidando, las superficies cultiva­das variaron notablemente para dedicar la mayor parte de ellas a la caña; pero la experiencia de las crisis azucareras ha servido, conjuntamente con las épo­cas de escasez de abastecimientos, para desarrollar numerosas otras explotacio­nes o industrias agricolas que han con­solidado la economía agrícola cubana.Hoy día, a más de la caña de azúcar, se han intensificado los cultivos del café, del arroz, del maíz, de fríjoles, de patatas, de frutos y vegetales para la exportación, piñas, naranjas, etc., ade­más de explotarse con mayor intensidad la avicultura y la apicultura.El azúcar.El azúcar se ha impuesto como la «columna vertebral» de la economía cu­bana. De 171 centrales azucareras que había en 1902, pero de mediana y pe­queña producción, hoy existen 161 más modernizadas, la mayor parte electrifi­cadas, pero que producen —con ser menos— cinco veces más, y mientras la zafra de 1902 llegó a 850.181 tone­ladas,,con un valor de $ 34.850.584, la de 1951-52 ascendió a 5.589.232 tone­ladas, con un valor de $ 682.998.000. Hoy esta industria, integrada por 237 manufacturas diversas, ocupa a cer­ca de 500.000 obreros y empleados, y hay en ella invertido el 65 por 100 del total invertido en las industrias del país.El tabaco.El tabaco ha perdido terreno de 1902 a la fecha. Ocupó casi siempre el segun­do lugar en la riqueza económica de Cuba, y ahora está en el cuarto, siendo superado por la ganadería y la caficul- tura. Los más altos precios y las crisis en los mercados exteriores han afectado notablemente a la industria del «Habano torcido», pero éste sigue siendo conside­rado como el m ejor tab aco del m un do . En 1903 el precio promedio por 100 libras de tabaco en rama era de $49,45, que subió en 1951 hasta $ 79,75; y el precio promedio por millar de tabacos torcidos a mano era en 1903 de $ 63,32, mientras que en 1951 era de $ 184,69. La crisis del tabaco tiene una sola solución: am­pliar las ventas a los mercados exterio­res, para atender las cuales hay en todo el país cerca de 1.400 fábricas y talleres de torcer y cerca de 240.000 em­pleados y obreros. El Gobierno realiza gestiones con la finalidad de aumentar las ventas y reducir los elevados costos de producción que hacen casi imposible la competencia del más genuinamente cubano de nuestros productos.El café.El café, al igual que el tabaco, ha sufrido en Cuba numerosos altibajos. Al inicio de la Independencia, el cultivo del café se había reducido a 137.852 cor­deles, mientras que en 1952, y tras veinticinco años de dura lucha por pro­teger la producción nacional, abarcaba 6.768 caballerías, con un promedio de producción de unos 670.000 quintales de 100 libras, y un valor de producción bruto de $ 9.000.000. En años recientes fué necesario recurrir a importaciones para atender la alta demanda del mer­cado nacional; pero recientemente el actual Gobierno ha dictado disposicio­nes protegiendo los precios para el cáfi- cultor, para los industriales y rebajando el precio de venta al público consu­midor.Ganadería.Hoy, cincuenta años después de la proclamación de la Independencia de Cuba, la ganadería ocupa uno de los lugares preferentes en las bases de nues­tra economía. De cerca de 3.500.000 ca­bezas que existían en 1902, en la actua­lidad el censo que se confecciona está acusando cerca de 4.000.000 de cabezas de ganado, vacuno principalmente. La Habana, principal mercado consumidor del país, consume un promedio de 900 re­ses diarias de 1.000 libras cada una. Las crisis en el abastecimiento de carne han ido en aumento constante desde el inicio de la segunda guerra mundial, y precisamente en marzo de 1952, al asu­mir el Gobierno el Presidente Batista, se atendió urgentemente el problema, permitiendo la libre importación de car­ne congelada de los Estados Unidos de América, y se estableció un subsidio para auxiliar a los ganaderos. Hoy, el abastecimiento está normalizado y se están haciendo profundos estudios para terminar con estas crisis anuales de la ganadería, que se agudizan más en las épocas de intensas sequías que afectan regularmente al país.Minería.La minería, que fué la primera de las explotaciones industriales nativas des­arrolladas por los colonizadores, fué que­dando relegada al agotarse los yaci­mientos de oro. Al inicio de la Repú­blica, Cuba sólo exportaba algún mine­ral de hierro y cobre. En 383 años de de actividad minera, Cuba había expor­tado minerales por un valor total (hasta 1897) de $31.000.000. Sin em­bargo, dados los avances de los progre­sos industriales establecidos con pos­terioridad a la primera intervención norteamericana en Cuba, la producción desde 1898 a 1943 ascendió a un valor de $ 378.000.000, que representa el 18,4 por 100 más en valor, en un pe­ríodo de tiempo 7,1-2 veces m en or, en comparación con la época colonial.Los minerales cubanos son casi todos de bajo rendimiento; pero en la actua­lidad se explotan: cobre, cromo, hierro, manganeso, níquel, barita, magnetita, silica y kaolín. Hay también en explo- ción yacimientos de petróleo y de nafta; de mármoles, de piedras de construc­ción, etc. Desde hace unos cinco años a la fecha se han intensificado las inves­tigaciones mineralógicas, en muchos ca­sos con provechosos resultados. Los más reconocidos expertos geólogos estiman que el estancamiento de la minería cu­bana tiene su principal origen en que se desea tenerla como elemento de «reserva», y a que, además, carece por ahora de plantas de concentración.Producción foresta!.La riqueza forestal de Cuba, otra de las antiguas bases de su economía, ha ido decreciendo en los últimos años, en cuanto a las áreas maderables; pero, sin embargo, se ha adelantado mucho en la industrialización y aprovechamientos forestales. El auge del azúcar ha sido uno de los factores adversos a nuestra riqueza maderera, pues se talaron mi­llares de caballerías de tierras para dedi­carlas al cultivo de caña. Las maderas cubanas de mayor valor y aplicación son la caoba y el cedro, pero se utilizan tam­bién el pino, la majagua y otras especies útiles para construcción,- traviesas de ferrocarril, postes, etc. Desde hace algu­nos años se ha prohibido la exportación' de maderas y se ha desarrollado una intensa política de repoblación forestal del país.V I D AC U B AN I O R I C C A R D IAvicultura, pesca, apicultura, etc.La avicultura, la pesca, la apicultura y las explotaciones de frutos menores y vegetales para la exportación, han co­brado extraordinaria importancia en nuestra economía agrícola si compara­mos sus cifras con las del inicio de la República. En este orden, Cuba pro­duce prácticamente hoy día la mayor parte de estos productos que requiere el consumo.La economía industrial cubana se fun­damentó en la época colonial en unos pocos productos: maderas, carnes, cue­ros, azúcar y miel, tabaco y café y mi­nería; pero la producción de entonces y las necesidades de los mercados exte­riores no daban ni una remota idea de lo que podría llegar a ser la industria en Cuba cincuenta años más tarde.Las industrias.Pasando rápidamente una ojeada so­bre el desarrollo industrial provocado por el mejoramiento del precio del azúcar en la primera guerra mundial, por el inicio de la política nacionalista del Pre­sidente Machado, que en 1927 modificó los aranceles para crear nuevas indus­trias en Cuba, y por la política de pro­tección al inversionista y al fomento industrial, iniciada por el Presidente Ba­tista a raíz de entrar Cuba en la segunda guerra mundial; señalaremos que Cuba cuenta hoy con fábricas de tejidos, za­patos, ropa interior, aceites vegetales, pinturas, pastas dentríficas, perfumes, quesos, mantequilla, derivados de la carne, leche condensada y evaporada, envases de madera, cartón, vidrio y papel; lámparas de vidrio y metal, pro­ductos farmacéuticos, refinación de pe­tróleo y sus derivados; deshidratación de frutos y vegetales; concentrados de minerales de cromo, fábricas de gomas y cámaras para autos, sacos para enva­sar azúcares y abonos, talla de diaman­tes, etc.En resumen, la estructura industrial cubana está integrada, según el estudio que sobre ella acabamos de realizar, por alrededor de 19.000 manufacturas dis­tintas, con un valor estimado en $ 1.702 millones de dólares, que dan ocupados a más de 1.062.417 empleados y obreros.I I — C O M E R CIO,COMUNICACIONES,T R A N S P O R T E ,T R A B A J O YS A L A R I O SEn nuestros primeros cincuenta años de vida republicana, el total de nuestro comercio exterior ha sido de $ 24,539 mi­llones de dólares, de cuya cifra $ 14.139 millones han correspondidóXlas expor-32taciones y S 10.345 a las importaciones, produciéndose un balance a nuestro * }avor de más de $ 3.847 millones.De las exportaciones cubanas de 1902 a la fecha, el azúcar ha ocupado, como promedio,,el 80 por 100, el tabaco el 11 por 100 y otros productos y artícu­los el resto.La actual política de comercio exte­rior de Cuba está sustentada en la Ley 14 de 1934, que regula la aplica­ción de los beneficios arancelarios según sea el saldo favorable o no a Cuba en su intercambio con el resto de los países durante el año anterior, y por la Carta Internacional de Comercio. Cuba tiene concertados tratados y convenios de comercio con Estados Unidos, España, Chile, Francia, Inglaterra, etc.Comercio Interior.cipales mercados de consumo y de ex­portación.En la actualidad cuenta el país con más de 750 oficinas postales disemina­das por todo el territorio nacional; el Telégrafo del Estado abarca una red de más de 15.000 kilómetros con 560 es­taciones locales; los servicios cablegrá- ficos y radiotelegráficos están constitui­dos por cinco compañías conectadas por hilos propios directos a las más impor­tantes ciudades del extranjero; y en lo que respecta a los servicios de teléfonos, radiodifusión y televisión, el primero dispone del control total de este tipo de comunicación local y de larga dis­tancia (iniciado en 1909), existiendo en la actualidad más de 124.000 teléfonos en todo el país. El radio está represen­tado por 75 emisoras en todo el país, y la televisión por dos plantas tele-emi­soras, estando en construcción otra más.población y del Trabajo en Cuba en los últimos cincuenta años.OCUPACION EN CUBA 1900-19521900 1943 1952% de la po­blación:Agricultores, pesca­dores, mineros ysimilares............ 299.197 40,9% 39,9%Comercio y trans­porte.................. 79.427 22,4% 23,4%Manufacturas e in­dustrias mecáni­cas..................... 93.034 29,8% 30,1 %Servicios profesio­nales.................. 8.736 3,7% 2,8%Servicios domésticos y personales...... 141.936 1,2% 1,6%Sin ocupación lucra­t i v a ............................. 950,467 2,0% 2,2%Seguro obligatorio contra Accidentes del Trabajo y asistencia médica en todo caso; 8) jornada máxima diaria de ocho horas, beneficiándose con jornal extra cuando labore más tiempo del que le corresponde; y muchos otros beneficios que superan grandemente los mínimos de reglas de previsión y de seguridad social señalados por la Sociedad de las Naciones al constituirse al finalizar la primera guerra mundial, cuyas reglas han sido posteriormente superadas y me­joradas por recomendaciones de la Ofi­cina Internacional del Trabajo.Los sueldos y salarios abonados a obreros y empleados del comercio y la industria cubana en los últimos años (excluyendo los agrícolas) han aumen­tado desde $ 123.757.938 en 1937, has­ta $646.904.800 en 1951. Según un reciente estudio realizado por el Minis­terio de Comercio y la Asociación Na-En cuanto al comercio interior, se calculan en cerca de 100.000 los distin­tos establecimientos de todos los giros que existen en la República y que in­cluyen desde «tiendas por departamen­tos» hasta bodegas, ferreterías, sederías, mueblerías, librerías, ventas de radios, refrigeradores, joyerías, peleterías y tiendas de todas clases. No hay cifras disponibles para valorizar en conjunto esta rama del comercio nacional, pero los más conocedores no estiman exa­gerada la suma de $ 200 millones de dó­lares como inversión general en todos los establecimientos comerciales exis­tentes en la República.Comunicaciones y transportes.Las comunicaciones y los transportes han sido una de las ramas de la economía cubana que más han progresado en este medio siglo de vida. Cuba fué el primer país de América que construyó un ferro­carril (1837), y al iniciarse la República contaba con 1.595 kilómetros de vías, e ingresos por ese concepto por $ 5.127.254; mientras que en 1949-50 disponía de 4.860 kilómetros de vías e ingresos por $ 40.395.457. Existen en conjunto, en Cuba, 17 compañías de ferrocarriles de servicio público y 138 ferrocarriles de ingenios azucareros con una extensión de vías ascendente a 12.645 kilómetros.Desde hace unos veinte años a la fe­cha, la economía de los ferrocarriles ha ido en disminución, en virtud del am­plio desarrollo de los transportes por carretera. En 31 de diciembre de 1951 circulaban por toda la República 4.414 ómnibus de servicio urbano e interpro­vincial, 34.338 camiones, 65.439 auto­móviles particulares y 18.204 de alquiler.El transporte marítimo nacional tam­bién ha sido muy afectado con el des­arrollo del transporte motorizado por carretera; pero, sin embargo, se conti­núan las gestiones para incrementar la Marina mercante nacional.El transporte aéreo, ensayado en Cuba en 1921 e iniciado activamente en 1927, ha progresado de manera ex­traordinaria, a grado tal, que hay ope­rando actualmente en el país un con­junto de doce compañías aéreas que mantienen servicio a todo el territorio nacional y al extranjero, existiendo, ade- _ más, alrededor de sesenta aeropuertos de uso público y privado.Las comunicaciones cubanas en lo que respecta a las carreteras y caminos, se han incrementado notablemente des­de 1902 a la fecha. Cuba cuenta con una carretera central de 1.145 kilóme­tros de extensión, y carreteras de pri- y mera y segunda clase que unen con ésta a las principales poblaciones del interior del país. A través de la Comisión de Fomento Nacional y del Ministerio de Obras Públicas se está terminando la construcción de numerosos «caminos vecinales» que permitirán el fácil acceso de la producción agrícola hacia los prin-COMERCIO EXTERIOR940.000 S925.S15.000 S775.849.000j 8426.224001 f570.S97.000 S1.569.755.00015.726.004000 STOTALES 3.847654.000110.545.869.000 ftGráfico comparativo del movimiento del comercio exterior de Cuba por decenios.La población y el trabajo.Como consecuencia del gran desarro­llo económico alcanzado por la Repú­blica con posterioridad a su indepen­dencia, aumentaron los centros de tra­bajo, las profesiones y oficios y se crea­ron nuevos medios de vida para la po­blación del país, que en 1899 alcanzaba a 1.572.967 habitantes y ahora llega a 5.523.000. En la primera de esas fe­chas y al iniciarse la República, sólo 950.467 personas estaban clasificadas «sin ocupación lucrativa»., El siguiente cuadro da una idea del desarrollo de laLos obreros y empleados cubanos dis­ponen hoy, entre otros, de los adelantos que representan: 1) altos salarios y, con­secuentemente, un alto nivel de vida; 2) un mes de vacaciones pagadas por cada año de servicios, más nueve días cada año por enfermedad; 3) el disfrúte de la llamada «jornada de verano», o sea, medio día de descanso retribuido, dos días cada semana, durante los me­ses de verano; 4) libertad de sindica­ción; 5) libertad de trabajar libre­mente; 6) beneficios de retiro o pensión al llegar al límite máximo de edad o por causas imprevistas; 7) beneficios de!cional de Industriales de Cuba, los sala­rios por grupos de cuantía en la pobla­ción obrera se distribuyen así:ObrerosGRUPO I: -----------o d i a i 1UÖ U C •? I ,U U a j j u i vaicide 8 horas de labor................ 42,99 %GRUPO II:Salarios de $5,00 a $6,99 por díade 8 horas de labor................ 27,09 %GRUPO III:Salarlos de S3,00 a $4,99 por díade 8 horas de labor................ .2.9,92 %Total........................... 100,00 %33I l l —F I N A N Z A S , EMPRESTITOS Y RECAUDACIONESEn conjunto, la República de Cuba, desde 1902 a diciembre de 1951 había concertado 19 empréstitos interiores y exteriores, por un total de $ 567.002.080, de los cuales faltan por pagar, sólo en amortizaciones y sin contar con sus respectivos intereses, $ 195.864.000, a los que agregando los aproximadamente $ 70.000.000 de la llamada «Deuda flo­tante», hacen un total de $ 265.864.000 para nuestra Deuda pública general, in­terna y externa.Recientemente, el Gobierno del Pre­sidente Batista concertó con los Bancos nacionales un empréstito de $ 35.000.000 para terminar,de pagar las pensiones pendientes de liquidación de los vete­ranos de la guerra de la Independencia.Las recaudaciones fiscales de Cuba, desde 1902 a la fecha, se señalan en el siguiente cuadro:Años Gobiernos Población Total recau­dado1902-07. EstradaPalma. 1.969.457 $ 134.712.2101907-0.9 II Inter­vención E.U.A. 2.141.322 $ 59.765.6061909-13. José Mi­guel Gó­mez .. . 2.395.188 $ 148.526.4921914-21. Mario G. M eno- cal___ 2.944.583 $ 506.558.3111921-25. A lf r e d oZayas y Alfonso 3.225.552 $314.843.8041925-33. Gerardo Macha­do Mo­rales.. . 3.962.308 $ 556.641.6201933-36. Gob. Pro­visiona­les...... 4.071.065 $ 175.958.6801936. Miguel Ma­r i a n o Gómez. 4.108.650 $ 78.096.8111937-40. Federico Laredo Bru___ 4.291.063 $ 341.872.2981940-44. FulgencioBatista. 4.913.170 $ 482.350.9791944-48. R a m ó n G r a u SanMar- tín___ 5.194.779 $ 943.557.1301948-52. C a r l o s Prfo So- carrásf1) 5.200.000 $ 939.636.7501952 (2). FulgencioBatista. 5.223.000 $ 138.882.686(1) Hasta 9 marzo 1952.(2) De 10 marzo 1952 a 30 julio 1952.Al alcanzar Cuba su independencia en 1902, circulaban aquí tres clases de moneda: la española, la norteamericana y la francesa, todas con fuerza libera­toria. Las monedas de oro constituían prácticamente el patrón ordinario y fué precisamente después de la Independen­cia que el dólar fué cobrando mayor auge como elemento financiero. Y no fué sino cerca de doce años.después de la independencia que en 1914 se creó la moneda cubana, iniciándose después su acuñación y circulación, y equipa­rándose a las restantes monedas que circulaban en el país. En 1914 se acu­ñaron monedas de oro de $ 20, $ 10, $ 5, $ 2 y $ 1 por valor de $ 23.786.750 y monedas de plata de $ 1 y fracciona­rias de 40, 20 y 10, y de aleaciones de 5, 2 y 1 centavos. Hasta 31 de di­ciembre de 1951 se habían acuñado las siguientes monedas:Oro acuñado.................... $ 23.786.750,00Discos de plata de $1,00.. $ 82.369.000,00Certificados plata............. $ 3.508.884.646,00Moneda fraccionaria......... $ 15.460.109,20Total.................... $ 3.630.500.505,20Cuba mantiene en depósito, en el Fondo Monetario Internacional y otros organismos estabilizadores monetarios, alrededor de $ 400 millones en oro en barras, que constituyen un fuerte res­paldo y solidez para su signo fiduciario.Al obtener Cuba su independencia funcionaban en la isla algunas entidades bancadas de origen hispano y sólo dos extranjeras de suficiente solidez como para hacerle frente a las necesidades crediticias de la época. Así, de unas nueve entidades que en conjunto se dedi­caban a negocios bancarios, llegaron en 1912 a 26, a 148 en 1916, a 394 en 1920, precisamente en el mismo año en que la vertiginosa e inesperada caída del pre­cio del azúcar produjo la más violenta, desastrosa y dañina de todas las crisis económicas sufrida por Cuba hasta en­tonces.Esa situación obligó al Gobierno a decretar una moratoria bancaria, y años más tarde se fué recuperando la con­fianza en los bancos cubanos, a grado tal, que en 1932 había 39, que dismi­nuyeron a 36 diez años después, ele­vándose posteriormente ese año (a con­secuencia del auge económico producido por el buen precio del azúcar con mo­tivo de la segunda guerra mundial) hasta la suma de 50, que suscribieron, al crear­se en 1949 el «Banco Nacional de Cuba», las acciones pertinentes, y que en la actualidad llegan a 77, ía mayor parte de losjcuales son cubanos.cuyas inversiones, por orden de impor­tancia, fse^dedicarón a: 1) Azúcar; 2) ta­baco; 3) ganadería; 4) ferrocarriles; 5) propiedad inmueble; 6) hipotecas; 7) minería; 8) Bancos; 9) teléfonos; 10) frutos y vegetales; 11) buques; 12) industrias diversas, y 13) importa­ción y exportación. Por nacionalidades, las inversiones eran las siguientes en las fechas que se expresan:1902 19521) Españolas. -) Norteamericanas.2) Británicas. 2) Españolas.3) Francesas. 3) Cubanas.4) Norteamericanas. 4) Británicas.5) Canadienses. 5) Canadienses.6) Holandesas. 6) Holandesas.7) Otras nacionali­dades.7) Otras nacionali­dades:a) Chinos.b) Mexicanos.c) Varios.Desde 1939 a la fecha se han promul­gado distintas disposiciones oficialesLa estabilidad del crédito en nuestro país ha estado supeditada a dos factores de trascendental importancia, como son: 1) la normalidad política, y 2) el precio del azúcar. En muchos casos, pese a no haber una relativa normalidad polí- ticosocial en el país, el crédito se ha mantenido con cierta estabilidad gracias al mejoramiento económico represen­tado por el precio sostenido del producto fundamental de la economía cubana.AI discutirse en 1902 en el naciente Senado de la República el tratado cu­bano-americano, el ilustre patriota don Manuel Sanguily, cívico y previsor, llamaba la atención sobre las inversio­nes extranjeras. Sus recomendaciones fueron, años más tarde, llevadas a la práctica y produjeron el siguiente mo­vimiento en las inversiones:Años Inversionesextranjeras1902....................................... $100.000.0001912....................................... $ 205.000.0001922....................................... $ 300.000.0001932.............................. ........ $ 250.000.0001942....................................... $614.000.0001952........................ $700.000.000brindando facilidades al inversionismo nacional y extranjero que han promo­vido el auge de las industrias y de mu­chos negocios en el país. Actualmente Se preparan amplios estudios por el Go­bierno para hacer mayores las facilida­des y garantías al inversionismo. Es conveniente declarar que Cuba ocupa el segundo y el tercer lugar entre los países extranjeros donde los norteame­ricanos tienen hechas inversiones.Los Seguros.Al inicio de la República existían en Cuba sólo cinco compañías de Seguros, y a excepción hecha del período de la primera guerra mundial, en que se fun­daron algunas empresas cubanas, éstas han venido a desarrollarse intensamente después de 1933-1935 y gracias a la le­gislación social y de accidentes del tra­bajo promulgadas entonces, que deja en manos de las compañías nationales este tipo de actividad, en su mayor parte. En 1952 existían en Cuba 140 compañíasde Seguros, de las cuales 70 son cubanas 28 norteamericanas, 28 británicas, 6 ca­nadienses, dos escocesas, una austra­liana, una irlandesa, una suiza, una espa­ñola, una dominicana y una francesa. Las estadísticas de seguros fueron com­piladas desde 1937 en que las primas recaudadas llegaron a $ 9.672.409, co- rrespondiéndoles un 30 por 100 a las compañías cubanas. En 1951 se esti­maron tales primas en $ 55.000.000, de las cuales el 52 por 100 correspondió a compañías cubanas.Propiedad inmueble y construcciones.En Cuba, en todas las épocas, las in­versiones en propiedades inmobiliarias se han considerado como las más segu­ras, aun cuando no sean las más pro­ductivas. Este convencimiento ha sido uno de los factores que más han im­pulsado este tipo de inversiones en las épocas de bonanza, y es por ello que el valor de la propiedad ha presentado las importantes mejoras que hoy se palpan. Al terminar la dominación española en Cuba, la propiedad rústica se valorizaba estimativamente en unos $ 184.724.000 y la urbana en unos $ 138.916.000, que hacen un valor conjunto para aquella época de $ 323.640.000 para la propie­dad en toda la isla. Sin embargo, estu­dios hechos por técnicos privados a principios del año 1952 indicaban que la propiedad rústica tenía un valor ascen­dente a $ 1.191.225.000 y la urbana a $850.273.000, lo que da un total con­junto de $2.041.498.000, para toda la propiedad inmueble en el país.Como consecuencia de las crisis eco­nómicas, la propiedad inmueble ha su­frido numerosos quebrantos, pero en el año 1940 se promulgó una Ley de Mora­toria que mucho la benefició, y en la actualidad el Gobierno,del Presidente Batista acaba de dictar una Ley-de­creto regulando el precio de los arrenda­mientos urbanos y propiciando exencio­nes fiscales para fomentar las construc­ciones de viviendas baratas.En los últimos años, las edificaciones han tenido las oscilaciones siguientes: En 1937 se construyeron 2.472 obras, con un valor total de $ 8.054.950 en todo el país; en 1940 se construyeron 2.144 obras, con un valor total de $ 15.139.902; en 1945 se construyeron 1.834 obras, con un valor de $ 26.157.500; en 1951 se construyeron 2.724 obras, con un va­lor total de $ 58.869.601, siendo en casi el 80 por 100 de los casos La Habana y sus repartos la que mayor movimiento de construcciones acusa. La industria de construcciones abarca cerca de 200 manufacturas diversas, y emplea un conjunto de 115.772 profesionales, téc­nicos, empleados y obreros.A grandes rasgos hemos presentado un esbozo de la forma cómo un país pequeño, laborioso y carente de recur­sos propios, con una economía basada principalmente en un solo producto, el azúcar, ha podido en el relativamente breve lapso de tiempo de cincuenta años, sobreponerse a las numerosas crisis que ha atravesado, de origen interno y ex­terno, hasta convertirse en uno de los más adelantados países del Continente en cuanto a su riqueza de producción, su elevado nivel de vida, el alto índice de salarios y de poder adquisitivo, con lo cual ha labrado y consolidará un bri­llante y más seguro porvenir para sus hijos.34C ARLOS Juan Finlay: he aquí un nom­bre que debiera ser familiar a toda persona culta de nuestra época. El famoso médico cubano Finlay, como todos los verdaderos genios, ha deja­do una obra de trascendencia inmediata y le­jana. Para calificar la genialidad de cualquier personaje ha de darse más valor a la repercu­sión lograda por su obra para las generaciones posteriores que no el mero éxito momentáneo de la misma. La obra de Finlay, no sólo tuvo trascendencia práctica durante su vida, sino que ha contribuido de una manera decisiva a liberar a nuestro siglo de las graves epidemias de fiebre amarilla.El hecho de que su nombre no sea lo suficiente­mente conocido, de que su gloria no sea palmaria­mente expuesta, obedece a dos circunstancias: una de ellas .unida a la impersonalidad 'a la larga de todo avance científico; ya Claudio Bernard se­ñaló: “Plus le science avance, plus elle prend le forme impersonelle” ; y añadió: “ l ’art cest moi; la science c’est nous” . La segunda razón, más lamen­table, es el partidismo, el nacionalismo mal enten­dido, que ha atribuido a la Cuarta Comisión Ame­ricana, capitaneada por Reed, el mérito funda­mental en la demostración ¡ del mosquito como agente transmisor de la fiebre amarilla.No se puede negar que la confirmación defini­tiva de la teoría de Finlay, que acabó con todas las vacilaciones, se debe ‘a Reed y sus colabora­dores Carroll, Agramonte y Lazear; pero su tra­bajo, como hemos subrayado, era una confirma­ción de la teoría que 'durante muchos años venía propugnando el famoso médico cubano.No deja de tener interés que la primera epide­mia claramente ’descrita sea la señelada por Ló­pez de Cogolludo en su famosa historia de Yuca­tán. En esta obra se perfila con toda nitidez la existencia de una 'epidemia de fiebre amarilla que tuvo lugar en el año 1648. La trascendencia en la Historia de las ¡ epidemias de fiebre amarilla queda puesta de manifiesto 'con los siguientes da­tos: el duelo comercial entre los puertos de Fila­delfia y Nueva York se decide en favor de la pre­ponderancia del segundo por la terrible epidemia que asoló la ciudad de Filadelfia en 1793; la de­rrota de los franceses len Haití en 1803 hay que atribuirla en gran parte a los estragos de la fie­bre amarilla entre los franceses, mientras que los negros eran aparentemente inmunes a dicha in­fección. Pero quizá el ejemplo más trascendental para nuestra época de la importancia de la fiebre amarilla fué el fracaso de la construcción del ca­nal de Panamá por 'los franceses, dirigidos por Lesseps; y he aquí la gloria inmediata de Finlay, que 'con su doctrina del papel transmisor del Ste- gomya, permitió, a Gorgas tomar las medidas pre­cisas contra los mosquitos y disminuir la extra­ordinaria mortalidad acarreada por esta infección en estos parajes, y de esta manera se pudo termi­nar el canal de Panamá¿ A qué se debe el que durante muchos años la teoría, sustentada por Finlay de una manera ca­tegórica en 1881, no fuera reconocida universal­mente? En aquella fecha, el famoso médico cu­bano señaló que eran precisas tres condiciones para que se propague la fiebre amarilla: 1.a, exis­tencia previa de un caso de tal enfermedad;2.a, presencia de un sujeto apto para contraer la enfermedad, y 3.a (aquí copiamos sus propias pa­labras), “ la presencia de un agente cuya existen­cia sea completamente independiente de la en­fermedad y del enfermo, pero necesaria para transmitir la enfermedad del individuo enfermo al hombre sano” .En esta última condición se deja entrever el pa­pel de otro actor: el mosquito. Para comprobar la validez de su teoría, realiza en la Habana sus ex-P o r el P r o f e s o r V . G I L S A N Z - C a t e d r á t i c o de la F acu l t ad de M e d i c i n a de M a d r i d y J e f e de S e c c i ó n del I n s t i t u t o ^ d e M e d i c i n a E x p e r i m e n t a l d e l C. S. I. C .35«periencias fundamentales de inoculación a volun­tarios expuastos a picaduras de mosquitos. Aquí, como en todas sus experiencias anteriores, reco­noce “ el eficaz auxilio tde mi amigo y colaborador el Dr. Claudio Delgado, sin cuyo apoyo no hubie­ra persistido tantos años en la defensa de una teoría que únicamente suscitaba dudas y sarcas­mos entre mis colegas” . Una vez más afirma Fin- lay lo que nunca negó: la colaboración del ilustre médico español Claudio Delgado. A éste se debe una ayuda constante, un aliento permanente, una colaboración técnica en la obra y en la persona de Carlos J. Finlay.El prestigio del médico español facilita el que el gobernador de la Isla de Cuba nombrara a Finlay Delegado de Cuba y Puerto Rico en la Conferencia Sanitaria Internacional de Wàshing­ton de 1881, donde expone su teoría.Cuando, conjuntamente con Delgado, hacen sus experien­cias de propagación por pica­dura de mosquito, los volunta­rios que se prestan son, no lo olvidemos, soldados españoles de la fortaleza de la Cabaña, padres jesuítas del Colegio de Belén, de la Habana, y del Co­legio de Montserrat, de Cien- fuegos, y padres carmelitas del Vedado.El 14 de agosto de 1881 ex­pone en la Academia de Cien­cias de la Habana el resultado de sus investigaciones experi­mentales; afirma el papel del mosquito, y en la tercera con­clusión de su trabajo dice que la experimentación directa pa­ra determinar si el mosquito puede transmitir la fiebre ama­rilla se ha reducido a cinco ten­tativas de inoculación con una sola picada; de ellas, en un ca­so se provocó una fiebre ama­rilla benigna con albuminuria e ictericia; en dos, fiebre ama­rilla abortiva, y en los dos res­tantes, ninguna reacción su­gestiva de fiebre amarilla. De esto infiere que la inocula­ción por una sola picada'no es suficiente para producir la for­ma grave de la fiebre amarilla.Si se estudian detenidamen­te los protocolos del trabajo de Finlay, se puede llegar a la conclusión de que si sus resul­tados en la inoculación a vo­luntarios no fueron positivos sistemáticamente, esto se debe al hecho de que el virus de la F amarilla circula en la san­gre durante un período muy breve, y a la circunstancia de que el mosquito infectado ne­cesita también un período de tiempo para ser capaz de propagar la enferme­dad al hombre.El mérito de Finlay resalta aún más si se tie­ne presente que durante el siglo X IX los médicos lo único que discutían respecto a la fiebre ama­rilla es si era o no contagiosa,y, por lo tanto, si era o no eficaz la cuarentena como medida de­fensiva.Que la obra no era fácil ni mucho menos se ma­nifiesta también en el fracaso de las tres primeras Comisiones sanitarias enviadas por Norteamérica; por cierto que la primera misión, presidida por elDr. Chaille, llegó a Cuba en 1879, durante la do­minación española, y el Gobernador general de la Isla de Cuba, General Ramón Blanco, designó, entre otros, al Dr. Finlay para que asesorase a los médicos norteamericanos y les prestase toda ayuda en nombre del Gobierno de España en Cuba. La cuarta misión de Estados Unidos, capi­taneada por Reed, iba también camino del fraca­so, cuando, en una reunión urgente, el mismo Reed confiesa: “Después de este fracaso, sólo dos caminos le quedan a la Comisión, a saber: prime­ro, un estudio cuidadoso de la flora intestinal..., y segundo, estudiar la teoría de la propagación de la F amarilla por medio del mosquito, teoría anunciada primeramente e ingeniosamente discu­tida por el Dr. Carlos J. Finlay, de la Habana, en 1881” .Sólo cuando siguen este segundo camino y no se desvían de las líneas de investigación traza­das por Finlay, consiguen confirmar que la in­fección es transmitida por la picadura del mos­quito Aedes Aegiptii, y aclaran que el tiempo necesario para que un mosquito que ha picado a un paciente sea capaz de transmitir la enferme­dad a otra persona es de diez a doce días; asi­mismo demuestran que el hombre sólo es capaz de infectar al mosquito durante las setenta y dos horas que siguen a la iniciación de la fiebre.El Dr. Lazear y la enfermera Clara L. Massfueron víctimas heroicas de las experiencias üe inoculación. Todos debemeos guardarles un re­cuerdo de admiración y gratitud por el sacrificio voluntario de sus vidas en beneficio de la Investi­gación y de la Humanidad.Sólo hay un reparo que hacer a la obra de la Cuarta Comisión Americana, y es la poca cordia­lidad, el poco calor con que reconocen la labor de Finlay.En la nota preliminar de Reed señala: “Desea­mos expresar nuestras más sinceras gracias al „ Dr. Finlay por la cortés entrevista que nos conce­dió” , por poner a nuestra disposición publicacio­nes y huevos de mosquito; y, por fin, agrega: “En esta Nota preliminar no podemos referirnos, por falta de espacio, a las interesantes y valiosas con­tribuciones a la teoría del mosquito en la propa­gación de la F amarilla” . Esta Nota se publicó en 1900, y su contenido, fríamente cortés pa­ra la labor tenaz y admirable de Finlay, nos recuerda un epi­sodio análogo con otros perso­najes que tuvo lugar en 1906.En este año, el Premio Nòbel de Medicina se otorgó a don Santiago Ramón y Cajal y al sabio histólogo italiano Golgi.En el discurso de este último en Estocolmo no hizo la menor alusión a la labor de don San­tiago, y, naturalmente, esta conducta enturbió la alegría justificada de Cajal al recibir el Premio Nòbel. Por cierto que Finlay debió recibir un galar­dón semejante, y así fué pro- puesto nada menos que por el Dr. Ronald Ross, premio Nòbel de 1902 por su trabajo sobre , , ß paludismo; pero, como confiesa Ross en una carta dirigida a Finlay (que hemos tenido la oportunidad de leer en la mag­nífica biografía de Finlay escri­ta por César Rodríguez), en manos de Ross sólo estaba el poder proponer un nombre, pe­ro no la decisión para adjudicar el premio.Claudio Delgado, el primer hematólogo que hubo en Cu­ba, hombre generoso, hasta el extremo de que con frecuencia prestaba su sangre al propug­nar la transfusión sanguínea como método terapéutico, fué fiel colaborador del genial Fin­lay y tuvo la suerte de contar siempre con el afecto del gran sabio cubano. En todo momen­to le tenía presente, y así, por ejemplo, en el homenaje que se rindió a Carlos Finlay en el primer Congreso médico nacio­nal de la Habana, en 1905, al j recibir el aplauso unánime de todos los médicos cubanos y no poder hablar por i su emoción, rogó al Dr. Coronado que transmitie­ra lo siguiente: “Diga algo por mí; yo no puedo hablar... Agradezca este homenaje; pero diga que no puedo silenciar en estos momentos el nombre de un compañero querido que me supo alentar y ayudar en los días tristes y difíciles; que quiero compartir vuestros cordiales aplausos con Clau- * dio Delgado” . A l correr de los años, en el I Con­greso Internacional de Higiene, que tuvo también como escena la ciudad de La Habana, en 1952, volvió a ponerse de actualidad la gloria de Finlay.THELIVERPOOL SCHOOL. OF TROPICAL MEDICINE.T*l.,l»or>* 1, X, EJ**h¡U JOHNSTON TROPICAL LABORATORY,UNIVERSITY OF LIVERPOOL.15th November 1904«Dear S ir ,I tru st you w in exceso me w r itin g to you on the fo llo w in g sub jeot. In 1902, ! obtained the Medical Nobel P rize f o r work on m alaria , and th is e n t it le s me to reoonrjond anyone I p lease Tor a s im ila r p r ize every year. I have 14ng beon impressed w ith your great work »on Yellow Fewer, and during ray V ls lt«»a L Eanama I was afc&w*- lpÇwodrWent lortiVlth xUBfy flftd ic ïï rawfr who have known you, to v e r ir y my impressions o f the 'va lue o f your work* I should th ere fo re l ik e to submit your name to tno * committee o f the Medioal Nobel P r ize , fo r th6 «ward o f 1905, and tru st that you w il l permit me to do so* I f you aw so kind as 6 consent, w il l you k ind ly send me a oomplete l i s t o f your pub lica tions on the subjeot o f Yellow ?ever and} i f possible^wfcfch as jnanv o f the works thtrosolYeo as you possess-* This should be done as soon ae p oss ib le , and both the l i s t and the works w i l l be forwarded immediat s ly to the Nobel ooraraittee at Stockholm*Please permit me to warn you that I have the power on ly to suggest your nane, but that i t remains e n t ir e ly w ith the o orami tt**-4*to award ttf# annual p r iz e s .B e lle v e jx e ,YqSrs very faithfully,Reproducción fotográfica de la carta dirigida, ©n noviembre de 1904, por el doctor Ronald Ross, Premio Nòbel de Medicina, al doctor Finlay, anunciándole que le pro­pondrá para dicho Premio universal por su importantísimo descubrimiento sobre el mosquito como agente transmisor de la fiebre amarilla, de tan vital trascendencia.36P ARA Cuba, el turista por antonomasia 'es el norteamericano, no sólo cuantita­tivamente, sino también por su peculiar despreocupación. Lo típico criollo, las reliquias históricas y los lugares de diversión, triangulan su desenvuelta curiosidad, y el cubano tiene para el visitante norteño una abierta simpatía que, si es preciso, llega a una levemente irónica indulgencia. Esto ocurre —no olvidemos que es el país del ron— cuando el turista está... sobregirado de alegría.La vieja plaza silenciosa se engrandece a la sombra venerable de la catedral habanera. A l viajero se le ofrece el alto propicio y suculento. Este vende­dor de frutas presenta su mercancía grata y exuberante.Sombreros, cestas, carteras de las industrias populares del trópico, son trofeos que el visitante lle­vará después a su paíé como recuerdo de unos hombres que saben bien rendir culto a la vieja ciencia artesana.37L a alegría y la personaudad difícil de los niños surge en cualquier parte. Buenos y naturales actores, recordando conjuntos que nuestra visión hace cinema­tográficos, los niños unen su color, sus juegos y sus gracias y hacen “ su sociedad” .H ierros trabajados, barros bien cocidos. Otro típico vendedor que, en su artefacto de breves ruedas, recorre las calles de la ciudad ofreciendo su mercancía. El grito casi ancestral del pregón llenará las casas con su música solemne y primitiva.Fácil es encontrarse en la bahía de La Habana con rostros como f.ste. Es el típico “ guadañero” que guarda en sus ojos muchas millas de mar y que empu­ña el remo, brazo de su barca, con el gesto que un capitán llevaría a su espada.38rDesde,el potentado al guajiro, ningún cubano se resistirá ante el espec- Maracas autóctonas; castañuelas casi españolas. L a risa de las semillastáculo de una pelea de gallos. Diversión genuinamente nacional, la pelea se ha hecho, 6alta en su interior marcando el compás, susurrando incesantemente, mientras secon su abigarrada violencia, símbolo de la bravura, y se sigue con ípa6Íón e interés. completa la cálida canción del suave Caribe con la tercería templada de la guitarra.,,Qué con ga es ésta...? No im porta natia. Eo tpic i <| 11 í apartan1, taimo cariiinal protagonista , on este desfile carnavalesco, es la ^ ran farola de \arios pisos y tam bién cl u fano o incansable "lam padó fo ro” . g ira r incesantemente a ia cabeza (le su danzanti legión.C UANDO llega el Carnaval, el Carnaval sin frío de La Habana, las grandes calles de la ciudad se hacen canales por donde fluye, ya escru­pulosamente embridada de limitaciones, la que acaso fué cosa ritual en los vírgenes lugares del Africa que conoció bien la trata. Por eso a los grupos danzantes que cada antruejo reviven en las avenidas habaneras los trasplantados ritmos raciales, mejor que la italiana palabra «comparsa» les va la de «conga», de clara alusión territorial.Llámeseles como se les llame, es lo cierto que los desfiles folklóricos, en loe que predominan las personas de color, que dan fisonomía incomparable al Carnaval de la gran urbe antillana, son una fiesta singular, no sólo para el pueblo habanero, sino también para las rubias gentes del Norte, que, en ilusionadas catervas, bajan a las encantadas tierras tropicales, de donde aún no desaparecieron totalmente las bellas expre­siones privativas de cada filón étnico.Y no importa que primorosas carrozas, convertidas en rodantes tronos de cubanas hermosas, evoquen la riqueza de otros «corsos». Lo que prepondera en el entusiasmo popular y en el gozoso asombro del tu­rista es el hálito remoto del bosque africano asaltado, que, ya en alegre inmersión nacional, rueda por los paseos de la capital como una sonrisa más y aparte.El poeta ha cantado esta preferencia de 'as herma­nadas razas: «...devuélveme mis mulatas— doradas, sonoras, finas, — finas, sonoras, doradas, - lio mismo que los centenes — que se nos fueron a España!»En la noche do la fiesta resaltan , siervos del rit mo, las telas lige ras ag itadas por la rauda músicahabaneros, acogidos ¡can sus atracciones.Hotel(EDIFICIO E S P A S A )CLHñATIZADU360 habitaciones con teléfono y cuarto de baño completo 50 lineas telefónicas - G arages en el Hotel 19 pisos - 5 ascensores (2 «expresos:»)Salones - G ran - Com edor - Comedores particulares - Sala de fiestas - Terrazas - Piscina solariumDirección telegráfica: HOTELPLAZAALICIA ALONSO, ESTRELLA CUBANA Y UNI VE RSAL DEL ARTE DEL BALLETA IRE y llama de Cuba, surgiendo como un milagro cu reogràfico entre los mejores ritmos de la mejor músi­ca — Haydn, Chapin, Tchaikowsky, Mozart, Sibelius— , Alicia Alonso ha saltado desde la grácil plataforma geográfica de la isla caribe hasta los escenarios universales de más rango y exigencia. Con su arte de bailarina excepcional ha honrado a su bello país y ha paseado en triunfo el nombre de su patria por todos los meridianos del viejo continente eu­ropeo.Alicia Alonso se inició artísticamente en las aulas de “ba­llet” de la “Sociedad Pro Arte Musical”, de La Habana. Situa­da de manera fulgurante en los altos planos de |a danza mun­dial, fué primera figura del famoso “Ballet Theatre”, de Nue­va York. Del Metropolitan Opera House, pasando por el Ba­llet Nacional de Cuba, Alicia Alonso cruzó, envuelta en glo­riosos pentagramas, desde Costa Rica a la Argentina y pasó el mar hacia las costas de Europa, para triunfar clamorosa­mente en Estocolmo, Viena, Nápoles, Roma, París, Venecia, Berlín y Londres, en cuya capital llegó a comparársela con Margot Fontayne.España, poseedora de una de las formas del “ballet” genui­no, la espera. Con la seguridad de que cautivará a los espa­ñoles como cautivó a los públicos universales más exigentes.42LA UNIVERSIDAD DE LA HABANAFUE la Universidad de La Habana la pri­mera piedra de la cultura oficial de Cuba. Por lo tanto, el organismo docente más antiguo del país. Eran los primeros años del siglo X V II I cuando la palabra «Uni­versidad» fue pronunciada por primera vez bajo el cielo antillano. La pronunciaron los religiosos de la Orden Dominicana de Predicadores. Los blancos há­bitos de los frailes españoles se movían con afán y solicitud en torno a la trascendental idea. Y los arte- sonados del convento de San Juan de Letrár^en la encendida y luminosa isla caribe, recogieron las reso­nancias iniciales del proyecto.Los dominicos lograron al fin sus propósitos. Los archivos universitarios habaneros inauguraron su his­toria con los documentos primigenios de aquel acon­tecimiento: la bula de Su Santidad Inocencio X III , que autorizaba la fundación y su pase al Rea! Con­sejo de Indias, y los estatutos en los que aparece la primera denominación, que fué Rea! y Pontificia Universidad de San Jerónimo. Fecha de la bula papal, 12 de diciembre de 1721. Fecha del es­tablecimiento de la Universidad, 5 de enero de 1728.Desde Madrid, el rey nombró como primer rector a fray Tomás Linares y siete años más tarde ocupó el cargo, por elección, frav Juan Bautista Rosario Sotolongo. Veintiún disciplinas consti­tuían en aquel tiem­po el cuadro de en­señanzas, entre ellas Teología, Leyes, Cá­nones, Medicina, Ar­tes, Matemáticas,Sagradas Escrituras,Retórica y Gramá­tica. Los títulos que comenzó confirien­do fueron los de Ba­chiller, Licenciado y Doctor.En el siglo si­guiente, el X IX , y en el año 63 de su calendario, se procedió a un reajuste de programas, concretándose los estudios a Derecho Civil y Canónico, Farmacia, Medicina y Cirugía, y Letras y Ciencias, con las enseñanzas agregadas de Practicantes, Dentistas y Comadronas. N Continuó en años sucesivos el desarrollo de la Uni­versidad de La Habana, con los naturales cambios y vicisitudes de todo organismo vivo, como era la ins­titución docente que nos ocupa, entre ellos la supre­sión de los estudios de Doctorado, que habían de profesarse en las aulas de la metrópoli. Al llegar la independencia cubana, se promulgó una reforma inte­gral de la enseñanza, sustituida poco después por el plan Varona, que condensaba la Universidad en las Facultades de Letras y Ciencias, Medicina y Farma­cia, y Derecho, con las carreras agregadas de Peda­gogía, Ingenieros civiles, Ingenieros electricistas, In­genieros agrónomos y Arquitectos. En 1907 se creó la Escuela de Veterinaria.Durante tres años — de 1930 a 1933— la Univer­sidad permaneció clausurada bajo la dictadura de Machado. A !a caída del régimen machadista, el Go­bierno del profesor Grau San Martín concedió plena autonomía a la Universidad, autonomía que fué san­cionada por la Constitución de 1940 y por la Ley promulgada con motivo de la revolución incruenta del lo de marzo de 1952, dirigida por el actual pre­sidente, general Batista.Del antiguo convento de San Juan de Letrán, el complejo universitario alcanzó nuevos espacios y ex­pansiones, formando hoy un grupo de edificios mo­dernos, de líneas arquitectónicas de diversos estilos,ligados en el paisaje docente por la brillante luz tro­pical que suaviza la severidad de lo clásico y acentúa el alegre tono de los perfiles más de última hora arqui­tectónica.Actualmente, la Universidad — que cuenta con el clásico fuero y su propia policía para mantener el orden interno— , está integrada por las siguientes carreras: Filosofía y Letras, Ciencias, Ingeniería, Ar­quitectura, Educación, Ingeniería Agronómica y Azucarera, Derecho, Derecho Diplomático y Consu­lar, Ciencias Sociales, Ciencias Comerciales,Medicina, Odontología, Farmacia y Veterinaria.El curso consta de ciento veinte días lectivos. Ade­más de,las bibliotecas especializadas de cada Facultad y Escuela, existe una Biblioteca general que reúne unos 80.000 volúmenes. Se editan periódicamente una revista y un boletín y funcionan oficinas inter­nacionales dé informaciones, cursos de extensión uni­versitaria y escuelas de verano.En el recinto universitario se abre el abanico de­portivo de un gran estadio. En la playa de Marianaofunciona un balnea­rio estudiantil y es propiedad del cen­tro docente el cen­tral azucarero «L i­mones». Y dispone también de un jar­dín botánico en la Quinta de los Moli­nos, antaño residen­cia veraniega de los capitanes generales.El actual rector de la Universidad de La Habana — que ya lo había sido an­teriormente en dos o tres ocasiones— es el doctor lucían y Costa, eminente pe­diatra, titular de la cátedra de Patolo­gía Experimental, en la que ingresó como auxiliar en sus primeros años de magisterio docente. El profesor lnclán y Costa dirige la re­vista Archivos de Medicina Infantil y es presidente de la Sociedad Cubana de Pediatría y académico de Ciencias Médi­cas, Físicas y Naturales de La Habana.Como dato final, añadiremos que de los trece pre­sidentes que ha tenido Cuba, ocho pasaron por las aulas de la Universidad habanera. Los abogados A l­fredo Zayas, Carlos Manuel de Céspedes, Miguel Ma­riano Gómez, Federico Laredo Bru y Carlos Prío Socarrás. Los médicos Ramón Gran San Martin y Carlos Mendieta. Y el ingeniero Mario (i. Menocal, general del Ejército libertador.Y esta es la historia condensada y resumida de la Universidad de La Habana, que fuhdaron en tiempos unos frailes españoles de hábitos blancos y que luego fué creciendo y desarrollándose de manera pujante, hasta alcanzar la mayoría de edad y el alto prestigio docente que supo conquistar en los actuales días. En sus aulas se ha formado y seguirán formándose las selectas promociones de cubanos que han logrado para su patria el elevado nivel cultural del que puede gloriarse hoy la bella isla del azúcar, el tabaco, los poetas, los artistas, los licenciados, los doctores y los técnicos de las más variadas y completas disciplinas.La Universidad habanera, primera piedra de la cu ic­tura cubana, comenzó su vida docente entre los muros de San Juan de Letrán. Fundada por dominicos es­pañoles, fué creciendo al ritmo de los tiempos y hoy constituye una gran ciudad universitaria, con mo­dernos edificios de variadas líneas arquitectónicas que albergan trece Facultades y Escuelas especiales.Esta es la copia de la histórica iu la de S. S. I nocencio XIII, que autorizó la fundación de la Universidad. El doctor Leroy, a su regreso de Roma, hace entrega de ella al profesor lnclán.43Dan fe las danzas campesinas, en su casta agilidad, del espíritu de unos pueblos que conservan sus antiguas gracias coreográficas, dotadas siempre de una inquebrantable ingenuidad y una grácil finura.En los paradisíacos jardines del trópico los “pai- Partidos, jefes, elecciones. Votaciones apasiona- sanos” se unen para bailar y pasar la fiesta recor- das, campañas de prensa para terminar eligien-dando los pinares o robledales de su suelo natal. do el Presidente de cada Centro en fuerte lucha.Entronizando a la mujer para presidir certámenes literarios, muchas veces se organizan por los Centros fiestas como ésta de unos Juegos Florales celebrados el día de Santiago por la Beneficencia de Galicia, en las que la belleza femenina y la galanura poética se aúnan en gratas veladas artísticas.las sociedades regionales contemplan, con ' iva, aunque recatada ternura, la prosecución de la formidable obra social, y ven, con orgullo, reflorecer sus entusiasmos y sus virtudes de celo, desinterés y probidad en les cu­banos, que, a su vez, comprenden la responsabilidad y grandeza de la transferida misión.A nosotros nos toca registrar aquí lo que pudieran llamarse reflejos accesorios de la vida social de los centros regionales españoles; lo que es, más que nada, orla del tapiz. Y como los ojos del lector pueden evi­tarse el tartajeo y la premiosidad de nuestra exposición, transbordamos al vehículo contundente de la fotografía el heterogéneo lote de actividades que va de las ro­merías y las solemnes veladas a las periódicas e incruen­tas incandescencias electorales que animan y agitan los finales de mandato de las Juntas directivas.Con la mayor fidelidad posible se traía de evocar las tradicionales fiestas regionales. No falta ni la sidra y el “bollu”, o la empanada y “el rivero”.E S P A Ñ AENC U B APor RAMON FERNANDEZ MATOEN otro lugar de este número, que entroja las mayúsculas excelencias y ejemplaridades cuba­nas, tienen las grandes instituciones mutualis­ta« españolas hi; tona y realce adecuados. Su volumen y su eficacia están tratados por quie­nes conocen bien esta fructífera continuidad de la vocación creativa de España.Partiendo de la aglutinante emoción regional han ido apareciendo los grandes centros mutualistas españoles de La Habana. En su mayoría alcanzan ya cifras de aso­ciados próximas a la saturación que consienten sus per­fectos y amplísimos servicios.Fueron estas entidades, en gran parte, las que, al producirse la secesión de Cuba, reemplazaron venturo­samente la presencia política de la metrópoli. Su función social es admirable y ha maravillado hasta a los hombres de Norteamérica, reputados como génies de la organi­zación y de la iniciativa.Las se s sociedades regionales españolas, con sanatorio, tienen más de doscientos diez mil asociados; representan un capital de más de treinta millones de dólares; pasa de dos mil quinientos el promedio diario de hospitalizados; á sus planteles de enseñanza acuden unos siete mil alum­nos; sus sanatorios comprenden cien edificios, y más de un millón de enfermos desfila cada año por sus clínicas y consultas...Estas instituciones modelo son un ejemplo de supera­ción ininterrumpida y por llenar necesidades comunales que abrumarían al Estado, tienen, por igual, el cariño, la preferencia y la confianza del pueblo cubano y muy efectivas consideraciones por parte de los Gobiernes.Y lo cierto es que estas sociedades seguirán llamán­dose, por siempre, españolas, en reconocimiento de su origen y como homenaje a sus inapreciables frutes y a su acrisolada lealtad, de buen cuño peninsular. N o obs­tante, ya son en realidad, por lo menos, tan cubana* como españolas. Ya prepondera en la masa social el ele­mento del país, y ba ta al puente de mando tieneii acceso les cubanos nativos.Es un normal y amoroso traspaso que honra, de igual manera, a fundadores y sucesores. Es más; podría asegu­rarse que les viejos españoles que alzaron y consolidaronEn plena romería es frecuente tropezarse con la clásica tómbola, con cuyos beneficios tas aportan recursos para ayudar a compatriotas necesitados.44 451853 JOSE MARTI 1953 JOSE MARTI 1853 JOSErte es el retrato de José Martí, que con motivo del centenario Je su nacimiento ha sido divulgado profusamente para que sirviera de recuerdo de la excelsa figura.J O S E M A R T IReservó el destino al último Libertador de América ser el más con­vincente propagandista de una guerra contra España, «la guerra ne­cesaria e inevitable», sin odiar a España. Esta paradoja de la vida del apóstol, caso excepcio­nal. permite a los cuba­nos la grata compañía de mentalidades serenas de la Península en el culto a Martí, sin men­gua ni lastimadura para la sensibilidad patrió­tica de nadie. En los mismos momentos que sufre los rigores de! des­tierro, cuando ¡os queji­dos de su tierra irre­denta le laceran el alma, de sus labios no escaria ni el insulto irreparable, ni la frase de encono. Antes al contrario: lejos de rechazar a los espa­ñoles que aman la liber­tad, les invita a la justa demanda del decoro co­lectivo. Y apenas inicia en los Estados T nidos el m ovim iento redentor, donde su palabra de fuego inflama ios cora­zones, bien,lo dice: «..la­mas echaremos de nues­tro lado, antes llamare-P II W A N T O N I O I \\ A I Z II Zí SOBRESALE entre los grandes emancipadores de América la di.líente figura de .losé Martí, por el L ' hecho histórico, hasta cierto punto insólito, de haber predicado y organizado en Cuba una revo­lución contra la metrópoli española sin odiar a Espa­ña. Lejos de ello, no olvidó nunca lo que a España debía por su formación cultural: mucho menos su entrañable afecto a Aragón, «donde tuvo un buen amigo y allí quiso a una mujer».Nació en el humilde hogar de un modesto valencia­no, celador de Policía, que antes había pertenecido con el grado de sargento al cuerpo de Artillería. Primer vastago de la unión de este celoso vigilante del orden público con una hija de las Afortunadas, escasa de letras, fué el hombre excepcional que hoy los cubanos veneran como apóstol de su independencia.Nadie hubiera podido sospechar que aquel matrimo­nio diese fruto tan hostil al coloniaje, así como que de su seno surgiese uno de los mentores del pensamiento hispanoamericano. La ley de herencia no actuó en este caso para nada. La influencia del medio domés­tico y político tampoco. Fué más bien la escuela, su maestro, el poèta y patriota don Rafael María Mendive, quien forjó el espíritu de aquel mozo. En desacuerdo con los sentimientos de su propio hogar, con lo aco­modaticio del ambiente público, tallóse así el hombre egregio; egregio por sa acción, sus ideas y su sacrificio, que los cubanos reverencian y la América hispana consagra como uno de los guías de la generación nueva.El padre bueno, fidelísimo a España, «e l padre profundo», como llamó a don Mariano su propio hijo, hubiese querido que su varón único aceptase mansa­mente la situación política, sin protestas contra la pé­sima administración burocrática en aras de la tran­quilidad de la casa. La tormenta que el hijo rebelde, en la cárcel y en el destierro producía a su propia madre, era un dolor perenne... Por esa en el primer choque con la autoridad, con el grillete al pie, cuando empieza a sufrir por Cuba, a los diecisiete años, al dedicarle un retrato enternecido a la pobre madre que llora por verle en presidio, le dice:«Mírame, madre, y por tu amor no llores; si esclavo de mi edad y mis doctrinas, tu mártir corazón llené de espinas, piensa que nacen entre espinas flores.»mos a nuestro lado con la voz honrada y los brazos de par en par abiertos, al bijo de Es­paña que nos ayude a reedificar el pueblo que sus compatriotas des­truyen: porque rio ha de ser en esa fortuna menos Cuba que los demás pueblos de América, donde el español no vió la liber­tad con ojos tibios, ni hemos de olvidar que si espa­ñoles fueron los. que nos sentenciaron a muerte, espa­ñoles son los que nos han dado la vida.»Misionero de su isla, tocó en la puerta de todos las hogares libres de la América y tocó en el corazón de todos los cubanos, para que el Continente tuviese una República más: la de su patria.Ni la prisión, ni el exilio, ni la pobreza, ni la injusti­cia, ni la fama creciente del escritor y del poeta, ha­brían de torcer su rumbo. La quimera oue forjó con los delirios patrióticos de su imaginación le prestó alas invencibles para llevar al triunfo sus ardorosos sueños de iluminado Dedicada toda su vida al deber, lo cum­plió sencilla y llanamente en vibrante apostolado de amor y de ternura. Acercándose a los elementos dis­persos de la Revolución anteriormente fracasada, sin temor de ser desoído: levantando el áni-no de los que lo tenían desmayado o flojo; alerta siempre a todos los movimientos de la dinámica internacional, organizó una sublevación temeraria que el sentido práctico crevó ilusoria y los egoístas imposible. Sin tardanza y sin impaciencia, supo escoger el momento oportuno para la lucha armada. El movimiento de insurrección, de haber demorado un lustro, hubiese encontrado obs­táculos insuperables. El siglo décimonono finalizaba con cierta frivolidad. El sentido romántico del patrio­tismo perdía sus encantos ante las nuevas doctrinas sociales. El arte militar debía sufrir, a poco, una trans­formación radicalísima. La nueva centuria pondría sobre el tapete otros intereses internacionales y fac­tores adversos. Martí vió la oportunidad; conoció las señales de los tiempos, ni antes, ni después: entonces. Quiso sobre el pequeño territorio de Cuba, de fácil acceso por sus dos costas, con el solo apoyo de una minoría, enfrentarse y vencer al secular Gobierno de la metrópoli. Y lo logró. Su fortisima voluntad, admira­blemente dirigida por claros idealismos, obtuvo lo que parecía imposible, conjurando a favor de su causa todos los elementos, tanto internos como extraños, poniendo al servicio de sus propósitos libertarios la virtud y la dignidad de los cubanos leales. Al lograrlo, irguió sobre los desaciertos de la Colonia, la República cordial que su pensamiento proyectara en los arreba­tos de su palabra cálida y persuasiva v en la divina fiebre de sus exaltaciones.Si Martí fué un supremo idealista, por otra paradoja de su temperamento raro y fecundo, es preciso reco­nocerle un perfecto sentido de lo real, como quien sabe afirmar sus pies fuertemente en la tierra, seguro de que tiene extensión necesaria para que su cabeza se pierda entre las nubes. Kaiserling lia dicho: «Sólo lo posible tiene valor para la Humanidad.» La obra de Martí es de un valor permanente, porque alcanzó lo posible a despecho de cuantos le motejaban de soñador y de iluso, sin comprender que tras el delirio patriótico y el desbordado entusiasmo y el desinterés caudaloso del hombre que se entregaba de lleno a la causa política de su país, había un estadista previsor y consciente que sabía de la estrategia difícil de aco­plar el ideal con la realidad, único modo de hacerlo visible y de que no permanezca eternamente en el campo de la doctrina. Por tan especiales cualidades, a pesar de las transformaciones últimas, las ideas polí­ticas de Martí, no tan sólo con respecto a Cuba, sino también en relación con las demás repúblicas hispanas, pueden boy ser consultadas con provecho y seguidas con eficacia. Por eso las ideas políticas de Martí pesan en la formación de la nueva mente americana. La ju­ventud que ha surgido quiere orientarse por ellas. El maestro continúa su labor. Su verbo no ha muerto. Asi es de recia su vitalidad.Hurgando en la psicología del procer advertimos otra paradoja. Martí en la intimidad, efusivo, penetran­te, captador de voluntades, parece que se entrega, que se da por completo, que ha de ser arcilla en manos de los otros. El verdadero fenómeno es a la inversa: él es quien domina, quien se adueña, quien se impone, quien guía, quien manda. Su pensamiento será el pen­samiento de todos. En el vórtice de su acción, caen, hasta sin quererlo, sus propios adversarios, los que han recelado de él. los que alguna vez se opusieron a sus planes o consejos. Cuando se lee su correspondencia privada, se comprende mejor a Martí. En la despedida de casi todas sus cartas hay finezas de amigo, que, a ratos, semejan caricias de amante. El no se pertenece: él es de las personas que ama. y ama a los que quie­ren bien la libertad de Cuba. La dulzura evangélica, el afán de que le vean por dentro, coronan la respe­tuosa energía, el vigor de su demanda, la voz conmi­natoria del deber. El hierro de su voluntad se reviste con la seda de su ternura. «E l patriotismo de usted que vence a las balas — le dice a Maceo— no se de­jará vencer por nuestra pobreza, bastante para nues­tra obligación.» A Máximo Gómez, cuando solicita sus servicios para pelear otra vez por Cuba, lo hace con esta gallardía: «Y o invito a usted, sin temor de nega­tiva, a este, nuevo trabajo, hoy que no tengo más remuneración que ofrecerle que el placer del sacrificio y la ingratitud probable de los hombres.» Y siempre en los renglone« finales, el corazón le brinca a la mano y va,para el camarada, efusivo, sincero, limpio.Difícilmente encontraremos en nuestra agitada his­toria otro carácter tan rebelde y tan disciplinado. Martí nos brinda el conjunto armonioso de la disci­plina y de la rebeldía. Las rebeldías infecundas son las que no se disciplinan. Entendió de este modo am­bos conceptos, al parecer antagónicos, cuando pedía: «Disciplinar nuestras almas libres en el conocimiento y orden de los elementos reales de nuestro país, y en el trabajo, que es el aire y el sol de la libertad.» ¡Cuán conveniente seria que cierta parte de jóvenes extre­mistas, impresionados por las soluciones que dieron a sus problemas truculentos pueblos distantes, disímiles a los nuestros, disciplinaran sus rebeldías en el cono­cimiento y orden de los elementos reales de nuestros países. Los males de nuestras repúblicas angustiosas están en la selva inexplorada, sin talar, donde brincan nuestros monos de imitación y declaman nuestros vis­tosos papagayos. No es preciso ir a las estepas desola­doras del hambre y el crimen, ni pedirle sus quejidos v enconos a los bateleros del Volga. El día que sepa­mos de Ay acucho y de Junín lo que sabemos de Wagran y de Waterloo, y de las proezas de Páez y de Sucre, lo mismo que de las de Nev o Murat, es posible que sepamos también resolver nuestros problemas sin an­dar en préstamos ridículos con la Europa esteparia. El vodka es bebida muy fuerte para el calor de nues­tros trópicos. El caviar nos liega oscuro y mohoso generalmente. Será más elegante, pero /ios coloca en46¡VI ART I 1953 J O S E MARTI 1953posición falsa. De nosotros mismos tienen que salir las fórmulas. El espíritu americanista de Marti, si se in­tensifica, puede orientarnos con más seguridad. Que ya dijo el Apóstol: «¡Donde no se olvida y donde no hay muerte, llevamos a nuestra América, como luz y como hostia; y ni el interés corruptor, ni ciertas modas nuevas de fanatismo, podrán arrancárnosla de allí!»El ideario de Martí es de una amplitud sorprendente. Este hombre fraternal, de corazón magnánino, que escruta lo futuro, que sabe de las tristezas de los hu­mildes, de las quejas de los explotados, de los anhelos reivindicadores de clases, enemigo de todo prejuicio y de todo fanatismo, este hombre, verdadero Ciudadano del Mundo, parece que sacrifica sus grandes ideales humanos al ideal reducido de una patria. Y no lo s sacrifica: ios compenetra. No los recorta, los hace concéntricos. El amor a la patria y el amor a la humanidad los aclara con una de las más bellas defini" ciones: «Patria es humanidad, es aquella porción de la humanidad que vemos más de cerca y en que nos tocó nacer.» Como en ella nacimos, como la tenemos más cerca, como es más objetiva, comprendiéndola y amán­dola será el medio más eficaz de comprender y amar la humanidad. Por ella se empieza.Cuando cae aquel hombre íntegro y firme en las escaramuzas de Dos Ríos, consagra su apostolado en la más trágica y más cruenta de todas las paradojas de su vida. Dos Ríos fué la determinación reflexiva del procer que comprendía perfectamente había llegado «su hora», su hora de sacrificio, como anunciara antes de marchar a la contienda en la epístola a Federico Henríquez y Carvajal.En noche de clamoroso éxito tribunicio, pleno de confianza en la virilidad del cubano, bendecía el mis­terioso impulso que lo arrastraba por «la vía oscura y terrible». A la Patria se lo ofrecía todo, para que I ella, cuando la muerte pusiera fin a la fatiga de amarla con honor, pudiese decir, aunque no la oyese nadie: «¡Fuiste mi hijo! !Que no hay más gloria verdadera que la de servirla sin interés y morir sin manchas!» El desenlace fatal de Dos Ríos era en Martí más que un presentimiento: era la culminación de toda su obra con el holocausto de su propia existencia. No hay apostolado completo, si la predicación no es justifi­cada con los hechos. Quien propagó la necesidad de morir en los duros trances de la guerra, tenía necesa­riamente que ofrecer el ejemplo.Para Martí, Cuba era agonía y deber. Una fuerza íntima, el acicate de un estímulo interior, parecía darle energías nuevas en esos pasajeros decaimientos que sufren todos los luchadores; siempre dispuesto para la prédica y para la acción, siempre profundo y siempre inmenso, se aunaban en aquel espíritu selecto, por otra sutil paradoja, ternuras de poetas, afectos de amigo, amores silenciosos, con las encrespadas voces del tri­buno, con las recias labores del agitador, con los inexo­rables mandates del revolucionario; soberbio y lumi­noso en el tablado de la oratoria, lanzando apostrofes virulentos; apacible junto a la tosca mesa del taba­quero pidiéndole su óbolo para Cuba que sufría; se­vero y previsor en los comités del Partido que debía incenciar nuestra manigua para la emancipación; bon­dadoso y suave en las veladas de familia, donde decla­maba las estrofas dolientes de sus amores idos, lomismo escribía uná proclama con la amplia y juiciosa visión del estadista, que escribía versos, como lirios, en los álbumes de las cubanas desterradas. Eterno enamorado de la belleza y de la libertad, el contraste de paz y de ternura que fluía de su corazón en choque con la inquebrantable fuerza de su carácter tenaz, nos da la imagen de aquellos heráldicos blasones del me­dievo en que la rampante garra de un león nos ofrece en campo de azur una exquisita flor de lis.Martí resumió en sí todas las quejas y todas las espe­ranzas del alma nacional. Por eso eternamente será un símbolo de la energía y de la capacidad cubanas. Tuvo talento para la persuasión .y el convencimiento; genio para remover y crear en circunstancias atormentadoras e ingratas; espíritu apostólico para propagar e inten­sificar su propia obra, con abnehación y desinterés. Su vida y su idea constituyen una sola pieza: no pue­den separarse ni dividirse. Su vida es ya un símbolo. Su idea un horizonte. El símbolo cada vez se eleva más: para contemplarle es necesario mirar a lo alto. El hori­zonte tiene una nueva perspectiva a medida qüe lo escrutamos. Si lo abatió la tempestad en el bélico de­bate de las márgenes del Cauto, esa misma tempestad 'e exaltó a la gratitud enardecida de su pueblo, al reco­nocimiento emocionado del continente.Durante su estancia en Cuba, el profesor español Gui­llermo Díaz-Plaja hace uso de la palabra en uno de ios actos celebrados con motivo del magno centenario.Habla el doctor Juan J. Ramos en una sesión de Congreso de escritores inartianos celebrada bajo la pre­sidencia de los señores Cisneros, Ichazo y Santorenia.E L O G I O D E L A M U J E RP Í E La Habana a Camagiiey, de Camagiiey a Santiago, todo el bosque estlulce trago: palma real, ébano rey.Pero del oro de ley de la madera, tu talle árbol mejor es y vallefértil del amor oscuro, puerto de muerte segurodespués de andarte la calle.De isla en isla comprobarte de puerto en puerto saberte, y junto al agua tenderte y acercarse a despertarte.Ya no rama, sí baluarte del mar, mujer, isla, loma, tierra a que el fuego se asoma, fuego en que el ángel perece, ala que naufraga y mece, noche y miel, una paloma.De dónde a dónde buscar, si antes la tierra y el ala, si antes del viento la sala y el lecho junto a la mar, ahora el pez loco de atar que, como tú deseado, que como tú, de clavado se vuelva al punto del beso, ya casi en la mano preso y aun en duelo alborotado.Naranjo sobrecargado o pez del Viejo Canal o gracia del Pico Real,¿qué son, mujer, a tu lado?Tierra ardiente, aire volado, agua que llama a las naves, voz que en un verso no cabes o yo encerrarte no sé, y te pregunto por qué, y te callas, y lo sabes.JOSÉ GARCÍA NIETO.FOTOS: R. PARDOSeñora Olga R. Arellano de HernándezSeñora Cuqul Henares de MontalvoSeñora Matilde Azqueta de MendozaSeñorita Margarita Herrera y FernándezSeñorita Elena González del Valle y HfrreraSeñorita Elena Juncadella y MiyaresSeñorita Conchita Ríalo,y Du-OuesneSeñorita Annie Aixala y PertierraSeñorita Ana María Barraqué Sampedro.Señora M argarita Puláis de CahrpraGraciosos aleros de secular hechura, rejería diferenciada y evocadora. En este, valle de Santiago, por donde acaso no pueda pasar un automóvil, se pueden recor­dar sus hermanas limeñas o andaluzas, llenas de la misma paz y grata calmaLa plaza de Armas de La Habana. Al fondo, el Ayuntamiento, el antiguo Palacio del Gobierno. Piedras ya venerables donde la arquitectura europea puso el sello de sus estilos y la linea sobria de la andadura de sus mejores y luminosos siglos.NO fué Cuba, no podía serlo por su condición insular, pieza fundamental en la enorme estructura de la colonización española de América. Su historia, hasta el largo forcejeo de la independencia, está alimentada por hechos y Vicisitudes del mar: escala obligada de las flotas de Car­tagena y Veracruz, depredaciones de los corsarios, guerras con holandeses, ingle­ses y franceses, comercio casi exclusivamente por via marítima...En el continente, los virreinatos, las Reales Audiencias, todo lo que impli­caba necesidades arquitectónicas de monta. No obstante, Cuba no carece de nobilísimas improntas españolas, así en la piedra como en el espíritu.Cuando Carlos Manuel de Céspedes — y precisamente en 1868— pide al repu­tado genealogista don Juan José Vilar que le indague las armas de su linaje, explica que le interesan «no por vanidad ni por orgullo, sino porque siempre es bueno saber de dónde viene uno».Por lo que concierne a Cuba, sabe perfectamenre de donde viene.Frente al Palacio Presidencial y cerca de la iglesia del Angel, rompeolas de sus­piros para «Cecilia Valdés», esta esquirla de muralla española surge entre el verdor y las flores, que dulcifican la erguida y permanente dureza de la pétrea ruina.TIERRA RLA SO M RA50Sancti-Spiritus, en Las Villas. Hace más de cuatro siglos, Diego de Velázquez fundó esta bella ciudad cubana a imagen y semejanza de pueblos españoles.Otra huella de España, como tantas en la isla. La fortaleza de El Morro, sobre la bahia de Santiago de Cuba, se adelanta con su firme lección de permanencia.Este rincón de la plaza habanera de la Catedral, parece pedir personajes de Tirso o de Moreto. Los sobrios y armoniosos sillares cercarían un viejo «mentidero».En el patio del Ayuntamiento de La Habana se alza la estatua del navegante del descubrimiento, Cristóbal Colón, al que anualmente se le tributa un homenaje.Estas muchachas del Norte contemplan el hierro herál­dico de la aldaba, que sobre la histórica y bien fe­rrada puerta sustituye con ventaja a todos los timbres.El insuperable Ron Bacardi se añeja en sus envases hasta adquirir la suprema calidad sin rival.La magnífica y nueva fábrica de la Compañía Bacardí en El Cotorro(Habana).A COMPAÑIAR 0 INß •La fábrica Bacardí en Santiago de Cuba.L A primera industria licorera de Cuba fuó instalada en Santiago, en el año 1838, por un inglés, mis­ter John Nunes, para explotar el negocio dc aguardientes que le permitiera competir con los elaborados en Jamaica y Martinica.El 4 de febrero de 1862 fué adquirida la fá ­brica de Mr. Nunes por don Facundo Bacardí Maésó, quien desde esa fecha continuó fabricando ron con el nombre de BACARDI. A la muerte del fundador de la Industria pasó ésta a manos de sus hijos, Emilio, Facundo y José, entrando a for­mar parte de ella, en 1884, don Enrique Schueg Chassin, her­mano político de los Bacardi-Moreau. En el año 1888, la reina doña María Cristina confirió a BACARDI el título de Provee­dores de la Real Casa.Obtenida la independencia de Cuba, los hermanos Bacardí Moreau y don Enrique Schueg se dedicaron a la labor de re­construir la Industria BACARDI, y aunque desde sus inicios se habían hecho importantes exportaciones, fué después de la Guerra de Independencia cubana cuando comenzó el mayor es­fuerzo por la conquista de los mercados mundiales.En la República, ya trabajando a toda producción la Fá­brica BACARDI, se fabricaron nuevos edificios y plantas y se abrieron sucursales en la Habana, Norte y Sur América y Europa.En 1919 se constituyó la Sociedad Anónima COMPAÑIA RON BACARDI, bajo la presidencia de don Emilio Bacardí Moreau, y al fallecer don Emilio, el 28 de agosto de 1922, asumió la presidencia de la Compañía don Enrique Schueg Chassin, hasta su fallecimiento, el 11 de agosto de 1951.En 1927, la COMPAÑIA RON BACARDI, S. A., entra en un nuevo campo de actividades con la instalación en Santiago de Cuba de la Cervecería HATUEY, que lleva hacia ese pro­ducto la preferencia de los consumidores de cerveza. En 1930 se construye en México la COMPAÑIA RON BACARDI, S. A., DE MEXICO, y es puesta en producción esta nueva fábricaen 1932. En el año 1934 es inaugurada en San Juan de Puer­to Rico la fábrica BACARDI, bajo el título de BACARDI COR­PORATION OF AMERICA, y, ya en funcionamiento, con las de México y Cuba pudo atenderse la enorme demanda en el mer­cado mundial.En 1945 viene a ocupar la dirección de la COMPAÑIA RON BACARDI, S. A., don José M. Bosch, que antes de esa fecha estuvo actuando en la instalación y dirección de las fábricas de México y Puerto Rico. Construyó el nuevo y moderno edi­ficio de la Fábrica de Ron, creó e inauguró, el 22 de julio de 1948, la CERVECERIA MODELO en El Cotorro (Habana), y ha colaborado en distintos empeños de engrandecimiento para la ciudad de Santiago de Cuba. Entre ellos, con el Alcalde y otras personalidades de la Banca, Comercio, Industria y So­ciales, gestionó y obtuvo del Gobierno de la República 250.000 pesos para los frigoríficos del nuevo Mercado que se ha cons­truido con cerca de un millón de pesos de costo.La COMPAÑIA RON BACARDI, S. A., siempre caritativa y generosa, tiene desde hace mucho tiempo establecida la cos­tumbre de compartir cada año sus beneficioSs con entidades de Caridad y Beneficencia.La COMPAÑIA RON BACARDI, S. A., es la industria cuba­na que más premios y condecoraciones ha recibido. Entre ellos, citamos los siguientes:Philadelphia, en 1876; Madrid, en 1877; Bourdeaux, en 1895; Matanzas (Cuba), 1881; París, 1889 y 1900; Chicago, en 1893; Buffalo, en 1901; Charleston, en Ì902; Barcelona, en 1898; Saint Louis, en 1904; Habana (Cuba), en 1911; Panamá y San Francisco de California, en 1915; Feria-Exposi- cjón Nacional de Guba, en 1912; Feria-Exposición Nacional e Internacional de Cuba, en 1911 y 1922; Cuba, en 1923; Cien- fuegos (Cuba), en 1925; Santiago de los Caballeros, en la Re­pública Dominicana, en 1927; Gran Exposición Ibero-America­na, en España, años 1929 y 1930; Exposición Internacional de Barcelona, en 1929; Cuba, Gran Exposición de Mérito Comer­cial, ea 1945 v 194ÙRELACION DE LOS PRODUCTOS DE LA CASA BACARDIBACARDI AÑEJO................. Es muy apreciado para beber­se solo o en «highballs».BACARDI 1873..................... Más seco que el AÑEJO y tie­ne los mismos usos.BACARDI CARTA ORO....... Es un tipo de BACARDI quejustifica su nombre por su to­nalidad y matiz inigualable. Es­tá dotado de un bouquet muy peculiar, que le ha hecho apre­ciado para ser usado en «high­balls» y para berberse solo también.BACARDI CARTA BLANCA.ELIXIR: BACARDI.ANIS BACARDI........CERVEZA HATUEY MALTA HATUEYEs de un color más claro que los anteriores y se usa mucho en «co*cktails». Solo, como aperitivo, es muy saludable e ideal.Es un cordial a base de cirue­las pasas, de aroma y sabor de­licioso, muy usado para prepa­rar «co*ck tails» y beberse solo como licor.Es un excelente tipo de Anís.LA EQUITATIVA VACIO VALa m t i f t a m na c/ fcrn o m m aP R E S ID E N T E Y D IR E C T O R G E N E R A L : F E R M IN R O S IL L O D IR E C T O R G E N E R A L A D J U N T O : F A U S T O R O S IL L OC U B A , * * ® * S luettes. . . . . . . - s s s . · s í i · · ^ - 0 * 'de España, P« a España. nue hacen viajes ñ0|asa0s cubanos 9UB provincias esuinmediatamente,una,reparación e ̂ contar con' L ° S mVi'd osa^ ° * n^ 'nCUSEGUROS SOBRE LÁ V I D A , ACCIDENTES Y AUTOMOVILESOFICINAS EN ESPAÑAMADRID: Alcalá, 63, primero, MADRID: Alcalá, 61, primero,...BARCELONA: Pa:eo deGreci^ 88._ VALENCIA: Plaza del Caudillo, 26. - SEVILLA: Sent. María de Gracia, 5— LA CORUNA: Centón Pequeño, 22. — MALAGA: Vendeja, 9. — ZARAGOZA: Paleo de la Indepandancla, 34,— BIILBAO: Alamada Mazarr.de, 3. — SANTANDER: — Marcelino S. de Seutuole, 10 (pendiente de entrega) y Av. de Calvo Sotelo, 23, — PAMPLONA: Pozoblanco,15 y Av. de Carloi III, 1 (pend, de entrego). — SAN SEBASTIAN: Andie, 2,— S AL A MANCA: Ruá 18 LUGO: N. Pastor Díaz, 16. — PALMA OE MALLORCAl Luz, 5, — TANGER: Goya 5 Otras lóceles: GRANADA: Reyes Católicos. 13,— PALÈNCIA: Mayor Principal, 78AGENCIAS GENERALES EN TODAS LAS PROVINCIAS DE ESPAÑA Y EN MARRUECOSS U C U R S A L E N C U B A D E S D E EL A Ñ O 1 9 4 6CALLE REINA, 1 (PALACIO ALDAMA) LA HABANAA U T O R I Z A D O POR LA DIRECCION GENERAL DE SEGUROS EL 5 1 - X - 19535352En el cálido oriente, en Santiago de Cuba, mui las plaças ia fimbria de oro en que terminan las montañas. Siboney es playa que conjuga ¡a resonancia aborigen del nombre con el sello de nuestras bora- presentes.C UBA es una isla y su inserción en et mar se hace ¡tor e l disftar contacte de los rispidos arrecifes y las suaves playas donde la brisa le impone al sol tropi­cal una gratísim a continencia. Y es tal el 'ma rida je de tierra y mar, que, en una alegre exaltación telúrica, infinitos fragm entos del suelo parecen haber' saltado a l agua, como im­pacientes chiquillos, ¡rara vivir en voluptuosa y perenne ablución, form ando los cayos del litoral cubano, la verde pasam anería de la isla.E llo pertenece a l litoral edénico, en su ma­yor parte solitario, o solamente conocido por los pescadores de oficio o por los a m a t e u r s ;Estamos en plena zona balnearia de La Habana. Marlanao, y al fondo, una suntuosa faja de playas. Entre multitud de clubs destaca el Casino Español.\atadero, palabra ya incorporada al diccionario uni­versal de las nombradlas, ev punto de excepción en esa guirnalda de playas, regalo de Hispanoamérica.pero a nosotros ahora nos atraen las playas magníficas que orlan de felicidad, en selec­ción o en m ultitud humanas, e l inmenso con­torno m arítim o de Cuba.Se necesitarían planas y más planas para hacer aquí un censo visual, por somero que fuese, de las bellísim as playas de C uba; tan bellas, que han sido siem pre, y siguen siendo, le i t m o t iv preferidc>_jle—músicos y poetas.La obligada selección no se hará sin in jus­ticias. E s inevitable y sólo resta lamentarlo.La playa de la Concha en La Habana ofrece una fisonomía personalísima. Muchachos, velas y barcas componen cerca de la arena luminosa acuarela.55K . -1■» -oédw'-mt/r’--------r1 * m x M I l '-UEl lujoso y perfecto vate pesquero se dispone a zarpar. Bien saben los afi- ■ La playa de Guanabo, no lejos de La Habana, es ya brillante satélite que atrae ...Y la orla s’ gue rodeando de oro la isla, junto a laclonados a este deporte la riqueza ictiológica de Cuba y de estos muelles. ■ a multitud de gentes. Las delicias del so! v del mar son gozadas el fin de semana. vegetación extraordinaria que se acerca al mar caribe.La linea de espuma del agua se acerca a batir suavemente estas arenas de la playa de Varadero, frente al Club Náutico Kawama. En un maravilloso marco tropical, esta playa se ha convertido en uno de los centros de atracción turística más aristocráticos de toda Hispanoamérica donde pueden disfrutarse las más gratas vacacionesElemento principal de estas horas entre el juego y el sol, son los niños cubanos disfrutando del mar.57i58TEMPRE se dice que el mundo conoce a Cuba a través de su azúcar y su tabaco. Es posi­ble que asi sea; pero puede agregarse que durante medio siglo el nombre de la pequeña isla ha sido glorificado por sus hijos en el vasto campo de los deportes, cimentado una reputación que abarca fases tan disímiles como el boxeo y el ajedrez, como el base-ball y la esgrima... Con una pobla­ción que en su máxima ascensión oscila en los seis millones de habitantes, Cuba ha producido dos campeones mundiales de boxeo, un monarca indisentido del ajedrez internacional, un titular olímpico de esgrima, decenas de grandes jugado­res de base-ball que han alcanzado elestréllalo en la órbita norteamericana; un campeón de billar y centenares de atletas que, sin ostentar blasones de modo oficial, han legado marcas y hazañas reconocidas en todas las latitudes.Ahora mismo, Cuba tiene al hombre que es reconocido por la crítica como el mejor boxeador del momento. El cama- giieyano K id Gavilán, que ostenta el cetro mundial de los «welter weights», es a juicio de la mayoría el campeón más brillante que tiene el pugilismo. Titular de su división desde 1951, K id Gavilán ha defendido la faja contra todos los aspirantes que le salieron al paso, ba­tiendo en sucesión a Johnny Bratton, a Billy Graham, a Gil Turner, a Carmen Basilio, a Chuck Davey y a Bobby Dikes... Su reinado nadie osa disputár­selo, y parece asegurada su incursión a la division mediana, donde tratará deEl deporte por excelencia en Cuba es el base-ball. Ha producido centenares de grandes astros que han triunfado rotundamente en todos los lugares del mundo. La figura que más gloria ha proporcionado a Cuba en este interesantísimo sector del deporte es Adolfo Luque. Destacadísimo en las grandes Ligas norteamericanas, durante veinte años fué jugador en esos circuitos, y considerado como su máxima atracción.E! estadio de La Habana, donde se celebran los campeonatos de base-ball, con capa­cidad para 35.000 espectadores, hay veces que resulta pequeño ante la afluencia de público, verdaderamente impresionante. La presente foto está tomada durante nn desafío entre los dos equipos rivales Habana y Almendares. La perfecta iluminación del terreno de juego permite a los espectadores seguir la contienda en plena noche.arrebatarle el fajín de las 160 libras a Carl Olson...Junto a Gavilán aparece otro K id glo­rioso, que también dió a Cuba un cam­peonato del mundo entre las cuerdas... Kid Chocolate ganó el título pluma en 1932 al derrotar a Lew Feldman, y sunombre figura entre los grandes de esadivisión en todos los tiempos... En elegancia,en ha­bilidad, en personalidad y clase, pocos pugilistas aventajaron a K id Chocolate, cuya carrera hubiese sido aún más reful­gente de lo que fué, de no haber que­mado sus energías y su fortuna en rutas diametralmente opuestas a las aconse­jables a un atleta.'..La cosecha cubana en boxeo es pró­diga... Europa recuerda con cariño aKid Tunero, conquistador de cuatro hom­bres (Ezzard Charles, Marcel Thil, Ken Overlin y Antón Christoforidis) que os­tentaron diferentes campeonatos del mundo; como la America del Sur no ol­vida a Kid Charol, cuyas excentricida­des fuera del ring minaron y mermaron sus prodigiosas facidtades. En la actua­lidad Cuha tiene un aspirante al título mundial de los pesos completos en Niño Valdés, cuyas recientes victorias sobre el ex monarca Charles y sobre el titular europeo Heins Neuhaus le sitúan en po­sición privilegiada, y el rápido Orlando Zulueta es considerado entre los cinco primeros pesos ligeros del orbe.Déporte individual, el boxeo ha dado renombre internacional a Cuba; pero elOtro jugador de base-ball que ha prestigiado la Cuba deportiva en el orden interna­cional es Miguel Angel González, actual propietario del Club Habana, uno de los equipos básicos de los torneos invernales. Fué catcher estelar en grandes ligas, actuó por espacio de dieciocho años y tuvo la gloria de ser el único extranjero designado por un equipo de Liga Mayor de los Estados Unidos, puesto que desempeñó en 1945.59Isolin campeón inolvidable con «jue Cuba cuenta en su historia deportiva es José Raúl,Capablanca. Sus triunfos en el difícil y científico juego del ajedrez han dejado recuer­dos y enseñanzas imperecederos. Campeón mundial desde los años 1921 hasta 1927, nació en el año 1888 y murió en 1942, perdiéndose con él una de las figuras cuyo sólo nombre evoca glorias y efemérides imperecederas a cualquier buen aficionado.las glorias alcanzadas por Cuba en el mundo de los deportes abarcan también a la esgrima. La figura cimera en los comienzos de este siglo en el orden internacional fué Ramón Fonst; campeón de florete en los Juegos Olímpicos mundiales de 1904, su nombre ocupa también un puesto de gloria en el área deportiva universal. En la actulidad ocupa un puesto destacado de la Dirección General de Deportes del país.grueso de la gran producción atlética de la isla ha estado en el base-ball. Enume­rar las estrellas que ha producido Cuba, sería una larga tarea. Siendo el pasatiem­po nacional, Cuba dispone de un mate­rial humano que incluye el ochenta por ciento de la juventud. Así se explica que haya ganado ocho de las competencias internacionales en que han participado sus equipos «amateurs» y que centenares de profesionales hayan actuado en las Ligas mayores de los Estados Unidos. En el sector «amateur», Cuba posee el título de la Federación Internacional, ganado este año en Caracas, y también el cetro Panamericano, al celebrarse los I Jue­gos en Buenos Aires, en 1951. En el profesionalismo, más de doscientos cu­banos juegan todos los veranos en Nor­teamérica, y en la clase privilegiada mi­litan siempre de diez a quince. Este año un solo equipo de Liga Mayor, el Chicago Medias Blancas, presentó cuatro cuba­nos, uno de los cuales, el veloz Orestes Miñoso, fué considerado el mejor jardi­nero del circuito.Con tal rendimiento artístico en sus peloteros, los fanáticos cubanos reclaman campeonatos fuertes durante el invierno, y las justas tradicionales se nutren tam­bién de grandes astros estadounidenses, justificando la expectación que crea en la población durante los cinco meses de actividad, que abarca desde octubre hasta febrero.Pero no es solamente en base-ball y en boxeo donde Cuba ha sobresalido... El nombre de José Raúl Capablanca no tiene latitudes en el ajedrez. Fué maes­tro de maestros, imperando en el juegociencia por largos años. Otro cubano, Ramón Fonst, fué el más sobresaliente esgrimista que conoció el mundo en los primeros años del presente siglo, ganando torneos mundiales en las tres armas y sobresaliendo especialmente en florete, en cuya arma conquistó el título du­rante los Juegos Olímpicos Mundiales de 1904 en París. Cubano también fué Alfredo de Oro, durante muchos años campeón mundial de billar, en esas dos difíciles especialidades que son la «piña» y la carambola por tres bandas.Sus nombres son como cuentas de un rosario de oro que cada cubano está en el deber de repasar constantemente como tributo de admiración y homenaje de reconocimiento a quienes han hecho grande en el mundo de los deportes a tan pequeño país.En cuanto al deporte del fútbol, que arrastra en casi todos los países del mundo inmensas multitudes, arraiga y prospera en Cuba con ritmo seguro y pujante. No atrae aún ni agita tan grandes masas como los otros deportes que acabamos de men­cionar, pero se va abriendo camino en el gusto de los espectadores.Recientes están los encuentros celebra­dos con equipos peninsulares, especial­mente la visita del Gijón, que tantas evo­caciones regionales despertó en La Ha­bana, como las había despertado antes la del Celta, de Vigo, con tanto cariño aco­gido en Cuba. Esperemos que poco a poco vaya tam bién el emocionante espectáculo futbolístico ganando el interés y las pre­ferencias de los cubanos, hoy por hoy, como queda dicho, canalizadas hacia otras especialidades deportivas.El primer campeón mundial de boxeo que produjo Cuba fué Kid Chocolate. Ganó el codiciado título en 1932 venciendo a Lew Feldman, y poseyó también el cetro junior light weight. Pocos le han superado en habilidad y en clase, y está considerado como uno de los mejores estilistas que han pisado los rings. Hoy, después de sus pasadas glorias, ocupa un puesto modesto en la Dirección de Deportes como entrenador-En los momentos actuales, la figura más destacada del boxeo cubano es Kid Gavilán, campeón mundial de los welter. Ganó el título derrotando a Johnny Bratton en 1951, y hasta ahora lo ha retenido superando todos los rivales de su categoría. Se le con­sidera como el campeón perfecto y se le augura el título de peso mediano cuando celebre su proyectado combate con Carl Olson, oue actualmente ostenta ese título.SEM A N A SA N T A - CA T ED RA L DE LA H A B A N AC U B A E N C O L O RN O hay tecnicolor más incopiable que el tecnicolor cubano.Compuesto por una misteriosa química pictórica que se enciende todos los días como un milagro en el aire tropical —aire del Caribe, sin réplica en la ingrávida geografía de los aires universales —, lo puso Dios en las Antillas recreándose en su obra.Lo puso para que los pájaros ultramarinos cantasen mejor. Para que las palmeras de cintura esbelta se balanceasen graciosamente con lánguido ritmo de habanera. Para que la caña de azúcar fuese más estilizada y más dulce. Para que los tabacales captasen el aroma vegue­ro que había de cruzar el mapamundi.Y también para que los adelantados españoles que pasaron la mar sin nombre viesen la primera película en colores naturales que proyec­taba para ellos la vieja naturaleza. Y así continuó siendo por los siglos que siguieron en el calendario y en la vida del orbe. Y todos los pinto­res que nacieron en la «perla» antillana y los que llegaron a ella procedentes de otros meridianos, se sintieron prendidos y cautivos en aquella luz y aquellos tonos. Aprestaron sus pinceles y se pusieron a la tarea de interpretar el tecnicolor cubanoComo este Fernando Tarazona— levantino de la Valencia de las flores españolas— que es uno de los más afortunados intérpretes de motivos antillanos hechos arte y óleo en su paleta.PELEA DE G A L L O SC U B A EN E L T I E M P OLA H A B A N A (según un g ra b a d o de 1853.)r r m rB Má t 1 J 9 £ | n M Í j K : v i v «A LA CONSIGNA (.ESTE ES EL HOMBRE» RESPONDIÓ PLENAMENTE LA FIGURA DEL PRESIDENTE, EN EL QUE EL PUEBLO HABÍA PUESTO TODO SU ENTUSIASMO Y TODA SU FE, Es así, cuando aparece confundido con el pueblo, cuando la vibración humana que caracteriza al Presidente cobra su mayor prestigio y resplandece más viva.BATISTA EN PIEP O R R A F A E L M A R Q U I N AEste es el Hombre" — se leía en los grandes carte- lones de la propaganda electoral— Flotaba así, sobre la diversa miscelánea, pugnas de las teorías y los programas, de las disputas agrias y lœ alega­tos inflamados; sobre el rumor de las malquerencias y la algarabía de las imputaciones, una expresión del pueblo para definir al Mayor General Fulgencio Batista y Zal- dívar, candidato entonces, de nuevo, a la Presidencia de la República.Este es el Hombre. Recio en la esbeltez de una figu­ra maciza, bien asentada, con planta firme en la tierra de su tierra; saludable, con una salud que ha 6Ído en­vidia de su biógrafo ilustre, Emil Luddwig; con una se­rena valentía que le mantiene en vigor ágil la serena audacia del pensamiento, hombre que ama las funda­ciones y las obras, que cuando se palpa la estatura se mide el alma, el General Batista, que fue el máximo res­taurador del Poder Civil en Cuba, es ahora el Hombre, como lo fue en otras ocasiones en que se incorporó a la Historia con un natural aposentarse en su climaNo e6 menester adentrarse en la-vida política cubana — cosa que, por circunstancias obvias, ha rehusado siem­pre quien estas líneas escribe— para entender lo que Fulgencio Batista significa y vale para Cuba.' Es precisa­mente lo exira, lo que en lo político hay que considerar, lo humano, sin mengua de un buen ejercicio de,la po­lítica, lo que sitúa al General Batista en su eminencia clara. Este es el Hombre, claman las masas, y no: éste es el político. Y porque eso es certeramente lúcido, exac­tamente preciso, en rotunda definición, el General Ba­tista es un gran político.Lo que en él mueve a admiración y promueve afecto es su cabal sentido de lo humano. No' es la trayectoria de sus triunfos y de sus derrotas; ni es la alternativa — siempre excepcional en sus dimensiones y sus perfi­les— de su carrera política, lo que destaca con tanta fuerza de persona singular, de personalidad señera, la ro­busta figura joven de este hombre fundador y militan­te: es su calidad esencial de hombre conductor de hom­bre?, de visionario que sabe construir sus sueños en rea­lidad de piedra y de humanidad; en obras y en huma­nismo.Cuando cerca de él y sin necesidad de acercarse a su política adjetiva, pero en la luz de su evidencia, se le ve perder y ganar, siempre en un decoro de respeto al pueblo, unido a su congoja y atento a su demanda; cuando sin prejuicios y sin directos intereses que aten­der, se puede entender lo que él atiende, se siente que en la vida y en las obras del actual Presidente de la República de Cuba, Mayor General Fulgencio Batista y Zaldívar, lo que le lleva a la acción es, por encima de todo — y acaso con plena conciencia del deber dictado por su propio destino— un impulso, mantenido como norma, de darle al hombre de Cuba lo que le correspon­de al hombre en una ecuménica categoría de persona li­bre, liberada y liberal.Por la perfecta dignidad del hombre, a la máxima so­beranía de Cuba, y por virtud de esta eficiencia sobera­na, Cuba, en el concierto de las grandes naciones del mundo.64I y é ~ -y 1J -, 3 j, * ilá V 4 * * , . ■ . w * * Ç * c ' * T- 4 P . w 1 > - , ’ i ASU FIGURA RECIA Y SIMPÁTICA ES VISTA A CADA MOMENTO, PIE A TIERRA, EN LOS LUGARES EN QUE LA ACTUALIDAD MÁS EXIGENTE DEL PAÍS LO REQUIERE. ATENTO Atodo lo que suponga una mejora para su país, no duda en acudir al terreno de cada obra, prolongando su labor sobre los datos, los números y las estadísticas.Infatigable en la labor — trabaja o lee constantemen­te— , entregado a la ardua tarea durante más de veinte horas diarias — “ dormidor del alba", se ha llamado a si mismo— el general Batista tiene, por sobre todas la6 que puedan encarecerle y ponderarle sus innumerables par­tidarios, una virtud esencial y decisiva: su conciencia de pueblo. Esa conciencia de pueblo le procura el buen arte de gobernar con ciencia .Por eso se le ve — cuando se le contempla desde fuera de la liza, no en el palenque— sereno, aun en el más difícil trance; inalterable en su fe, y se le nota activo en sueños de los que sabe hacer rea­lidades, que andan sin que Je estorbe la vociferación de los energúmenos; atento, no obstante, a las voces serenas que le advierten o le reclaman.Porque la política del Presidente de Cuba, que se pro­clamó cuando lo fué antes y lo practicó como lo practica ahora presidente de todos los cubanos, no atiende ni « v tiende lo restricto, lo particular y personal; es un ansia, frenética de tan impaciente y activa, de creearle al pue­blo lo que necesita para que el pueblo, el hombre, sea plenamente ciudadano, cabalmente hombre.Este noble ideal, este alto propósito, insisto, implí­cito en su ivida, le ha creado al general Batista un duro destino de luchador que ansia, que necesita, derriban­do cuanto obstáculo se oponga a este cardinal propósi­to, una constante acción en medio de un laberinto de desviaciones que no le saben turbar la andadura recia y decidida; su Ariadna es su fe; su urgencia, la exigen­cia histórica; su prisa, la conciencia de su destino fren­te a la caducidad de la vida humana.No cuesta mucho— no hay más que verlo en esa cons­tante acción que hace definirle como “ éste es el hom­bre” — , no cuesta mucho entender esta significación vi­tal de Batista en pie y en presencia. Es su potencia la que transparenta su estar presente. N o se trunca su obra cuando , e quiebra o la destruyen; no se desvía su ruta cuando le abren abismos con que borrarla; el salto suyo no es nunca en las tinieblas. Dormidor del alba, sabe el secreto del mediodía.Y después de una jornada de trabajo que habría agotado a quien no tuviera como él tanta energía, tantafe en sí mismo y en su pueblo; cuando ha dedicado a la lectura las últimas horas de la noche, llegado ya al deber de un descanso, antes de hundirse en él, le lle­gan por la ventana abierta los primeros atisbos violetas del alba naciente. Y los fulgores tímidos que anuncian el renacer del sol vienen a tenderse a los pies de su ¡bu­taca, como lebreles sumisos.Despasionadamente, en lejanía de todos los partidis­mos, en equidistancia de todos los credos y todos los je­fes que los mantienen, aunque con igual respeto para todos; en amorosa, entrañable pasión de Cuba, la más generosa, la más noble de las patrias para un español que la ama como madrina adorada y propicia; prescin­diendo del acontecer diario de las anécdotas y las in­cidencias, el general Batista en pie sobre su obra, hom­bre de pueblo con alma y talento de creador sapiente, es tanto como una gran figura, una de las más justifica­doras, seguras, luminosas y firmes razones que, como columnas marmóreas, sostienen para Cuba en el pano­rama de la Historia una sólida arquitectura de futuro.65Se la ve inclinada sui,.-; el dolor de las criaturas... Su presencia es siem­pre una fuente de consuelo y de eficacia para remediar al que sufre, y así su gran popularidad entre los humildes es ya privilegio y triunfo.SEÑORA MARTA, SEÑORA BUENA...E la ve inclinada sobre el dolor de la criatura inválida. La circunda un halo de luz que en ella asume fijeza. La ro­dean humildes gentes, en arrobo de gra­titud, húmedos los ojos, sonreídos los sollozos. Y Marta Fernández Miranda de Batis­ta, esposa del Presidente de Cuba, Primera Dama de la República, oye la salmodia reiterada y su­plicante: “Señora Marta, señora buena...” La es­tampa decora muchos fervores cubanos.P ro erraría en la apreciación de lo exacto quien supusiera, viendo la escena, recordándola en la emoción, que se trata sólo de una caridad. Las manos de esta mujer, generosas y orogradoras, no reparten limosnas. Hay otra raíz de humana nobleza en su manera de partir el pan. No se crea que sus muchas prodigalidades son simplemente — y ya serían, por eso sólo, laudables— nobles im­pulsos de caridad. Lo que da a la enorme labor que realiza su capital sentido, su mérito cardinal, y la reviste de transcendente significación, es, tan­to o más que su dimensión, su carácter de servi­cio, no su gran belleza de donación. Nada es dado al azar, ni siquiera lo que dicta la pura piedad del alma; todo obedece, en la conjunta regulación de esta obra admirable, a un sentido de recupera­ción humana, a un consciente deber de rehabilitar al desvalido, al infortunado, para que pueda por si m.smo reingresar en su propia vida, forjándola por su propio y capaz esfuerzo.La popularidad enorme que se ha ganado tan b llámente en Cuba la Primera Dama de la Re­pública, esta gentilísima mujer, cuya juventud eslá ya aureolada de la Gracia, se explica, más que por nada, por esto: porque la gratitud que so le guarda no es por un auxilio limosnero, sino por un servicio dado, no al despojo gimiente sino al hombre en sus facultades, con realidades de estí­mulo y reconocimiento do valores tanto como con amor de amar su sufrimiento.Si pudiésemos aquí dar, siquiera en síntesis, las largas relaciones de obras que ha puesto en mar­cha, que ha erigido en piedra, que preside en constante afán de servir a la criatura humana la señora de Batista, se advertiría al punto, sin adi­ción de subrayamientos y comentarios, ese senti­do de honda comprensión humana, que es la va- údez mejor, la mayor virtud,de la gran obra filántropa y asistencial que realiza Marta de Ba­tista desde su alta posición de Primera Dama de la República.La O ND I (Organización Nacional de Dispensa­rios Infantiles) y la Comisión de Ayuda a los damnificados por los últimos temporales que arra­saron comarcas occidentales de la Isla; sus d is­velos por asistencia social a través de los orga­nismos nacionales que creó y atiende y no deja de su mano el General Batista, su esposo, Presi­dente de todos los cubanos, son, a es.o propósito, de ejemplaridad suasoria y suficiente.Gusta esta gran dama, de corazón cubano y de sonrisa leve, de ejercer por sí misma, sm rehuir molestias ni incomodidades, sus obras de buena distribuidora, de ordenadora justa, de buena Mar-, ta, hacendosa y laboriosa.La han visto en las aldeas remotas, en los bo­híos míseros, en los parajes difíciles, las buenas gentes maravilladas; la han v.'sto entrar en los arroyos, hundirse en las ciénagas, recorrer cam­pos en rastrojo en manigua, incansable, amable, inagotable. La han visto, y ella se ha acercado al dolor de los que sufren, no por el sólo buen deseo de llevarles conhorto y halago, sino para, por sí misma, entender la magnitud de su duelo, de su miseria, de su necesidad y atenderlos y remediar­los según la norma justa que le dicta a su com­prensión clara su apreciación humana.Cuando se aleja, permanece, se queda. Porque no ha dado simplemente: ha dejado, con la nueva razón, razones de vivir, compañía para la soledad, estimulo para la ardua tarea de seguir viviendo. Ha puesto en rumbo vidas desviadas. Con presen­cia do amor y amor de su presencia.La obra de la señora de Batista, nunca intenta­da por ninguna otra Primera Dama en la Repú­blica de Cuba, no es, en la enorme, múltiple, con­tinua eficacia de sus bondades y de su prodigali­dad, una sola generosísima filantropía que fluya — linfa tersa— del manantío de su corazón; is por encima de todo y hacia dentro, una manera de entender la misión de ser en su pueblo cuando está en el lugar más alto; es un modo de con­tribuir, mediante la aplicación de los principios y las normas de la Asistencia Social, a la arqui­tectura de un mundo mejor poniendo en ól al hombre, a la mujer, al niño, en condic'ones de en­contrarse a sí mismos, ágiles y dispuestos para la gran batalla del vivir. Es la aplicación de ordena­ciones que cumple con mano providente, pero con sentido cons.ructivo, y por las cuales va hallando aquel a quien favorece, no sólo una ayuda, sino una razón de vida, una misión existencial y los medios con que cumplirla en concierto con la co­lectiva hazaña de la projimidad.Por eso, la señora de Batista regala y entrega útiles de trabajo, provee a inválidos y lisiados de miembros artificiales con que poder valerse y busca empleo y entrega tareas a los desocupados, después de haber comprobado la real necesidad en que se hallan y la veracidad de lo que se duelen.Y por eso, por ese profundo y substancial sen­tido de su altruismo, prefiere ser ella misma la que, corriendo todos los riesgos y todas las inco­modidades, distribuya en las ocasiones de los re­partos multitudinarios. Y llega a todas partes, afable y sencilla, con atuendo campesino, con am­plio chambergo de yarey, a la usanza guajira; descalza, si conviene para atravesar un arroyo con agua hasta las rodillas; comiendo, sin mesa ni manteles, junto a los más humildes trabajadores del campo, sencillamente, con la natural grandeza da su claro amor humano. Recorre largas distan­cias, para no dejar a nadie sin su visita y su ayu­da, en jeep, en carreta, a pie, sin fatiga ni desma­yo, para apreciar por sí misma la exacta magni- i--'1 de la penuria y calibrar así la justa propor­ción de la ayuda. Y no se contenta con remediar lo momentáneo, sino que inicia en seguida,y apun­tala, la seguridad de los días futuros.Lo que, en secuencia ampliada de lo que había ¡’.echo antes, privadamente, ha realizado de esta guisa, con esta liberal limpieza de alma, la Pri­mera Dama de la República de Cuba desde que ostenta este título, al que ha dado jerarquía hu­mana y rotundidad -categórica, sería demasiado largo para ser enumerado aquí. Hospitales, cen­tros de rehabilitación, donativos, entrega de apa­ratos máquinas, herramientas; asistencia a enfer­mos y desvalidos, son acápites de su gran obra extendida en beneficios por todos los ámbitos del país, en obediencia a los postulados humanistas y constructores que en la gobernación del Estado troquela y pauta su esposo, el Mayor General (Ful­gencio Batista y Zaldívar, Presidente de la Re­pública.Por todo ello, de uno a otro extremo de la Isla se ha hecho popular su persona gentil, toda ella,Con gusto se puede renunciar a mesa y mante­les para partir el pan con los humildes y honra­dos trabajadores, que se sienten seguros por ella.Muchas veces se la ha visto tocada con el am­plio chambergo guajiro como una campesina más.Nada detiene sus actividades. En la pared de esa casa se ve la propaganda hostil al Presidente.No rehuye una sola molestia o Incomodidad... Y ha atravesado muchas veces los lugares desolados por la catástrofe, sientiemdo de cerca el mal y el frío de los pobres damnificados, para los que ella es la salvación.en la alegria de su juventud, como nimbada de una luz palpable, y es bendito y alabado su nom­bre, constelado de jaculatorias. El alma de Cuba, al margen de toda pequeña anécdota de partidis­mo político, sabe la pureza de esa actitud, el no­ble propósito de esa acción. Marta, como la lla­man todos con cálido acento de filial respeto, no incide en propósitos políticos ni se adentra en programas de propaganda; llega incluso, y sin reservas los favorece, hasta lugares y bohíos don­de manifiestas pruebas atestiguan que sus mora­dores están adscritos a credos políticos oposicio­nistas. Su obra no atiende más que a la verdad de lo humano.Y de todo el pueblo surge, como un gran coral que llena el aire, la salutación cordial, la afirma­ción conmovida y honrosa, inflamada de amor y de viva emoción: “Señora Marta, señora buena...”R. M.6766Creche de Santiago de Cuba.LA CORPORACION NACIONAL DE A SISTEN CIA P U B L I C Atro sin cartera, y. además, jefe del Servicio Femenino para la Defensa Civil. Pertenece a connotadas insti­tuciones. entre ellas, fundadora de la «Alianza Nacio­nal Feminista». Poetisa y literata, además de política activa, es, entre las mujeres cubanas de que se ha rodeado Batista en su obra de Gobierno, una que, como la doctora Martha García Ochoa, directora de Asuntos Internacionales del Ministerio de Información, merecedora al elogio más alto.También figuran en el referido Patronato persona­lidades destacadas del periodismo y la sociedad cu­bana, como el doctor Martín Leunda, señorita Dolores Domingo Morales del Castillo, señora de Pérez Beni- toa, Lilia Fernández Batista de Salas Humara, Isabel Margarita Ordext. y otros valores nacionales.TIPOS BASICOS Y OBJETIVOS DE LA INSTITUCIONLABOR SOCIALCuantos visitan la República de Cuba y tienen oportunidad de conocer esta gran obra que es sin duda la «Corporación Nacional de Asistencia Pública», tienen aue estar de acuerdo en que tanto los niños como los ancianos que residen en los centros dispersos por las seis provincias de la nación, son seres felices, pues no sólo el confort, la higiene y la alimentación son superiores, sino que las edificaciones son sólidas y modernas, y los métodos pedagógicos aplicados están proyectados dentro de las normas más elevadas de ja vida moderna; hay en total 33 instituciones propias ¿onde están albergadas 3.085 personas, y 4.330 alber­gados en 75 instituciones adscritas y 202 becados en 18 instituciones privadas.Hogar Infantil de Camagüey. Patio central.L A Corporación Nacional de Asistencia Pú­blica mantiene 33 instituciones propias, subvenciona 75 instituciones adscritas y paga por cuota de albergados a 202 beca­dos,en 18 instituciones privadas. (Creches, Hogares infantiles, Hogares de ancianos.)UN GOBIERNO PARA EL PUEBLOEl Gobierno Revolucionario del Mayor General Ful­gencio Batista y Zaldívar, quien asumiera el Poder el 10 de marzo próximo pasado, sin derramamientos de sangre y con el solo objetivo de salvar a la Repú­blica del caos que la mala política de gobernantes sin escrúpulos mantenían bajo la «etapa» que se dió en llamar la del «gatillo alegre», ya que imperaban los gansters a su antojo, sin respeto para vida y ha­cienda, se dió apenas instalado en el Poder, al resur­gimiento de la cosa pública bajo el orden, la disci­plina y la paz, y muy especialmente a la creación de instituciones capaces de velar por el mejor vivirde las clases Necesitadas, y muy especialmente de l°s niños y ancianos.UNA INSTITUCION ORGULLO DEL GOBIERNO: LA «CORPORACION NACIONAL DE ASISTENCIA PUBLICA»El Patronato de la Corporación Nacional de Asis­tencia Púbb'ca se creó por ley decreto número 348, de 29 de marzo de 1952. Los miembros del Patronato que rige la Corporación Nacional de Asistencia Pública son los siguientes:Presidente: Doctora María Gómez Carbonell, mujer de relieve dentro de la vida pública cubana, que ha ocupado importantes cargos en el campo intelectual y político de la nación, quien fuera consejero de Estado en 1934; en 1935, jefe del Negociado de Es­cuelas Normales y de Comercio de la entonces Secre­taría de Educación; en ese propio año ocupó un escaño en la Cámara de Representantes, hasta 1940, en que fué electa Senador por La Habana. En 1942, Minis­La Institución está dividida de esta forma:a) Creches,b) Hogares Infantiles,c) Hogares de Ancianos, que llenan el siguiente cometido:C REC H ES .— Instituciones para menores de uno y otro sexo, en edad comprendida entre seis meses y seis años, que permanecen durante el día en las horas comprendidas de 7 a. m. a 6 p. m., donde se les pro­digan los cuidados propios del hogar, mientras la madre obrer,a está en su trabajo. Además de abmen­tación adecuada y atención médica, reciben instruc­ción primaria.H O G ARES IN F A N T IL E S .— Instituciones para menores de uno y otro sexo, en edad comprendida entre siete y catorce años, que permanecen internos. Además de cuidados del hogar, alimentación ade­cuada y atención médica y dental, reciben cultura físi­ca, instrucción general hasta el sexto grado y clases fspcciâlcSiH O G ARES D E A N C IA N O S .— Los hay para an­cianos de uno y otro sexo, y pueden permanecer ma­trimonios. Son ingresados permanentes. Tienen aten­ción debida a sus años con entretenimientos adecuados a su edad.PROYECTOS INMEDIATOSLa obra revolucionaria del General Batista no se detiene en su afán de reconstrucción nacional; por ese motivo ya están en vías de realización inmediata los siguientes proyectos:Creación del Centro de Servicio Social como un Hogar de Emergencia.Talleres de carpintería y mecánica en el Hogar Infantil de Tiscomia.Talleres de costura para niñas en el Hogar Infantil de Rancho Boyeros.Estudios especiales de marcha y de cabstenia para varones.Creación de la Banda de Música de la Corporación por los niños de los Hogares Infantiles.Acuerdo de equipar una sala de veintiséis camas en el Asilo de la Caridad, de Colón.Hora de radio, que se iniciará en estos días de «PREDICAS ED UCATIVAS DEDICADAS A LA FA M IL IA CUBANA».UESDE el 10 de marzo de 1952, Cuba cuenta en su Gobierno con un nuevo e importante Ministerio: el de Información, y para su desempeño el General Fulgencio Batista y Zaldívar, Presidente de la República, de­signó a un hombre joven, perio­dista activo de avanzadas ideas de progreso: el señor don Ernesto de la Fe.Innecesario parece hacer resal­tar la enorme trascendencia del nuevo departamento cuando de todos es sabido lo que en la vida de los estados modernos repre­senta el capítulo de las relaciones públicas y el intercambio de im­presiones y noticias entre los go­biernos y sus pueblos, los gobier­nos entre sí y los pueblos también entre ellos; pero al tratarse de un Departamento que, como el de Cuba, ha previsto en su organiza, ción los puntos esenciales al ma­yor desenvolvimiento de sus acti­vidades, y la preponderancia que habrá de adquirir en el futuro» merece la pena dar a conocer en detalles las características y fun­ciones del mismo.Amén de la Jefatura de Despa­cho del Ministro y la del Subse- cretario, cargo para el que ha sido designado un periodista de tan altos quilates como Enrique Pizzi de Porras, cuenta el Minis­terio de Información de Cuba con la Dirección General de Prensa y Publicidad, para todos los asun­tos internos del país; la de Radio, Cine y Televisión, para tan altosSeñor don Ernesto de la Fe, ilustre periodista cubano, que hoy está al frente del nuevo Ministerio de Información del pais.dejar pasar por alto la impor­tancia que para ese querido país tendrá el con ta r con la Dirección de Asuntos Interna­cionales del M in is te r io , ese departamento ha cooperado con entusiasmo y eficacia ai mejor logro de esta edición especial de MUNDO HISPÁ­NICO y en el futuro habrá de ser lazo que estreche cada día las amistades de Cuba con el mundo exterior, y la esti­mación que el mundo exterior ya siente por Cuba habrá de ser a c r e cen tada a medida que, llenando su cometido tan importante departamento, más se conozca en el extranjero a Cuba, como país de grandes reservas morales y culturales y de riqueza e c o n ó m ic a de proporciones insospechadas.M U N D O HISPÁNICO, al conmemorar el Cincuentenario de la Independencia de Cuba, saluda El Excmo. Sr. Ministro de Información de la Repú­blica y a sus muy dignos y valiosos colaboradores.e importantes menesteres; la Dirección de Enlace, que coor­dina la función de Información en relación con la de los otros departamentos del Estado; la de Orientación, que tiene la misión de producir el material de información para la Prensa y Radio Nacional, y la Dirección de As un tos Internacionales, para cuyo importantísimo cargo ha sido seleccionada una mujer, no sólo conocida en Cuba como c o m b a t i v a l íd er política y periodista de larga experiencia, sino que también en lides inter­nacionales ha obtenido glo­riosos galardones, la doctora en Derecho civil y público Martha García Ochoa, autora de la tesis, luego recogida en las conferencias de és lados americanos, sobre el inter­cambio de profesores y estu­diantes como mejor modo de compenetrarse en tre sí los pueblos modernos, en su ansia de conquistar la paz.Al referirnos al Ministerio de Información de la Repú­blica de Cuba no podemos68 69t SPflNO/flucc ionANOS DE GARANTIA.ATI ANTIC pa ci f i coAgua (líí Carabaña(el prodacto universal en ajeccion cs in testin (desJabón de (dt o tocador elaborado con las famosasSales de Carabaña IRETRATOS AL OLEO AL PASTEL ■M I N I A T U R A S■D I B U J O S DE C U A L Q U I E R F O T O G R A F I AI I K| I / C H PRINCIPE, 4 - M A D R ID L I IN IX t K T E L E F O N O 31 3 5 13*ug Dtgyt# r (otos oc rifia, afà a m a ha foÁemoe W « r eeíaeaóitbicas mwkáara«.TR A BA JO R EA LIZA D Otrabajo realizado ¡¡¡PRECIOS DE E S P A Ñ A EN A M E R IC A !!! trabajo realizad«C o n s ú lte n o s e n v ia n d o o r ig in a lFROM YOUR OLD ANO MODERN PHOTOS WE WILL MOKE YOU THESE BEAUTIFULL MINIATURESRECUERDE C U AN D O VAYA A OBSEQUIAR A SUS AMISTADES Q U E N U E S T R A S M IN IA T U R A S S O N U N F I N O R E G A L OJZÚVictoria de las' Tunas, 131.183.1Marianao,235,493.GuRiiabacoa112.140Camagüey,204.254.Sancti Spiritus, 115.484. Guantánamo,125.731'Palma Soriano, { 100.157 jSantiago de Cuba, 166.565.Morón,105.181.Holguin,226.644.Santa Clara, 144.630.Bayamo,143.617.La Habana, 783.162.LOS IS TERMINOS M L N IO P A L E S DK M A Y,O R P O B L A ­CION' SON: ,CUBACfRAS POBLACION DE C I B A :""............... .H ABITANTES POR PROVIN ­CIAS:m ....................5.870.904 habi­tantes.L a Habana, 1.544.037.Pinar del Río, 454.906.Matanzas,399.617.Las Villas, 1.032.792Camaguey625.819.Oriente,1.814.233Ixi Habana tiene actualmente ima población de 788.10*4 habitantes. Pero la tendencia es anexionar los Municipios que le rodean para integrar la Gran Habana, lo que daría el siguiente resultado:Do cada 100 cubanos, 54 viven en bis ciudad«'«* y 46 en áreas campesinas.De cada 100 habitantes, diet4 el censo, el 96,6 por 100 ha nacido en Ouba, y sólo el 8,4 por 100 es nacido fuera.Por cada 4 88 muje­res hay 517 hombres.riene: r>Ieçt:r**<» dad, 52,68 Ve-.Refrigerador, 15,10 ' .Radio, 53,67 ■¿A 90 por 100 de law «asas tiene servicios » sanitarios.C SsTeléfono,TOTAL: L211.648.71Edifìcio del «Diario de la Marina», al que sustituirá el actualmente proyectado.DIARIO DE LA MARINAUN PERIODICO CUBANO LLEVA CIENTO VEINTE AÑOS AL SERVICIO DE LOS IDEALESCATOLICOS, HISPANICOS Y DE DEFENSA NACIONALEL‘«DIARI0 DE LA MARINA», DE LA HABANA, PROPIEDAD DE LA FAMILIA RIVERO, ES UN BALUARTE CULTURAL Y DE LUCHA CONTRA EL COMUNISMOUN periódico que se limite a ser una diaria publicación de las noticias y fotos de la actualidad, puede durar mientras duren las posibilidades comerciales de publicar noticias y fotos; un periódico que se li­mita a conquistar el interés del público apelando al sensacionalismo, la inmoralidad y el escándalo, puede durar hasta que aparezca un eficiente ministerio del Interior. Para que un periódico sobreviva a todas las dificultades de tipo económico, político, social, histó­rico y alcance la edad de ciento veinte años, tiene que estar respaldado por una moral y por una muy con­sistente supremacía de los principios sobre las con­veniencias.Este es el caso del Diario de la Marina, decano de la prensa cubana. Se fundó en 18.12, con el nombre romántico de Noticioso y Lucero. Araújo de Lira, su primer director, fue hombre de principios, pero de carácter más bien altanero. Muy en el estilo de su tiempo, murió en un duelo que sostuvo en defensa de lo que en el periódico decía. Quedó señalado así el diario por una tónica de combatividad. Poco después se reafirmaría ésta, pasando ya a presentarse al público no como Noticioso y Lucero, ni como Organo del Apostadero, sino como gaceta diaria que informaría de los movimientos marítimos e interpretaría los vaive­nes de ese otro mar que es la opinión pública. El Diario de la Marina , al adoptar este nombre, expre­saba su propósito central de recoger las actividades marítimas, esenciales de la Isla entonces, pero al pro­pio tiempo no descuidaba la defensa de los principios de la integridad política.P o r G A S T O N B A Q U E R OHacia 1850 comienza en Cuba la efervescencia que en otras naciones hispanoamericanas las había llevado a separarse de la Madre Patria. Por obra de la propia España, que había sembrado la América de centros religiosos y culturales, promoviendo en los hijos de aquellas tierras y en los n.i-mos hispanos radicados allá los sentimientos individualistas y de independen­cia, 1a América española se decidía a buscar un camino político propio. Cuando estalla en Cuba la revolución de 1868, en la que participaron tantos cubnnos y espa­ñoles, descontentos principalmente con las caracterís­ticas del Gobierno español, pero nunca con odio hacia España, el Diario de la Marina consideró que su deber era estar junto a España como metrópoli, porque expli­caba los peligros de una independencia prematura no sólo por la vecindad e interés de los Estados Uni­dos en apartar a América de la nación progenitura, sino también por le falta de una madurez política y cultural en los grandes núcleos ciudadanos de la isla. Fué el periódico en esa etapa un cálido defensor de las reformas, de la pacificación y del [«ingreso de todos los hijos de la isla al seno de la gobernación española, mediante la concesión de leyes y beneficios que no diesen al cubano y al español radicado la impresión de que la isla era para España una factoría y nada más. Buena parte del ambiente público que hizo posi­ble el Pacto del Zanjón, que puso fin a la Guerra Grande, fué obra del Diario de la Marina, que inter­pretaba fielmente el sentir de españoles y cubanos, contrarios a la guerra.Un hecho histórico ilustra a la perfección el papel desempeñado por el Diario en esos tiempos de convul­siones y apasionamiento. Cuando se acusó a un grupo de estudiantes de Medicina, hijos de españoles casi todos, de haber profanado la tumba del patriota espa­ñol y periodista don Gonzalo de Castañón, la actitud del Diario, sobre todo a la hora próxima al desenlace, fué la de la conciencia cubana y española limpia de odio. Los voluntarios, que insistían en la conveniencia de una política férrea, puesto que llevaban entonces tres años los insurrectos en los campos de Cuba, recla­maban en todos los tonos el fusilamiento de los estu­diantes. Pero los españoles, comenzando por los mili­tares y por las altas figuras del gobierno insular, ae oponían a esta idea feroz. El Diario de la Marina se hizo eco y paladín del sentimiento opuesto al fusila­miento, y ruando la pasión había llegado a su punto máximo, fué este periódico el único que se enfrentó a los voluntarios para proponer lo siguiente: que el tribunal encargado de juzgar nuevamente a los estu­diantes, estuviese integrado por seis voluntarios, seis oficiales del Ejército, y presididos todos por un oficial del Ejército. Esta proposición del Diario de la Marina fué considerada por los voluntarios como una artimaña para salvar a los estudiantes. Contra el criterio del periódico, de los militares, del Gobierno español, de las familias cubanas y españolas, fueron fusilados los estudiantes de Medicina, y la reacción provocada por este hecho significó para España como metrópoli mu­cho más que veinte derrotas en el campo de batalla.El Diario había perdido una campaña, pero se había anotado un gran triunfo moral. Hasta los más ciegos y furibundos comprendieron que el periódico tenía razón y que la causa de España en Cuba no podía.* r ? * *- feVista gennai del proyecto del nuevo edificio. Autores: G. del Valle y G. Nava.defenderse sino mediante la búsqueda de la concordia nacida de reformas y tratados amistosos. Los estu­diantes fueron fusilado^ al rechazarse la propuesta del Diario, ya que si se integra un tribunal formado en su mayorfa por militares, éstos no hubieran echado sobre el honor del Ejército español lo que considera­ban acertadamente como una mancha. Desafió el pe­riódico las iras de los voluntarios, mantuvo sus prin­cipios y quedó reafirmada para siempre su postura: defender sus ideas, sin arredrarse por la posibilidad de una invasión de las turbas.EL PRIMER RIVEROEn 1895 comenzó a dirigir el periódico don Nicolás Rivero y Muñiz, asturiano que llevaba unos cuantos años ejerciendo en Cuba un periodismo vibrante y po­lémico. Hombre combativo y combatido, forjado en los ideales del carlismo, ligado ya a Cuba y a la sociedadDon Nicolás Rivero, director desde 1895 hasta 1919.cubana, era idóneo para el cargo de director del Diario, periódico que a la vez debía ser fiel a España y fiel a Cuba. El año 95 fué el del inicio de la última guerra. Rivero, inflexible en sus principios, pero profunda­mente comprensivo de la realidad histórica, cumplió con su deber de español y de hombre creador de fami­lia cubana. Mientras duró la guerra civil, o sea, la contienda entre cubanos y españoles, la actitud de Rivero fuë de constante apelación al buen sentido; señaló los peligros comunes y en más de una opor­tunidad proclamó verdades que todos sentían, pero que ya la fuerza de los hechos no dejaba prevalecer. Al transformarse aquella guerra en internacional, por la entrada de los,Estados Unidos en ella. Rivero mul­tiplicó sus esfuerzos por el triunfo de la doctrina según la cual todo era preferible, para españoles y cubanos, al sojuzgamiento de la isla por manos extrañas a su historia, a su religión y a sus ideales.Don José I. Rivero, director desde 1919 hasta 1944.El tránsito de la colonia a la República sirvió a Diario de la Marina como patético escenario para demostrar la importancia que tiene un periódico ideo­lógico, fiel a unos principios. Buena parte de las con­quistas culturales, cívicas, económicas y religiosas que Cuba conservaba en medio de la nueva influencia ava­salladora, fué obtenida gracias al Diario de la Marina, que paulatinamente y por la natural evolución de los hechos históricos, representaba cada día más el senti­miento de la nacionalidad cubana. Pudo así entrar el Diario en la República, en 1902, con el respeto de todos, V con la enorme autoridad de no haber traicionado jamás a nadie. Los testimonios de muchos libertado­res representativos permiten reconocer hoy que el Diario de la Marina fué reconocido por los nobles espí­ritus de la nueva República como un periódico que si( Sigue en la página 98.) El actual director, don José Rivero y Hernández.73a Después que asoman las posturas de tabaco, se trasplantan al terreno de la vega. Para evitar que las orugas que provienen de mariposas nocturnas dañen las delicadas hojas, los vegueros cubren la siembra con una tela, «cheese cloth» o «tela de queso», que dan al campo cubano el aspecto de un gran lago blanco. Aquí vemos a los vegueros, bajo el costoso toldo, desbotonando las plantas que no se habrán de destinar a la reproducción, en una de las múltiples etapas por las que pasa el cigarro habanero.B I O G R A F I A DEL CIGARRO H A R A N 0NO se puede improvisar de cualquier manera un buen cigarro habano.Su obtención es el residtado de una serie de complicadas y sabias ope­raciones, que comienzan en la misma corteza vegetal veguera donde se deposita la semilla y terminan en las propias manos del fumador. Porque no sólo es necesario saber hacerlo, sino también saber fumarlo. Pero ahora sólo hemos de referirnos a la fase primera y fundamental. Es decir, a la elaboración del cigarro, a su biografía tabaquera. En el documentado reportaje que publicamos y en las fotografías que le acompañan, puede seguirse paso a paso la «vida», tan curiosa, como rigurosamente sujeta a inalienables principios técni­cos, del puro cubano, la más perfecta y definitiva obra en el área del mundo del tabaco.Nada puede dejarse a la casualidad ni a la improvisación. Desde que el cigarro es sólo un nonato proyecto entre la química agrícola de las vegas caribes, hasta que las manos expertas de un operario coronan la elaboración con la sugestiva vitola de alegre litografia, ha de seguirse un proceso que a los profanos no dejará de causarles asombro.Sepan, pues, los fumadores de tabacos habanos que no lo saben, como llega a su poder un veguero antillano. El cuidado, la técnica, el mimo e incluso la ins­piración que se ha puesto en la manufactura de cada pieza. Después ya pueden encenderlo con arreglo a esos clásicos ritos del buen quemado previo antes de comenzar la extracción del aromático humo. Y luego fumarlo con sibaritismo y delectación. Y con «conocimiento de causa», enterados ya totalmente de las mul­tiples y azarosas vicisitudes del cigarro perfecto nacido a orillas del caribe.La flor del tabaco, blanca, rosada o roja, es una llamada de alerta al veguero cu­bano. Sólo se dejan florecer las plantas destinadas a la reproducción; las demás son desbotonadas para que las hojas no pierdan Sus cualidades aromáticas.751 ùLûmÊvfp jR á ÍM lákV'MÑé'VMM L AWRá'Mr i s B k ̂ «t Z '&i { i 1[MHe aquí una «casa de curar» tabaco, vista por dentro. Ensartadas las hojas en varas o cujes, empiezan a desecarse y van cambiando de color, pasando por el proceso de una larga fermentación. Cuando las hojas adquieren un color uniforme, el tabaco es sacado de la «casa de curar» a los llamados «pilones», y las hojas se ponen entonces en «matules» (léase bultos): manojos de tabaco en rama dispuestos en un atado.Eos «matules» de tabaco son llevados a la «esco*Qgida», donde manos de mujeres separan y clasi­fican las hojas, preparando gavillas de 40 ó 60 hojas de capa de la misma clase y calidad.He aqui uno de los momentos más difíciles enHla manufactura del tabaco. Las expertas y hábiles manos del torcedor, con diestros movimientos, cortan la hoja de capa para darle la forma:En el «milagro del tabaco» es el despalillo una operación que requiere gran destreza. Hay que quitar el nervio central de la hoja, cuidando mucho no estropearla con un mal movimiento.76lina de las notas típicas de la tabaquería cubana es la presencia de un lector en las horas de trabajo. La «galera* de tabaco ha sido siempre, en la historia de Cuba, una de sus páginas más bellas. Aquí vemos al lector en su cotidiana misión cultural.Los puros, ya hechos, se clasifican según vitolas, esto es, formas y tamaños; y así tene­mos corona gigante, panetela larga, panetela fina figurada, etc. (Los tres primeros de lafoto dr derecha a izquierda, corresponden respectivamente a las tres vitolas mencionadas.Después de despalilladas las hojas de capa, las recibe el rezagador, al que vemos aquí en su paciente labor de escoger según Colores, tamaño y calidad. Los hombres que realizan este trabajo necesitan muchos años de experiencia para el difícil arte de seleccionar. De sus manos, la capa habrá de pasar a las del torcedor.Antes de llegar a) consumidor el aromático puro, manos de mujer lo vuelven a tocar para anillarlo, según la marca de fábrica. Aquí vemos a una operaria en plena labor. A veces los puros, según la casa manufac- t tiradora, son envueltos en fundas de celofán u otro material apropiado.Finalmente, envasados los puros en sus respectivos estuches, en grupos de 25 ó 50, las cajas se visten con atractivas habilitaciones litográ- ficas. Es el llamado proceso de fileteado,- según vemos en la presente foto. Lnego llevarán un sello de Garantía del Gobierno cubano.77EL CENTRO A S T U R I A N O DE LA HABANA. E J E M P L O A D M I R A B L E»P o r A D O L F O G A R C I A F E R N A N D E ZE L Centro Asturiano de la Habana, el más joven de las importantes sociedades regionales del país, fué fundado en 1886 como consecuencia de la inquie­tud intelectual de un periodista. Fué Lucio Solís el que con un artículo publicado en el «Heraldo de Asturias» movió a un grupo de asturianos a fundarlo.Los asturianos tuvieron la suerte de encontrar hombres de posición económica que los ayudasen: don Manuel Va­lle, magnate del tabaco, a través de su joven esposa, doña Concha Heres, respaldó ron su prestigio y su posición aque­llas aspiraciones.El Centro ha tenido sus crisis de crecimiento y las lógi­cas y naturales del desarrollo a través de estos últimos años, tan complicados con leyes sociales y desorientación política. Pero su grandeza puede sintetizarse en que ha sido la úni­ca sociedad regional que se extendió fuera de Cuba. En Tam­pa existe el Centro Asturiano como una delegación del de la Habana. V en Oviedo existe otra.Estos dos Centros Asturianos contaban últimamente con los siguientes socios: Tampa, 3.292; .Asturias, 2.910. La insti­tución matriz, en la Habana, tenía 73-765 asociados, 44.363 hombres y 29.402 mujeres.Ha sido verdaderamente asombroso e! que estas socieda­des, pese al decrecimiento de la inmigración española a Amé­rica, que era de lo que antes se nutrían sus listas sociales, hayan seguido creciendo. Nunca el Centro Asturiano — ni los otros— tuvieron tan gran número de asociados. Y es que los cubanos — mujeres y hombres— han visto en ellos so­ciedades de verdadera protección, sociedades de «servicio so­cial», como debieran llamarse. Incluso ha habido movimien­tos en Cuba para,declararlas «sociedades de utilidad públi­ca», eximiéndolas de impuestos. Un dato elocuente puede exhi­birse como argumento: el último año el Centro Asturiano de­dicó a atenciones de la Sección de Sanidad la suma de pe­sos 1.721.755,37 y la. de 85.496,31 a atenciones de la Sec­ción de Instrucción.Sería para nosotros intento vano el pretender glosar en estas breves líneas lo que ha significado y significa el Cen­tro Asturiano y su labor en el aspecto de la confraternidad hispano-cubana. Los miles de socios, cubanos y españoles, que en ella se cobijan, se sienten hermanados e identificados en la defensa de sus ideales. En sus juntas directivas, en sus labores sociales, vienen figurando cubanos y españoles desdehace años e incluso ya tuvo un presidente cubano cuyo nom­bre lleva uno de los Pabellones de la Covadonga: Antonio Suárez.Estos breves párrafos han querido presentar solamente al­gunas facetas de la gran institución que asombra a propios « y a extraños por su potencia económica y sus servicios. Cuan­do la visitan hombres de otros paises y analizan lo que es y lo que representa, se quedan asombrados de que por $ 2,75 al mes pueda haberse logrado tal grandeza y puedan ofre­cerse tales ventajas.Pero el secreto de todo eso radica en que a través de todos los tiempos el Centro Asturiano, como sus hermanos de La Habana, ha tenido hombres y mujeres que lo sirven des­interesada y noblemente. En el Centro Asturiano, en su Di­rectiva y en sus secciones — sin contar tas Delegaciones en el interior de la República— laboran un promedio de tres­cientos hombres y mujeres que no perciben emolumentos de * ninguna clase y que lo hacen por servir a la institución. Ese es el gran secreto de su potencia. Mientras haya socios que así sientan el enhelo de servir a sus coasociados, se manten­drá esa grandeza...HABANA, 195878E L T A B A CHI STORI AYPRESENTEP R I M E R A S N O T I C I A S DEL TAB ACO . V IR T U D E S DE LA HOJA DE VUELTA A B A J O . LA I N D U S T R I A DEL T A B A C O H A B A N OALG U NA vez hemos leído, y oí­mos, atribuir a personajes nor­teamericanos, o ingleses de los puritanos emigrantes, el des­cubrimiento del tabaco. No es, por tanto, nuevo el empeño de la Rusia actual de inventar a los inventores. En Norteamé­rica, y en bronces, para que no se borren fácil­mente, consta que Italia descubrió América, que ya en llamarse “América” , como derivado de Américo, lleva el sello de la “ leyenda negra” triunfante, pues que las Indias Occidentales se llamaron “América” , pese a que lo protestara Servet y a que España jamás llamara de otro modo que Indias Occidentales a su Nuevo Mundo.En el monte Ruhsmore, en Dakota, consta en bronce la Historia sintética que premió en un con­curso el diario “ Chicago Tribune” , y allí se dice: “Enseñó Italia la navegación a toda Europa Occi­dental, y al extender el tráfico, promovió el des­cubrimiento de nuevas tierras” .Y siendo Coolidge Presidente de los Estados Unidos, saludó a la colonia italiana en el “ Colum­bus Dai” como a los descubridores, conquistado­res y civilizadores de América; y el año 1940, el Presidente Roosevelt incu­rrió en el mismo error.; y este año último, el 12 de octubre, volvimos a pre­senciar en New York el mismo espectáculo de los italianos desfilando como los descubridores, y los es­pañoles sonriendo al mar­gen de la glorificación.Pero es el caso que más de un siglo antes de que apareciera el tabaco rubio de Virginia, los conquista­dores andaban por Espa­ña, de regreso de Indias, con su “ tizón” en la boca.Por lo salvado, en copia del Padre Las Casas, del diario de navegación de Colón, consta que cuando el Almirante se hallaba en Cuba mandó a Rodrigo de Xerez y a Luis de Torres,“ con dos indios, uno de los que consigo traía de Gua- nahaní y el otro de aque­llas casas que en el río es­taban pobladas” .Con algunas sartas de cuentas, muestras de espe­cias e instrucciones para el el rey, se envió aquella em­bajada con orden de retor­nar a los seis días. Y el 5 de noviembre de 1492 la misión terminaba con el hallazgo, ya que no de un gran rey, oro ni espe­cierías, el tabaco. Que no es, por cierto, este “ha­bano” que ahora conocemos, llamado así por su manufactura y no por la procedencia, ya que el famoso, el tenido y reputado como el mejor del mundo, es el de la región occidental de la isla de Cuba, el de Vuelta Abajo, o sea el de la provin­cia de Pinar del Río.Este descubrimiento del tabaco mueve a Mada­riaga a comentar que, si Colón no halló riquezas, ni sus embajadores encontraron especierías, “ha­bían hallado oro en una forma nueva e inespera­da” . Pero es de advertir que aquella “ yerba” , an­tes que ser oro, había de resultar un quebradero de cabeza para sus descubridores, que hubieronde explicar a la Inquisición por qué y para qué era el “hacer fumo y echarlo por boca y nari­ces” .“Hallaron — nos dice Colón— por el camino mu­cha gente que atravesaba a sus pueblos, mujeres y hombres, con un tizón en la mano, yerbas para tomar sus sahumerios que acostumbraban” . Por donde verán nuestras mujeres de hoy, paga­das de modernidad por sus cigarrillos, que la mo­da es vieja y que, antes que sus picaduras envuel­tas en papel, fumaron las mujeres el tabaco tor­cido en la forma de lo que hoy se llama en Espa­ña “puros” . Bien es verdad que en Cuba aún que­dan mujeres del pueblo que fuman sus buenos ve­gueros, que a fines del siglo pasado, en Viena y en Londres, era muy elegante fumar “habanos” las damas, y que aún hoy, por Asturias, las vie­jas del pueblo fuman puros, sin duda manteniendo una vieja tradición.Y tan es así, que la gente no sabe — porque ya se ha olvidado— , que las sortijas con que se ador­nan los tabacos —o “puros”— son testigo del gus­to femenino por el tabaco torcido. Empezó por ser una simple cinta de papel, para evitar que las se­ñoras se mancharan los dedos. El simple papel fuéadornándose y acabó por ser el anillo historiado en oro, que hoy conocemos.Véase, pues, cuán errados están los historiado­res del tabaco de Virginia cuando aseguran ser su tabaco el inicial y uno de los suyos el descu­bridor. Más de un siglo había de pasar para que los puritanos conocieran la planta que los espa­ñoles gustaron desde el segundo viaje de Colón a la tierra descubierta.Rodrigo de Xerez, español, fué el primero en co­nocer la “ cohíba” y en traerla a España. En los primeros tiempos algunos países prohibieron su uso bajo pena de muerte, menos en Inglaterra, donde, conocida la yerba, se contentaron con cas­tigar al fumador cortándole la nariz. En tanto que en España, ya en 1614 — un poco antes del exilio de los puritanos— se aceptaba que no era peligro­so y se autorizó el cultivo del tabaco en Cuba.Por J O A Q U I N A R I S T I G U E T AVIR TUD ES D E L TABACO D E V U E L T A ABAJOCon tan secular tradición no puede extrañarnos que Cuba haya llegado a obtener “el mejor taba­co del mundo” , no solamente por las favorables y peculiares condiciones del terreno y del clima, sino por el esfuerzo personal de agricultores, ma­nipuladores y fabricantes. Pues ha de entenderse que el llamado “ tabaco habano” , especialmente el de Vuelta Abajo, no es tan sólo rico en aroma y calidad como planta, sino que los procedimientos de elaboración constituyen factores esenciales a la calidad del puro.Por ello, y por ser la del tabaco una planta de­licadísima que exige esmerada atención campesi­na, aún no ha encontrado el habano competidor posible. Si le disputan el mercado mundial otros tipos, en cigarrillos, se debe más al “ snobismo” que a la calidad. Por hábito, el fumador -—y, es­pecialmente, la mujer— ha aceptado el acre gus­to del tabaco rubio, aun a costa de la salud. Pues ha de advertirse que, siendo el tabaco cubano tan rico en aroma, tan suave y al par con esa condi­ción tan difícil,de definir, que los expertos fuma­dores llaman “ cuerpo” , es el más escaso de tóxi­co, pues °u tanto el tabaco de Virginia contiene el SIETE por ciento de ni­cotina, el cubano se limita al MEDIO por ciento, con lo que resulta e 1 tabaco ■Tibio CATORCE veces más tóxico que el tabaco negro de Cuba. Así, ha de enten­derse que las opiniones mé­dicas, generalmente norte­americanas, contrarias al tabaco, se refieren al rubio de Virginia y no al negro de Vuelta Abajo.L A IN D U ST R IA D EL TABACO H A B A N OLas manipulaciones in­dustriales del tabaco haba­no son un secreto indus­trial de verdadera técnica, -azón por la que se expli­ca que una fábrica pueda obtener siempre el mismo tipo de tabaco. Y la uni­formidad representa un proceso de sucesivas ma­ravillas, qué empiezan en las siembras, cultivo, pre­paración y elaboración, y culminan en la suma habi­lidad artística de la escogi­da. Pues si cualquiera de esos factores concurrentes fallara, el resultado sería la quiebra de la obra de arte de la uniformidad. Y acaso se deba a todo esto — aparte, repetimos, las condiciones de tierra y clima— el que jamás se haya logrado, fuera de Cuba, un tabaco ni si­quiera lejanamente parecido al de los “puros” ha­banos, la “ cohíba” india, o los “ tabacos” , como en Cuba se los denomina.Empresas norteamericanas poderosas, y hasta gobiernos, han intentado reproducir el tábaco “ha­bano” sin lograrlo. Filipinas, Sumatra, Estados Unidos —nos referimos al tabaco negro, y no al de Virginia— la India, Rusia, Alemania, Turquía, Argelia, Colonia del Cabo, México, Brasil Colom­bia británica y, para no ir más lejos, las Islas Ca­narias y la España peninsular, han intentado co­sechar tabaco utilizando las semillas de Vuelta Abajo, sin que jamás se haya logrado un tipo que se le parezca.79E L T A B A C OY si esto ocurre en cuanto a la hoja, sucede igual en la manufactura. El “ tabaco” — el “pu­ro”— habano es una verdadera obra de arte. Hay “ vitolas” con las que podría desafiarse al fuma­dor a que dijera dónde está el sitio de unión de los bordes de la capa; a tal punto es impercepti­ble, que parece el “puro” una sola pieza, y la capa no se diría que es hoja de una planta, sino teji­do de la más fina seda.Y a estas maravillas hay que añadir otra, en la que acaso no han reparado los más de los fuña­dores, por no advertir su mérito: la exactitud ad­mirable del color en cada caja. Esta maestría en los “ escogedores” está casi monopolizada en Cuba por los obreros asturianos. El “escogedor” es un personaje que no interviene en la fabricación, y sí en separar los “puros” por el color. El menos experto acaso pudiera conocer, en el montón de los “ tabacos” acabados, la hoja del “ colorado” , “ colorado claro” , “colorado maduro” , “ claro” y “ claro-claro” . Pero en el tabaco hay una verdade­ra gama, imperceptible al inexperto, que se per­cibe cuando el escogedor ha ido separando los gru­pos, aunque juntos parecen todos iguales. O sea, que la vista no avezada acaso no halle diferen­cias entre dos grupos inmediatos en la gama y sí en cambio, en grupos distantes. Pero la separa­ción es precisa, porque el diferente color estable­ce también diferencias de aroma y fuerza, que el fumador experto percibe, igual que el buen cata­dor de vinos conoce en España cosechas, edades, terrenos de procedencia, etc.No debemos terminar esta información acercadel tabaco “habano” sin rendir homenaje a los obreros tabaqueros cubanos, no ya en razón de su habilidad, que raya con el sentido artístico, sino por constituir, acaso, el gremio obrero más culto del Mundo.En las galeras de trabajo, los tabaqueros cu­banos mantienen un colaborador que no toca la hoja; es el lector. Establecido sobre una alta tri­buna, no tiene otra misión que la de leer. Y lee para todo el taller — cientos de trabajadores— que tuercen en silencio y cortan con la chaveta hacien­do verdaderos dibujos para vestir el tabaco. Los diarios nacionales y los libros más selectos, son así conocidos, día1 a día, año tras año, por los obre­ros tabaqueros cubanos. Y podemos encontrarnos en las calles de la Habana con un hombre de v i­sible aspecto trabajador y, al entablar conversa­ción con él, descubrir que tenemos delante una persona verdaderamente culta.A un tabaquero cubano.A S I SE F A B R I C A EL PURO HABANOPor N I V I O L O P E Z P E L L O NDE S D E la sinfonía de colores de la provin­cia pinareña, con sus valles y paisajes poli­cromados, hasta la re­gión de los altos picachos orienta­les, la isla de Cuba está llena de aromáticas vegas. Son las hojas del tabaco que guardan un miste­rio y encierran una riqueza. Los bienes de la tierra —bien lo sabe­mos— se clavan en las entrañasmismas de los pueblos, como rega­lo de Dios.En las volutas caprichosas de la hoja de todo tabaco que se quema, arde siempre la primera página de la historia de la «más fermosa» de las tierras: aquella estampa india de cohíbas humeantes, hombres de color cobrizo que se entretenían en tragar humo y parecer después cuerpos en combustión. Si en los albores del mundo aparece el vinoembriagando al hombre, en el co­mienzo de la América el tabaco aparece adormeciendo al taino.Las raíces de las plantas de ta­baco es algo que toca en lo hondo de la tierra cubana; es algo muy de Cuba, porque ella fué quien lo dió el mundo, movilizando capita­les y creando riquezas; algo que se guardaba celoso en las entrañas de la tierra cubana.La planta de tabaco. El trabajo de los vegueros. Areas tabacaleras.El veguero en la mano de un fu­mador es siempre un resumen de la laboriosidad del hombre. Vea­mos su proceso de elaboración.El tabaco es una planta herbá­cea, anual, que puede alcanzar una altura de más de dos metros. Sus hojas, alternas y aovadas, contienen el narcótico llamado «nicotina»; sus flores, blancas o rosadas, aparecen en un retoño final. El fruto es una cápsula llena de semillas.Las plantas se reproducen por medio de semillas, pero la siembra se hace normalmente por semille­ros, esto es, trasplantando las posturas cuando tienen ya algunas hojas a un terreno de cultivo espe­cial, llamado vega.Si el tabaco florece, pierde sus cualidades la hoja. De ahí que sólo se dejan florecer las plantas destinadas a la reproducción; las demás son desbotonadas, debién­dose tener mucha pericia para esta operación, porque de ella depende en gran parte la calidad de las hojas.Una mata sembrada en la vega requiere muchos cuidados, una vigilancia continua, para que el sol no la dañe, para que la lluvia no la moje demasiado, la sequía no la perjudique y los gusanos no la perforen. Como la destrucción de las orugas resulta difícil por provenir de mariposas nocturnas, los vegueros cubren las siembras con una tela, cheese cloth o «tela de queso», que por su extensión cuesta a veces centenares de dó­lares.PRINCIPALES PA ISES CONSUMIDORES DE TA B A C O(EN TANTOS POR CIENTO DEL CONSUMO M UNDIAL)CHINA INDIA U.S.A U.RS.S. ALEMANIA INGLATERRA I.H01ANDESAS FRANCIA JAPCÍN BRASIL MANCHURIA ITALIAESPAÑA HOLANDA BELGICA COREA CHECOES.ARGENTINA CANADA POLONIA FILIPINAS TURQUIA IRAN MÉJICO80E L T A B A C OSe pueden calcular en Cuba cerca de 4.300 caballerías desti­nadas al cultivo del tabaco (una caballería, 33,162 acres), y las principales áreas tabacaleras son: Vuelta Abajo, Semi-Vuelta y Par­tido, en la provincia de Pinar del Río; Remedios, en la provincia de las Villas, y Oriente, en la provin­cia oriental.Cuando las hojas empiezan a dorarse, se inicia la recolección. Y como hay varios colores en las hojas de tabaco, la recolección se adelantará o retardará según el tipo de hoja que se quiera. No es tan fácil el corte de las hojas, hay que hacerlo formando las llama­das mancuernas: dos hojas opues­tas adheridas a un tallo.Hombres con canastas se des­lizan por los caminos abiertos,en­tre el cortinaje de la «tela de queso» y llenan sus recipientes con las hojas cortadas de la vega.Existe en Cuba un total aproxi­mado de quince mil agricultores destinados al tabaco en las labo­res del tabaco.Casas de curar tabaco.Las hojas son llevadas en las canastas a la «casa de curar», don­de lo primero que se hace, por hábiles manos, es ensartarlas en unas varas o cujes, teniendo mu­cho cuidado de no estropearlas. Cada cuje tiene unas doscientas hojas. Los cujes son puestos luego en alto, apoyados por horquetas, y permanecen así todo el tiempo necesario para que se marchiten y desequen las hojas y se haga la primera fermentación. Luego se procurará que las hojas no se man­chen ni se pudran. Cuando estas hojas se secan y adquieren un color uniforme, se enmatulan. Esta operación de poner las hojas en matules no puede hacerse sin observar los siguientes requisitos: en horas de la madrugada y en días que no sean muy secos ni muy húmedos.Cuando el tabaco está dispues­to ya para ser sacado de la vega, las hojas han pasado por diversos procesos de desecación, madura­ción, calentura o primera fermen­tación, empilonado o segunda fermentación.Escogida. Tercios. Manos de mujeres.Viene después la escogida del tabaco. Las hojas serán separa­das, según clasificación, por colo­res y calidad. Son manos de mu­jeres las que realizan esta labor en las llamadas escogidas. Exis­ten actualmente unas setenta y cinco mil escogedoras. La opera­ria separa, clasifica y corona cada gavilla.Hay hojas de tabaco anchas,COMSUMO 4- TABACO B fo t HABITANTE ** *1 PERIODO 1934-Í938( en k il o g r a m o s )redondas, estrechas o de Virginia, de Puerto Rico, Havanensis, etc.Cada clase de hojas se clasifica según co­lores, y están unas des­tinadas a un fin y otras a otro.Las hojas, escogidas ya, se po­nen en manojos y son «entercia­das». Los tercios son llevados al almacén de la fábrica, y allí se «entongan».Esta última operación requiere varios cuidados. Los tercios ha­brán de cambiar periódicamente de posición, de forma que el mismo tercio no sea el que siem­pre reciba el peso de los demás.Despalillo y nueva fermentación.Y vienen después las manos de mujeres otra vez a tocar el «mi­lagro del tabaco»: el despalillo, existiendo actualmente unas vein­ticinco mil despalilladoras. El ner­vio central (o palillo) es arrancado a la hoja, cuidando mucho de no romperla.Después que las hojas han s;do despojadas de su «palillo» o ner­vio central, se almacenan en bá- rriles para una nueva fermenta­ción. Y son estos lugares del ta­baco embarrilado verdaderas bo­degas de narcótico aroma. Buen cuidado tendrán en la fábrica de que las hojas queden lo convenien­temente dispuestas para que, aca­bado el tiempo, todas hayan pa­sado igualmente por el proceso sin que una parte haya ahogado a la otra.Liga del tabaco. Rezagado.Las hojas de tabaco, antes de ir a la mesa del tabaquero, se ligan, esto es, se mezclan según clases, y de ahí dependen los sabores característicos de una u otra marca. Este tabaco ligado queda así por unos días, hasta que los distintos aromas se confundan en una determinada fragancia de fábrica.Pasado el tiempo, el tabaco es sacado del depósito o «caja de liga», para ser rezagado, esto es, clasificado por tamaños y colores, a fin de que el torcedor reciba, debidamente clasificadas por los rezagadores, las capas que le co­rresponden, según las vitolas en que habrán de trabajar. Esta ma­nipulación obliga a desechar o «rezagar» determinadas hojas, de donde proviene el nombre de «rezagador».Torcedores. Vitolas. Manufactura del tabaco.El tabaquero que ha de torcer o formar los puros o tabacos, se especifica en una determinadavitola, esto es, forma y tamaño. Hay fábricas que tienen más de 400 vitolas distintas.En la actualidad existen en Cuba más de doce mil quinientos torcedores. En las fábricas, las ágiles y expertas manos de estos hombres arman los puros: en esta operación, la tripa (u hojas que forman el interior o cuerpo del tabaco) queda envuelta en una hoja llamada capote-, después, en unos mágicos minutos, una nueva hoja seleccionada, la capa, adquie­re forma trabajada con la chaveta o cuchilla semicircular. La habili­dad del torcedor no está sólo en la apariencia de las distintas vitolas, sino en la distribución de la tripa, en tal forma que jamás dificulta el curso del aire a través de la misma, para que se logre así des­pués un fumar ininterrumpido.Galeras. Refrigeración.Escogidas.La parte de la fábrica donde la­boran los torcedores es conocida con el nombre de galera, y Lene una nota excepcional: mientras se trabaja, un lector, desde una tri­buna, entretiene con variadas lec­turas a los trabajadores, que de este modo armonizan trabajo y cultura.Los tabacos, ya manufacturas dos, pasan a unos refrigeradore- especiales. para ser allí conserva­dos y llevados a la escogida.Antes de ser envasados, los ta­bacos habrán de ser escogidos, teniendo cuidado que los puros liguen en forma y color, clasifi­cándose en cinco tonos fundamen­tales: claro, colorado claro, colo­rado, colorado maduro y maduro. Pero, en realidad, la gama de co­lores es muy complicada, inclu­yendo el colorado paji*zo, el paji*zo verde, el verde, etc.Envases y fileteo. Mecanización.Los puros, después de clasifica­dos, son envasados en cajitas de madera. Las cajas son cerradas y puestas a presión durante un par de días, no sin antes haber pasa­do de nuevo por manos de mujer para anillar los puros. Las cajas se visten luego —«fileteado»— de atractivas litografías.Hoy en día Cuba ha entrado en una nueva etapa de su industria tabacalera al ser aprobada por el81El aroma de una hoja de tabaco.Gobierno la mecanización de la industria. Era necesidad —por imperativo de los tiempos— que Cuba pudiera salir al frente de sus competidores en el mercado exterior.Cuando un fumador saborea un buen puro después de la comida, tiene en sus manos el producto de una de las más laboriosas indus­trias: un largo proceso que comen­zó por una vigilancia exquisita en las simientes selectas; trasplanta­das sus posturas; recolectadas yensartadas las hojas; fermentadas en las casas de «curar»; escogidas después y preparadas en gavillas; llevadas en tercios a los almace­nes; mojadas y despalilladas; so­metidas a nueva fermentación por largo tiempo —como los vinos en las bodegas—; otra vez escogidas, según colores; manufacturadas por el torcedor; cercenadas y ajus­tadas a determinadas vitolas; se­cados los puros en escaparatesespeciales; seleccionados de nuevo antes de ser envasados, y así hasta que las codiciadas cajas de distri­bución, fileteadas en artísticas litografías, llegan al consumidor. Pero un puro en las manos de un fumador indica algo más: es el emblema de un pueblo trabajador —el cubano— que después de enseñar al mundo el disfrute de la hoja aromática, ha hecho de ella su segunda industria.ASPECTOSDELP o r M A N U E LECONOMICOSTABACOT H O M A S D E C A R R A N Z ADesd e 1520 se cultiva extensamente el ta- baco. Su gran producción comentó, con la esclavitud negra, al disponerse de mano de obra abundante y barata. Ac- tualmente su área de cultivo es extensísima. Cubre regiones de todos los continentes y aumenta cada año. ¡En el período normal 1934-1938 ocupaba2.865.000 hectáreas, y en 1948 llegaba a 3.137.000 hectáreas, sin contar a Rusia en dichas cifras.En el cuatrienio 1934-38 la producción mundial de tabaco en hojas fué de unos 27 millones de quin- tales, cifra alcanzada nuevamente en 1945, y con- solidada a partir de 1947 con unos 32 millones de quintales, aunque, en realidad, el consumo está con- traído por la falta de divisas, que no permite im­portaciones masivas, sin que los aumentos de pro­ducción en los países habitualmente importadora«, haya podido cubrir la creciente demanda.,En 1934-38, Asia es el primer productor mun­dial, con 15.000.000 quintales de hoja. ¡El segundo es América sajona, con 6.185.040. El tercero, Eu­ropa, con 2.900.000 (sin la U. R. ¡S. S., que pro­dujo en dicho período 2.240.000). El cuarto, His­panoamérica, con 2.115.040. El quinto, Africa, con700.000, y el sexto, Oceania (Australia y Nueva Zelanda), con 27.800.En 1948, Asia producía 15.500.000. América sajona, 9.563.000. Europa (sin U. R. S. S .) ,3.250.000. Hispanoamérica, 2.937.000. Africa,1.100.000, y Oceania, 40.000.A causa de las restricciones que sujetan el con­sumo en parte del mundo, se considera que la pro­ducción exportable de la América sajona y de His­panoamérica alcanzó en 1946 su máximo, por el momento, continuando, en cambio, en línea ascen­dente la producción de Europa y de Africa.En España, la fabricación del tabaco comenzó en 1670, en la fábrica de Sevilla. Hasta entonces, venía elaborado dé Cuba y de Santo Domingo. La producción española se inició, en período de ensa­yo, en 1917. En los últimos años, la producción es­pañola llegó a cifras muy importantes; pero España seguirá siendo importadora de calidades superiores, para mejorar las mezclas. El consumo español os­cila alrededor de 30.000 kilogramos, y si se llegase al libre abastecimiento, rebasaría los 40.000 kilo­gramos.El mejor tabaco español es el asturiano, y otro dato curioso es el aumento del consumo del tabacorubio. Los cigarrillos “Bubi” se fabrican únicamente en San Sebastián, y su consumo se ha cuadrupli­cado después de la guerra española.Pero en España, fumar tiene mucha solera, y el fumador español está considerado como el más individualista del mundo. Por eso sigue prefiriendo el tabaco picado. Liar un cigarrillo tiene algo de rito. Cada uno escoge una clase de papel y hace el “pitillo” del tamaño y a la presión que le place. Es única en el mundo la fabricación de “picadura al cuadrado” , también conocida por picadura espa­ñola, y se precisan máquinas especiales para picar la hoja de forma que sus pedazos puedan pasar por mallas de 3 a 4 milímetros.En Hispanoamérica, los cuatro grandes exporta­dores son : primero Brasil y Cuba, y después Santo Domingo y Paraguay. En realidad, en mayor o menor escala, todos los países hispanoamericanos producen tabaco. Alguno, como Perú, fué exporta­dor hasta 1929. Argentina y Méjico producen gran­des cantidades, destinadas a su consumo interno.En Cuba, el tabaco es el segundo producto na­cional, tanto en cuanto a la producción como a la exportación, que representa un 10 por 100 dé la total del país. El tabaco cubano sólo cubre el 1 por 100 del consumo mundial, pero goza del máximo prestigio, por su calidad y aroma. En 1946, que fué el gran año del tabaco para hispanoamérica, Cuba produjo 81,5 millones dé libras. Posterior­mente, el Gobierno, para mantener los precios, ha fijado la producción en 60 millones de libras. Es­paña es el primer comprador de sus cigarros pu­ros “torcidos” , adquiriendo un promedio anual de 30 millones de unidades. También en la exporta­ción de Santo Domingo y del Paraguay, España ocupa un lugar preferente, siendo, prácticamente, el mejor cliente del tabaco de hispanoamérica.Todas las plantas de tabaco cultivadas para la producción en rama corresponden a dos especies: la l^icotiana Tabacum y la Ü\[icotiana Rustica. La primera proporciona prácticamente todos los tipos de consumo humano , y sus numerosas variedades se agrupan en cuatro clases, de nombres evocado­res: Tabacum Habanensís (vuelta abajo), Brasilien' sis (Bahía), Virginica (rubio) y Purpurea (Hun­gría), y comercialmente los tipos son: tabacos ne­gros tratados al aire o al fuego, tabacos rubios tra­tados al aire o en atmósfera artificial y tabacos es­peciales de Oriente.La producción en América del Norte ha creado variedades que constituyen tipos mundiales de ta­baco, como el “ Bubi” y el “Maryland” . El color rubio del tabaco se debe a dos causas muy curiosas. Una es la llamada en Botánica mutación genética. Al cultivar él tabaco por primera vez, en ciertas regiones aparecieron las plantas con el follaje com­pletamente amarillo, como atacadas de clorosis, pero se desarrollaron normalménte, transmitiendo los nuevos caracteres a su descendencia. Son las llama­das plantas tipo “ Burley” , rubias naturales. La otra circunstancia ha sido el descubrimiento de cla­ses dotadas de especial aptitud para qué quede en ellas fijado artificialmente el color amarillo por me­dio de una rápida elevación de la temperatura en los secaderos. Son las plantas llamadas tipo “Brigh” , és decir, las rubias artificiales.Ha pasado a la historia del consumo del “ rapé” . Acaso los últimos consumidores sean algunas órde­nes religiosas, cuyos estatutos les prohíben fumar. El tabaco de mascar también desaparece, aunque se haya usado en la guerra, ante la prohibición de encender cigarrillos en las trincheras, y a bordo de los barcos. Asimismo, disminuyen los fumadores de pipa, herederos de la ¡más antigua forma de fu­mar, y sobre todo, triunfa el cigarrillo, prefirién­dose el tabaco de tipo suave y dulce.Los últimos datos mundiales conocidos sobre con­sumo corresponden al período 1934-38, y los re­coge el Centro Internacional del Tabaco, de Roma, en su memoria de la Conferencia Europea de Sep­tiembre de 1950.Asia consume el 51,5 por 100 de la producción mundial. Europa, el 27,7. América sajona, el 14,1. Hispanoamérica, él 4,4. Africa, el 1,8, y Oceania (Australia y Nueva Zelanda), el 0,5.En suma : el tabaco es lun artículo de producción y consumo universal, y materia prima de una in­dustria que, con sus derivadas, es una de las pri­meras del mundo por el número dé las personas que mueve. Comercialmente, en el cuatrienio nor­mal 1934-38, la exportación mundial fué de6.750.000 quintales, cifra no superada en la postguerra, aunque muy aproximada en los últi­mos años.Bien podemos calificar de extraordinaria la for­tuna de aquéllas semillas que Fray Romano Pane envió, én 1518, a Su Majestad el Rey de España.\8 2/O N cuidado de miniador, pasando cada temblor y cada im- presión que deja en los ojos el paisaje a los puntos de la pluma, el dibujante Teok ha sabido recorrer la isla, quedarse con lo mejor de ella y ponerlo después en pie en las páginas de su cuaderno. Lo que en muchas de testas páginas veremos reco­gido por la visión “más que humana” del objetivo fotográfico, está aquí adelantado, expresándose por un fino artista de hoy.Mayari. Oriente. Cuba.I I BI6 DAL ftlSPÀIÎO M I H U I C M I Xò e A u r eLA H A B A N A , 1 9 5 3 - 5 4UANDO las artes se encuen­tran, debemos suponer que se anuncia un futuro de comprensiones. Cuando las artes que se encuentran son las de un haz de pue­blos, para los que una iden­tidad en multitud de as­pectos parece haber trazado el camino más propicio hacia el logro de una propia y común expresión, debe­mos creer que se ha dado el primer paso en este ca­mino.La Bienal Hispanoamericana de Arte no es, pues, un paso en falso. De momento, es la visión unitaria de una muy rica diversidad, la de los pueblos ameri­canos y los de la Península Ibérica. Esto en sí ya sería suficiente a infundirle trascendencia; pero es que, además, la Bienal puede ser —debe ser— el instrumento y la protagonista de un hecho de cuya historia y primeros balbuceos todos somos un poco testigos, la del reencuentro del arte de América con sus propias raíces. Porque es historia de los últimos años, que lo que se insinuaba a principios de siglo, cuando Hispanoamérica irrumpe al terreno de un arte con vigencia, cuando está atenta al mandato parisién y, aún más, dispuesta al pago de ese tributo que lo actual impone siempre con menoscabo de lo propio y personal, hoy se ha retraído a su gleba ori­ginaria. Ha sido como una vuelta hacia su propia sangre. Y ha encontrado que todo lo que está pre­sente, lo que tocan sus manos y ven,sus ojos, es ma­teria primera y vivísima para el arte más histórico por más actual. Fruto de este retorno son una serie de escuelas, de modos de hacer juveniles y arcaicas al mismo tiempo, desparramadas a lo largo de todo el continente. En ella, en simbiosis perfecta, están todos los problemas planteados y en parte resueltos de la plástica más europea y más actual, y también —y esto es lo que tiene ahora verdadera importancia— todo lo que ha contribuido a estructurar y dar forma a una plástica genuinamente americana.Lo que se insinúa ya es el afianzamiento de ese arte, a cuya toma de conciencia apenas acabamos de asis­tir. Es un arte, rico en diversidad y pródigo en sus­tancias comunes de todos los pueblos que lo integran. A'go de él se está dando ya en ese eje de las dos Américas que es el Caribe. Por eso no es aventurado anticipar —ni siquiera es un vaticinio— que la pró­xima escuela no será ya la de París. La escuela que se insinúa para un futuro inmediato será la «Escuela de América».La II Bienal Hispanoamericana estará este año en Cuba, en el corazón mismo del Caribe.Quizá sería desmesurado suponerla instrumento capaz de dar a la misma América la conciencia de su propia originalidad. Sin embargo, a ello está atenta y cumplirá su cometido en la medida de la buena voluntad de los hombres que hacen el arte. Toda América tendrá cabida en ella; hasta esa otra por­ción americana que se encuentra al sur de los Piri­neos y que se llama la Península Ibérica.A N T E L A II B I E N A LESTRUCTURA y g l o s a d e l g r a n c e r t a m e nPor A N T O N IO M A N U E L C A M P O YEL 12 de octubre de 1951 se inauguraba en Madrid la I Exposición Bienal Hispanoame­ricana de Arte. Veintiún países participa­ron en aquel primer gran certamen, y creo que pasaron de cuatro mil las obras pre­sentadas, de las cuales, y tras equilibradas seleccio­nes, admitió el Jurado 2.010, correspondientes a 885 artistas de Hispanoamérica, Brasil, Filipinas, Estados Unidos y España. El número de visitantes, sólo en Madrid, ascendió a 534.000. La desusada ma­nifestación plástica promovió, naturalmente, una en­cendida de ambiente. Se armó, cómo no, la gran polémica, y en medio de un frenesí contradictorio __señal era de que se cabalgaba—-, todo vino a de­mostrar que la razón estaba de parte de los organi­zadores, de ellos y de cuantos tuviéronte en el Cer­tamen. Bueno será recordar también que, paralelas a ¡a gran Exposición, se organizaron otras: la del pintor argentino Cesáreo Bernaldo de Quirós; la del pintor boliviano Cecilio Guzmán de Rojas; la del pintor español Salvador Dalí; la de «Maestros y Pre­cursores de la Pintura Española Contemporánea» (136 obras de Beruete, Echevarría, Jimeno, Iturrino, Nonell, Pidelaserra, Regoyos y Solana); la del escul­tor español José Ciará... No hay por qué ocultar que el acontecimiento no tenía precedentes en España,Pues bien: cuanto un día se proyectó como intento de aproximar y contrastar las creaciones plásticas de los pueblos del mundo hispánico — algo desusado hasta entonces— , resultó nada menos que una con­solidación. Y una revolución también. De allí en adelante no sería posible hablar de eficaz conoci­miento entre artistas de España y de América de espaldas o al margen de la Bienal, «cuya epifanía —escribió Eugenio d,Ors— desveló entre nuestras gentes intereses intelectuales, ayer imprevistos, y esperanzas que ayer se hubiesen dicho desmesura­das». «El día de la primera reunión del Jurado —añadía el maestro— , todo un aspecto, no se diga tradicional, sino vicioso, de rutinas y corruptelas, habitual a nuestros certámenes de esta índole, pare­ció hundirse...» Y, en efecto, algo muy vicioso, tra­dicionalmente vicioso en el campo de nuestras bellas artes, se hundió a partir de aquel 12 de octubre de 1951, Día de la Hispanidad, que conmemoraba también el Centenario de los Reyes Católicos, funda­dores de América y hundidores también, en otros órdenes de la vida española, de tradicionales vicios.No son mucho dos años, pero si ellos han de servirnos para contrastar el desarrollo progresivo de una iniciativa fecunda, sirvámonos de los dos años que van del 51 acá, y veamos cuanto ha ganado en contenido es decir, en posibilidades, y en flexibili­dad la Bienal. Por lo pronto, el artículo 3.° del primer Reglamento, en este de 1953 aparece superado: «Pue­den participar en esta Exposición aquellos artistas de países no convocados que residan habitualmente en los países de Hispanoamérica, Estados Unidos, Brasil, Filipinas, Portugal y España.» Y en cuanto al primitivo artículo 5.°, que integraba el Certamen en sólo cuatro secciones, hoy está mejorado así: Cincosecciones:a) Arquitectura, incluida la especialidad de Ur­banismo.b) Escultura en todas sus materias.c) Pintura en todos sus procedimientos; y como sección especial y autónomad) Pintura al agua y al pastel.e) Dibujo./ ) Grabado.g) Un arte decorativa que será determinada en cada ocasión por la Junta organizadora del Certamen, correspondiendo en la presente convocatoria al Arte cerámica.(Obsérvese, por ejemplo, que donde decía: tb) Es­cultura en todas sus materias dcfinitivasi), hoy dice, simple y generosamente, «en todas sus materias».) La inclusión de ¡a Cerámica, de tanta significación a estas alturas, posibilita en la Exposición aspectos cuyo interés no es necesario advertir. Por otra parte, y en lo que a la sección de Arquitectura se refiere, el hecho de constituirse ahora un premio honorífico para proyectos concebidos por razones ajenas a la convocatoria, y reservar las recompensas en metálico para aquellas obras realizadas especialmente para laBienal, constituye, en fin, otra de las buenas nove­dades que apuntamos. Y nada digamos de las con­vocatorias especiales para ingenieros aeronáuticos y arquitectos (proyecto de aeropuerto intercontinen­tal, etc., etc.), que por sí solas justificarían un cer­tamen. Decididamente, se observa en la redacción de los segundos Estatutos un mayor afinamiento y una más acabada complementación de las partes y del conjunto. Pocos son dos años, desde luego, pero si se les quiere sacar elementos de experiencia para mejorar, o enriquecer tan sólo, puntos de partida, son suficientes, como ocurre en el caso que nos ocupa, para poner en marcha perfectamente la empresa más ardua.Echemos ahora un vistazo a las recompensas, capí­tulo este en extremo interesante, sobre todo si nos decidimos a las comparaciones, y en el cual pode­mos advertir también notables mejoras, no obstante haber sido en 1951 otro capítulo sin precedentes en las exposiciones españolas. He aquí las recompen­sas de 1953:Arquitectura y Urbanismo:1. ° Gran Premio de Honor.2. ° Gran Premio de 100.000 pesetas para un tema libre.3. ° Gran Premio de 100.000 pesetas del Minis­terio del Aire español a un proyecto de Aeropuerto Intercontinental emplazado en una nación hispa­noamericana.4. ° Premio de 50.000 pesetas del Ministerio de Educación Nacional español a un proyecto de Museo de Arte Contemporáneo emplazado én Madrid.Escultura: Gran Premio de 100.000 pesetas.Pintura: Gran Premio de 100.000 pesetas.Pintura al agua y al pastel: Gran Premio de25.000 pesetas.Dibujo: Gran Premio de 25.000 pesetas.Grabado: Gran Premio de 25.000 pesetas.Cerámica: Gran Premio de 25.000 pesetas.La Bienal crea, además, cuatro premios de pe­setas 25.000 cada uno para críticas y crónicas infor­mativas sobre esta II Exposición, publicadas en diarios o revistas de España y del extranjero. A estos premios, dicho sea de paso, podrán optar también los colaboradores radiofónicos y los autores de con­ferencias y documentales cinematográficos. Pues bien, entre este año y 1951 media una diferencia metálica, a favor de 1953, de 250.000 pesetas, o sea: la diferencia entre las 400.000 de ayer a las 650.000 de hoy. Comparadas estas cifras a "las de Sao Paulo, sin ir más lejos (que suman 260.000,cruceiros), es indudable que existe una distancia.Pero este año — mejor dicho, 1953-54— , la Expo­sición se desplaza a los países del Caribe, situandoT ANTO o más que en las creaciones literarias, el espíritu español ha plasmado en las creaciones plásticas, y, de entre todas las Bellas Artes, preferentemente en la Pintura. Son nombres egregios los de Zurbarán, Murillo y Ribera, grandiosos y excelsos los de Veláz­quez, el pintor-pintor, y Goya, el músico y poeta de la pintura, punto de arranque de las novísimas tendencias («De Goya al Arte Abstracto», se titula el libro de Ricardo Gullón) ; en la actualidad, la pintura universal acata sumisa la férrea dic­tadura de Picasso, y cuenta entre sus nombres más valiosos los de Gris, Miró y Dalí. Pues bien; desconociendo supina­mente la grandeza inmarcesible de este legado y las exigen-i i B i e i M LD i s p a r oM ÍJtlfK Á IÍAO e Acresu centro de gravedad en La Habana, pues esta II Bienal está patrocinada oficialmente por el Go­bierno de la República de Cuba. En este sentido, y aparte su significación primera y universal, la Expo­sición de La Habana se proyecta ahora como un acto más de fervoroso homenaje a la celebración del Centenario de José Martí. Este desplazamiento a Hispanoamérica (La Habana, Ciudad Trujillo, San Juan de Puerto Rico y Caracas), lejos de desvirtuar la razón de ser del Certamen, a mi juicio la ratifica mejor aún. La Bienal, ante todo, es un medio, un gran medio, por cierto, de conocimiento mutuo. As­pira, y ya hemos visto que lo está consiguiendo, a familiarizar a los artistas del mundo hispánico con sus respectivas y más recientes creaciones. En un país mostrará lo de otros, y en todos, en cada uno, lo. que se hace en España, enriquecida la muestra este año con la participación de las Escuelas de Roma y de París, no como envíos aislados de unos cuantos que pertenezcan a ellas, sino unánimemente, repre­sentadas como tales —valga la palabra— institucio­nes. Y bien: ¿no fué este, durante muchísimo tiempo, el gran anhelo nuestro? En efecto: la idea de conse­guir una gran exposición volante siempre estuvo en el ánimo de quienes se interesan por la expansión del conocimiento plástico, y si es cierto que nunca pudo realizarse tal idea en toda su magnífica, al par que complicada realidad, no fué por falta de deseos ni de necesidades, sino por causas de diversa índole, infranqueables ayer y hoy en estupendo logro. No hay que insistir en los frutos que dará este despla­zamiento, ya en el puro terreno estético como en el puramente material— ensanchamiento de mercados, etcétera— . Al César, lo que es del César.No seré yo el que asegure que la exposición de La Habana no traerá sus gritos también. Peor para las cosas que pasan sin levantar polvo. Ahora también habrá gritos. Será señal de que la II Bienal cabalgaP o r C A R L O S - P E R E G R I N F. O T E R Ocias de una tradición tal, hasta la I Bienal Hispanoamerica­na de Arte, que Madrid acogió en 1951, nunca se había in­tentado utilizar la piedra de toque de la confrontación y del contraste para estimular y depurar las creaciones plásticas de todos los pueblos hispánicos, descubriendo en la rica diversi­dad la íntima comunión y extrayendo de la comunicación es­piritual el conocimiento mu-tuo, palestra de las mejores emu­laciones. La idea surgió en España, en un Congreso de Coope­ración Intelectual, y en España tuvo su sede también, como queda dicho, la primera realización, el mayor certamen artís­tico de la historia española, y «uno de los acontecimientos — en frase de Camón Aznar— más sensacionales celebradosLA A P O R T A C IO N ESPAÑOLAA LA II BIENALHA PASADO POR EL APRETADO TAMIZ DE LAS EXPOSICIONES REGIONALES Y DE LAS GALERIAS DE ARTE DE MADRID Y BARCELONA85i i BieiML. l í I S p A U O M M T IC A IJAöe Acreen Madrid en lo que va de siglo». De ahi que en la I Bienal los artistas españoles gozasen de una posición singular, sien­do más de quinientos los concursantes, sobre un total de 885 expositores.Pero al trasladar, con un hondo sentido inexorable, a His­panoamérica su sede, ante esta II Bienal, y por razones ob­vias, la posición de España era muy otra — la de un invitado más— , y la aportación habría de restringirse forzosamente. Como cada país, España tenía, en principio, plena libertad para espigar la propia selección, aunque concretamente el ar­tículo 15 de los Estatutos prescribiera que se procurase «obte­ner una representación de los valores más significativos del arte español contemporáneo». «Arte español contemporáneo» no aludía aquí a una limitación netamente cronológica, sino a un doble supuesto artístico-temporal. Puesto que, según la paradójicamente bella fórmula orsiana, «todo lo que no es tra­dición «s plagio», el Arte ha de estar a la altura de los tiem­pos, sin poder ignorar la herencia, la «entrega» de las gene­raciones que nos precedieron,- o, de lo contrario, cada hombrese iniciaría en los tanteos anteriores a Altamira. Había que estimular la continuidad en la sorprendente trayectoria del «arte nuevo» («art nouveau», «modern style», «Jgendstil») — «arte de privilegio, de nobleza de nervios, de aristocracia instintiva», que dijo Ortega y Gasset— , que empieza su ac­ción, según un crítico ilustre, al día siguiente de la apoteosis victoriosa del impresionismo, y contradiciendo substantiva­mente su tendencia, triunfa ruidosamente en Europa a partir de 1900. Habría, pues, de mantenerse la amplia comprensión y la protección decidida a todas las tendencias y posturas de la inquietud creadora, característica del anterior certamen, que por primera vez las apoyó y estimuló «desde lo alto», sig­nificando, al decir de don Eugenio d’Ors, la coronación de la «defensa e ilustración del arte nuevo». En una palabra, se trataba de reunir las mejores muestras — y los mejores nom­bres— de las diversas tendencias artísticas vigentes.Para tener en cuenta todas estas premisas, se arbitró un doble procedimiento, uno de ellos únicamente utilizado en Ma­drid y Barcelona. Por lo que a Madrid atañe, la elección se llevó a cabo a través de las Galerías de Arte (Abril, Biosca, Buchholz, Clan, Estilo, Macarrón, Vilches), optando volun­tariamente cada artista por su cauce concreto, que, natural­mente, había de, coincidir con la galería donde había expuesto con anterioridad; pero, además, Madrid hizo de comodín, o, más bien, de cajón de sastre, para muchos concursantes que lógicamente pertenecían a otra jurisdicción. Análogamente, la participación catalana, también a base de un máximo de tres obras por cada artista, se eligió a través de las galerías Caralt, Gaspar, Layetanas, Pares, Pinacoteca y Syra, que brindaron todo su apoyo y colaboración. (Intermedio: Por Barcelona— la ciudad en la que Picasso terminó el aprendizaje de su oficio— , y también por Bilbao, como luego se dirá, entró en España el «art nouveau», por obra de los maestros Sunyer y Nogués, y de la tercera numerosa promoción: Miró, Ricart, Andréu, To- gores, Campmany, Marqués-Puig, Obiols... Pero en justicia no pueden ser silenciados los nombres de dos rotundos precurso­res: Isidro Nonell y Mariano Pidelasserra.) Con un criterio estético más estricto, el comisario español para la II Bienal Internacional de Sao Paulo, Juan Ramón Masoliver, entresa­có, dentro de los movimientos de vanguardia, las obras que, en unión de las de los artistas que obtuvieron premios impor­tantes en la I Bienal Hispanoamericana de Arte (Palència, Vázquez Díaz, Rebull, Ricart y Gali), figurarían, representan­do a España, en el certamen brasileño, para pasar luego opor­tunamente a La Habana.El otro procedimiento fué utilizado para hacer la tría en las provincias, a través de seis exposiciones regionales pre­vias, que organizaron las Asociaciones filiales del Instituto de Cultura Hispanica. Un Jurado de Selección (formado general­mente por el Secretario general de la Bienal y un crítico de,arte madrileño, por parte del ya mentado Instituto, y los máscaracterizados representantes del arte local) hizo la estimación definitiva. Pero antes había ocurrido una verdadera vorágine, de sesgo altamente espiritual, en la apacible y monótona vida provinciana, habían surgido vivos comentarios, apasionadas controversias, reconocimientos y negaciones, exaltaciones y tachas; antes, las almas limpias de los más sensibles se habían estremecido de emoción artística, una emoción artística, bien es verdad, no demasiado pura, sino entreverada del orgullo del terruño, ufana del talante creador de los coterráneos.Así, pues, todas las regiones de una geografía española a medida de la Bienal — geografía artística, que no administra­tiva— prepararon con entusiasmo el acontecimiento, y con él se desperezaron y solazaron, reviviéndose. Pues, ¿qué de evo­caciones no provocó la Exposición selectiva del Cantábrico? Por fortuna para la pintura española actual, casa con dos puertas mala es de guardar; si una puerta se abrió en Barce­lona a las nuevas tendencias, la otra, la burladora de toda po­sible guardia, se franqueó en Bilbao. La irrupción fué aquí más fogosa y atropellada, aunque «en menores pureza y abun­dancia»; desde el precursor Darío de Regoyos (asturiano de nación, sin embargo), y, sobre todo, desde los maestros vas­cos Aurelio Arteta, Francisco Iturrino y Juan de Eecheva- rría esto es, a partir de 1920, Bilbao se encontraba adelan­tado en la noticia y en la práctica del arte joven, y fué rara hazaña de Echevarría introduicirlo en Madrid con su exposi­ción individual de 1923.Tampoco del Reino de Valencia (un día cuna del «Spagno- leto», de Ribalta y de Juan de Juanes) estuvieron ausentes los nuevos movimientos, acusando los levantinos la beneficio­sa vecindad de Cataluña. Ni Salamenca libre de las irradiacio­nes de Bilbao, aunque ya lábiles y descoloridas. Ni siquiera la arraigada permanencia de una tradición herreriana y velaz- queña, teñida de sobriedad, mesura y equilibrio, mantuvo a Sevilla ajena al pàlpito de las nuevas formas de expresión, devotamente cultivadas por la Joven Escuela Sevillana. Extre­madura, como en los dorados tiempos — el Divino Morales, ya con aires de pintor moderno, introduce en España los hallaz­gos de la pintura flamenca— ha embarcado ya en el «Guada­lupe», rumbo a las Indias, al impar y delicioso Ortega Mu­ñoz, acertadamente motejado de «novísimo conquistador ex­tremeño» que, en opinión de un crítico, revela palpablemente la ascendencia de su paisano Zurbarán. Y, por último, el Ara­gón que alumbró el genio de Goya, ofreció en Zaragoza una exposición chispeante y atrevida, cuajada de logros eviden­tes, modelo de organización rápida y eficaz.En una palabra, el ensueño de encaramarse en el vórtice que la Bienal provocará anidó en los estudios más alejados y oscuros, y el estimulante latiguillo de la fama restalló en las más apagadas ambiciones al conjuro de estas convocatorias regionales. Y cada una de estas capitalidades del arte espa­ñol se puso por entero en su Salón: «refugio grato; hospicio abierto y apercibido siempre; habitualidad espolvoreada cada día de novedad; mieles de diálogo, sales de ingenio; libertad sabrosa y contención más sabrosa aún... ¡Madurez de la so­ciabilidad !»LA II BIENAL HISPANO AMERICANA, A PUNTOA estas fechas, cuando aparezcan estas líneas, el proyecto será realidad; la I I Bienal an­dará ya en premuras inaugurales. Había que obtener alguna información para transmitir a nuestros lectores y hemos frecuentado, en tentativas periodísticas que no nos son demasiado afines por nuestro espíritu poco inquisitivo, las oficinas donde se cuece la segunda versión de ese certamen que cuenta ya con la atención y hasta la preocupación de muchos artistas españoles. El protagonista, el tercer hombre de nuestra búsqueda, era, naturalmente, Leopoldo Pa­nero, que, como hace casi dos años, está en la brecha de su cometido como secretario y alma «m ater» de este gran juego del arte hispanoamericano ahora pres­to a proyectarse en los países del Caribe.Teníamos un proyecto de reportaje o interviú -—así, a lo indígena— que ha fracasado, porque no hay coin­cidencia de horas en que él y yo podamos sentarnos tranquilamente a conversar sobre las sugestiones que esta Bienal ofrece. Yo, que fui madrugador en la Pri­mera, ahora ando rezagado y casi con complejo de inferioridad periodística en este terreno. Pero había que atender una amable invitación de los rectores de Mundo H ispanico, y para ello he tenido, además de la tácita colaboración de la Telefónica, la de los cole­gas que suplen maravillosamente la ausencia de Leo­poldo atendiendo a los que le acosamos sin piedad para su labor humana repartida entre el arte de escri­bir poesía y el de ver cuantos pueden hacerla con el pincel, la espátula o el buril.Podría fingir la conversación que seguramente hu­biera tenido con él — y que en parte he tenido— , pero no me va ese viejo truco periodístico que olería a her­bolario de viejas tintas periodísticas. Prefiero, sencilla mente, trasladar al lector el resultado de esas medias charlas y medias conferencias ante las medias copas apresuradas de las dos de la tarde en la barra del bar del Instituto de Cultura Hispánica.Así, por las buenas, he podido llegar a una conclu­sión de principio — y perdón por la aparente para­doja—- bastante importante. Parece ser que en esta ocasión se ha dado una amplitud considerable a laelección de obras sin preocupación de tendencias deter­minadas. No me lo han dicho, pero, probablemente, se debe preferir a otra cosa, dar una impresión del con­junto de los artistas, o mejor dicho, del arte, que hoy se hace en España e incluso del que los españoles resi­dentes en París crean en una avidez de contrastar tónicas y ambientes con el de ese ombligo de la plás­tica universal que la capital de Francia viene a repre­sentar. Sólo la aportación de estos suma, en lo que a pinturas se refiere, la cifra de treinta, repartidos así: óleos, veinticinco: acuarelas, dos, y dibujos y sangui­nas, tres. Recuerdo entre los nombres de éstos a un Alejo Vidal y Cuadras — !oh los suburbios con circos ambulantes y trenes de colores que nos dió en la Pri­mera Bienal!— y a Liébana con sus finos dibujos, entre los que me citaron. Cinco esculturas, correspon­dientes a tres escultores completan esa curiosa suma de los voluntaria y temporalmente exilados.Naturalmente, son los catalanes por sí solos, como grupo regional, los que engrosan con cifras más im­portantes la representación española: 112 óleos, 27 acua­relas, 13 grabados, 12 dibujos y 35 esculturas dicen bastante claramente que Cataluña sabe pintar, y mu­cho más si se tiene en cuenta que lo hace con manos movidas por inspiraciones que oscilan desde un im­presionismo pimpante hasta lo más rigurosamente abstracto que hoy puede concebirse entre nosotros. Por ejemplo, valgan dos nombres: Rafael Llimona y Antonio Tapies. Y si quieren ustedes tener una idea más completa del eclecticismo de los que en este grupo figuran no olviden las de Sunyer y Mallol Suazo para completar la idea que trato de darles. Ciará, Rebull, Isern, Serra, son los de los escultores que yo conozco o recuerdo, así de momento, como los más caracteri­zados concurrentes representantes de Cataluña.Los demás artistas españoles vienen a sumar unos 177 pintores con 383 obras, de las cuales 297 son óleos, 52 acuarelas y temples, tres pasteles y 31 dibujos. Dieciocho escultores son los autores de las 29 piezas que embarcarán rumbo a La Habana, o, mejor dicho, ya estarán gozando de aquellas brisas, por lo menosP o r L. F I G U E R O L A F E R R E T T Ien olor de proximidad. De nombres, a este respecto, puedo informar al lector que, naturalmente, no falta­rán los de los dos grandes premios de la Primera Bienal: Vázquez Días y Benjamín Palència, en cabeza de una larga y sugerente relación nominal de jóvenes,pinto­res, entre los que, para darles una idea, elijo los de Redondela, Mampasso, Lara, Menchu Gal, Molina Sánchez, Uraoga, Quirós, Eva Llorens, Alvaro Del­gado, sin el menor orden ni concierto de categorías ni tendencias, porque, o a ustedes les dice bastante su nombre, o tendría que hacer una pequeña disertación, que no viene al caso, para informarles.La Escultura española en este grupo, que podríamos llamar centrista para entendernos más o menos, estará representada por veintinueve obras, de las que son auto­res dieciocho escultores, entre los que me son familia­res, y no vienen ahora a mi memoria más que los de Planes y Amadeo Gabino. Que me perdonen, y ustedes también, los omitidos indebidamente.También van a participar en esta I I Bienal un grupo de artistas que podrían ostentar una especie de «Es­cuela extranjera de Madrid», optimistamente, por cuan­to llevan avecindados entre nosotros los años sufi­cientes para considerarlos un poco ahijados de. nuestra luz y de nuestro medio ambiente; son, entre otros: Sttubing, Peyrot y Wenacouroff, inglés, italiano y francés, respectivamente.A grandes rasgos y con enorme prisa es todo lo que puedo decir de momento, ciñéndome a la aportación española, de esta I I Bienal. Tengo conciencia dermis limitaciones en la presente ocasión, que no aspira a ser exhaustiva de todo lo que sugiere como ideas y realidades este certamen. Se trataba de salvar mi défi­cit, simplemente, en la coyuntura de una petición que no podía desatender, y así, como he podido, he tratado de servir a los lectores de esta revista ex resul­tado de mis averiguaciones. Tiempo y lugar habrá, si Dios quiere y si los vientos nos son propicios, de dar más cumplida razón de nuestra prolija mirada ya ante las obras mismas que van a decir a Hispanoamérica el sentido v|actnalidad. del arte español.8 6E S P A Ñ AEN L AII BIENALL a Bienal Hispanoamericana de Arte, en su segunda edición, ha escogido la Habana como centro. Hasta la Habana, pues, han ido llegando las diversas aportaciones nacionales al magno Certamen. Estas páginas se quisiera que fuesen un avance esquemático de lo que cada una de estas aportaciones será; pero todavía la distancia no se resigna a someterse a las exi­gencias de MUNDO HISPANICO. Premuras de tiempo, escrúpulos de determinados exposito­res, que prefieren no dar un adelanto fotográ­fico de su obra hasta que sea expuesta, y la distancia misma, es lo que ha impedido que tengamos, a la hora de salir este número, algo más que un somero avance de lo que será la muestra española. Forzados a limitarnos a ella, por ella empezamos, y en uno de los próximos números, cuando la gran exposición sea ya una realidad, procuraremos recoger en una infor­mación general detalles de cada una de las aportaciones de los otros países. Esperamos con ello no sólo informar a nuestros lectores de lo que será la Bienal, sino proporcionarles un índice del estado general del arte americano.' * i.»'agiv jjÍ Í m T © S I•T — j V j B A > — W . . 5 ^ jR A F A E L Z A B A L E T A «Interior y p aisa je de Ja én » .J . H U R T U N A «Prim avera romana».G R A U S A L A V A Q U E R O T U R C IO SJ . IVI. M A L L O L S U A Z OA G U S T IN R E D O N D E L A«Composición».« Estación de las Pulgas».«A cuario».«R om a».A N TO N IO T A P IE S «E l Monumento».J O S E A M A T« Regatas».JU A N B R O T A T « Feria».F R A N C IS C O LO Z A N OM. M IL L A R E S« P aya»> iT i l -1« Co m pos ición».89«L a colina».O R T E G A M U n O ZA L V A R O D E L G A D O « M áscara». G R E G O R IO D E L O LM O « Bodegón del vaso». P L A N A S D U R A « Composición». J O S E M . P R IM « Composición».. 0 0JO A Q U IN V A Q U E R O « El buey negro». M A R T IN E Z N O V IL L O «R ío Tajo, Toledo».91' 'V M m«Azoteas de M adrid.»«P a isa je de Segovia»S A N T IA G O D E U R A N G A■ïgà. . 1 « ■ D ·B ·B B g Í L á ¿ $ !’ a i Lai fJ O S E F A S A N C H E Z D IA ZRA M O N V A Z Q U E Z M O L E Z U NJO A Q U IN S U N Y E R « Gentes al sol».«Gante, Bèlgica».« Figura en blanco y negro».JO S E P L A N E S « Desnudo».93« Relieve».J O S E C L A R A«D fsnmlo»IS E R N« Conquistador»A M A D E O Q A B IN O«P o uxoliña»A N T O N IO F A IL D E G A Q OMANTI, ADMIRADOR DE CUYAl 'o r i; Il I L I,E II AA U II IA Z - 1' LA J AL i educación estetica de Jc ié M a rti hubo de cu lm inar en sus estancias españolas de M adrid y de Zaraqoza, en 1872- 1873 y de 1879.Los museos de M adrid habían de ser una revelación for midable. Nosotios, acostumbrados a la cotid iana presencia de un pasado a rtis tic o , no medimos muchas veces el impacto que nuestros giandes teso.os de belleza producen en quienes proceden de los pueblos jóvenes. Velazquez, M u rillo o Goya son, para un m adrileño, una sueite de genios fam ilia res ; como Poussin o Géricault son seres inm ediatos a la form ación es­té tica de un parisién. Para quienes no tienen la fo rtu n a de esta proxim idad, la trad ic ión p ic tó rica ha sido un elemento remoto, casi inexisten te , de su form ación estética, mucho mas cuando los Droccdim ientos de repioduccion de las obras a r tís ­ticas no podían dar la prodigiosa verdad con que hov se m u l­t ip lic a n — por medios mecánicos— los matices más delicados del color y de la form a.M a rti debió absorber ávidam ente la inmensa hermosura de nuestras grandes pinacotecas. Tem peramento sensual, pudo captar bien su p ro lija m u ltip lic idad de escuelas y de actitudes. Basta leer, poi o tra parte, unas cuantas páginas de José M a rt i, paia entender como im porta lo descrip tivo en é l; y dentro de lo descriD tivo, lo visual.De la p in tu ra española que pudo conocer M a rti durante su estancia en España es evidente que fué Goya quien de una manera más viva hubo de im presionarle. Son bien conocidas las páginas que le dedico y es famoso el ím petu con que las in icia jrefn léndose a «La Maja V * 't id a » .«Nunca negros ojos de m ujer, ni encendida m ejilla , ni m oris­ca ceja, ni breve, afilada, ro ja boca— ni languida pereza, ni cuanto de bello y deleitoso el pecaminoso pensamiento del amor andaluz ofrece; ni nada que pretenda revelarlo , ni lo afee— hallo expresión más rica que en «La Maja». No piensa en un hom bre; sueña. ¿Quiso, acaso, Goya, vencedor de toda d if i­cultad, vestir a Venus, darle matiz andaluz, realce humano, existencia femenil, palpable, c ierta? Helo ah i.»Copiamos estas lineas de un lib ro de apuntes de 1879, es decir, durante la segunda estancia de José M a rtín en España. Los textos de esta epoca son de un gran interés. Si no una mayor madurez m e n ta l— todo en M a rti es asombrosamente maduro— , si hallamos ahora más abierto el c ircu lo de su cu­riosidad. De este viaje nos han quedado textes muy interesan­tes que nos p e rm itiría n , ordenándolos, precisar lo que pudo ser la estética de M a rti en relación con el arte plástico. Sabe­mos que muchas veces recogía, en apresurados cuadernos, las impresiones directas que le surgían de la contemplación de los cuadros de los grandes maestros. («N otas sin orden, tomadas sobre las rodillas, al pie de los cuadros», leemos en uno de *us cuadernos.)Sabemos más. Sabemos que durante sus años de Zaragoza asistía a las clases de p in tu ra que profesaba el maestro Gon­zalvo, el padre de Blanca, la c ria tu ra dulce y soñadora que sudo hablar tanto a su corazón.Seria, pues, de interés estud iar este aspecto de la estetica de M arti — que no se ha acometido— y relacionarla con su estetica general.Veamos la posición de Jose M a rti ante Francisco de Goya. El recuerdo de «La M a ja » — vestida— abre las páginas delcuaderno que recoge sus impresiones. «La Maja» es, para M a rtí, un curioso ejemplo de osada verdad — aue rompe con lo convencional— v de extraña,lejanía. «La M aja», ¿a quién m ira? «Piélago , son de d is tra ído amor sus ojos. No se cansa uno de buscarse en ellos. En esto estuvo la delicadeza del p in to r : vo luptuosidad sin e rotism o.» Así dice la ú lt im a de sus a îotaciones.M a rti comorende bien, desde las prim eras lineas, hasta qué p :n o el tema goyesco es trem endo v absurdo y complejo y con trad ic to rio . No es, natura lm ente, un p in to r al uso. Conoce fórm ulas extrañas y, con parquedad de color, da po lic rom ias ; m ientras se c itreqa a Daletas fr ia s : «gris, oardo, castaño, ne­gro, humo».A la belleza se va, claro está, por caminos d is tin tos . Y en «E l E n tie rro de !a Sardina» señala con saqacidad lap idaria que «lo feo llega a ser hermoso». Análogamente en «La Casa de Locos» advierte que, «más que la form a, sorprende el a tre v i­m iento de haberla desdeñado» y destacando que «el genio em ­bellece 'as incorrecciones en que incu rre , sobre todo cuando vo lun ta riam ente , y para m ayor grandeza del propósito, incu rre en ellas». La vision es igualm ente certera ante uno de los te ­mas tau rinos : «prendado de la im portancia de la idea, pasa airado por encima de lo que ta l vez juzga devaneos innecesa no» del color». Y en o tro lu n a r— y como resumiendo su acti tud— exclam a: «A vosotros los relamidos, he aqui el tr iu n fo de la expresión potente y ú til sobre el tr iu n fo vago del color».«Expresión potente y ú til» por encima de todo. He aquí c iertam ente la frase en la que podrían auedar condensados los. textos oue acabamos de aducir. Energética del gesto para ha­cerlo e ficaz; Dara que nos llegue a conmover. «Exoresión po­tente», fren te a cualqu ier alambicado esteticism o. A rte d irecto.Y arte ú til. Lo que enamora a M a rtí, en «Goya, es lo que el p in to r le ofrece de documento sociolónico. «E l C arnaval», «E l Manicom io», «La C orrida» son tres observatorios para enten­der m uchedumbres. Por eso le interesan tan to también los grabados de temas inqu is ito ria les . Como siempre, lo que d ir ía ­mos equivocado es in tenc iona l; tiene un sentido. «Cada apa rente e rro r de d ibu jo y color de Goya, cada m onstruosidad, cada deforme cuerpo, cada extravagante tin ta , cada linea des viada, es una áspera, tremenda c r it ic a . He ahi un gran filoso fo, ese p in to r, un gran vind icador, un gran demoledor de todo lo infame y lo te rrib le . Yo no conozco— resume M a r ti— obra más completa en la sá tira humana.»Lo que nuestro e scrito r descubre en Goya es el va lo r de una libertad que, adiede, es capaz de supeditar la perfección a la energ ia. «Al amor de la form a, opuso el desprecio de la fo rm a » — escribe comentando el re tra to de «La T irana». «E l cu lto del color, con marcada irreve rencia del asunto, le hizo desdeñar el color ta l como lo usaban sus amaneradores, y ocu­parse del asunto especialmente.» El m érito existe en la medida que el p in to r, al decidirse, renuncia al tesoro c ierto de su sa b id u ria artesana. «Hub iera podido ser un qran m in ia tu ris ta , el, que fué un gran p in to r revo lucionario .»Otra valoración certera es la de la .extraña sensualidad go yesca, va anotada al hablar de «La Maja». De «La T irana» dice: «También ésta quema; pero asi tam bién amenaza cuan­do m ira. Con todo el cuerpo reta. Se dará al amor, pero nada más que al amor. Y despedirá, sin apelación, cuando se canse.»LOS ESCRITORESY A R T I S T A S A M E R IC A N O SY SU EDIFICIO SEDE E N L A H A B A N APor la Dra. MARTHA GARCIA ÜCHOAEN enero de 1953, al cumplirse el cen tenario del Apóstol de las libertades cubanas, José Marti, ha quedado inaugurado en La Habana, frente a la Plaza de las Américas, la más alta obra que a la cultura del nuevo continente se haya levan­tado. Y cabe a Cuba el orgullo de poseerla y de rendir así el más elevado tributo a la me­moria de Martí, el tribuno, el filósofo, el perio­dista y poeta precursor del panamericanismo.Esta obra tiene su historia, v escribirla es nuestro propósito de hov.Hace dieciocho años, en La Habana nos reunimos un grupo de hombres y mujeres amantes de las letras, ya escritores ilustres unos, los otros muy jóvenes, abrigando en el pecho nobles ambiciones de llegat a serlo, pero todos animados por un mismo propósito y un común ideal que lo inspiraba: unir en un solo haz a los escritores y artistas de Amé­rica, dedicarnos en una vocación martiana a la tarea de darnos a conocer y de conocer, a su vez, a los otros pueblos del nuevo conti­nente, no sólo como mejor medio de hacer­nos fuertes en el mutuo amor, sino de llevar también por todos los caminos del mundo, la visión realista de la nueva América. Y así co­menzó el propósito que ya está plasmado a fuerza de sudor y trabajo, en las páginas pé­treas de un soberbio y majestuoso edificio de cinco plantas.A l fundarse la Asociación de Escritores y Ar­tistas Americanos en 1934, se dispuso que su Consejo de Dirección estuviera integrado ñor los excelentísimos señores representantes diplo­máticos de las naciones americanas, acredita dos en Cuba; por los ministros de Estado y94JOSE MARTIEducación de la República, por el rector de la Universidad Nacional, por los presidentes de las Asociaciones de Prensa y Reporters, por los presidentes de las Academias Nacionales de Artes y Letras, Ciencias e Historia y por los treinta miembros que la fundamos.Desde entonces, como es lógico, la sede de la institución ha radicado en" La Habana, y en cada una de las Repúblicas de América fun­ciona una filial constituida en forma similar. Tan pronto se dió a conocer el propósito, el Gobierno de Cuba tuvo un gesto, y por De­creto-ley número 843 de 1934, declaró a la Asociación de utilidad pública como Orga­nismo autónomo internacional. Y en 28 de septiembre de 1937 se promulgó la Ley que autorizó la celebración en La Habana del Primer Congreso de Escritores, Artistas y Hombres de Ciencias de América, bajo los auspicios de la Institución. Este congreso, lue­go se acordó posponerlo, hasta la inauguración de un edificio propio, y lograr que la Institu­ción se reafirmara en todos y cada uno de los pueblos de América, cosa ya lograda. En efecto, la Conferencia Panamericana de Buenos Aires, por resolución número 20 del pleno de la Asam­blea, reconoció la Asociación como Organismo continental. En 1939, en Santiago de Chile, en la reunión de Comisiones Nacionales de Cooperación Intelectual de la Asamblea Pan­americana, fué ratificada esa resolución, que, a su vez, han sido confirmadas en el Primer Congreso Interamericano de Municipios, en la octava Conferencia Interamericana de Lima y en el Primer Congreso Interamericano de .Prensa.La Asociación cuenta ya en toda la América con sesenta mil miembros, entre escritores y artistas de todos los países, y ha levantado en La Habana un soberbio edificio, con un valor que excede el millón y medio de dólares.Ocupa el edificio un terreno de veintidós mil pies cuadrados con más se setenta y dos mil pies cuadrados de fabricación. Tiene en su primer piso la sede del mundo diplomático de América, que cuenta con su despacho, salón de conferencias, terraza, etc.; la casa Editorial del Libro Americano, en la que se imprimi­rán obras de miembros de la institución a un precio reducido, y la revista órgano mensual de la misma, un salón de actos de carácter nacional y la oficina de las Instituciones ame­ricanas acreditadas. Al fondo, cuenta también el primer piso un sitio jardín para actos socia­les con capacidad para comer sentados cua­trocientas personas.El segundo piso tiene el Departamento de Estadística Continental, perfectamente equi­pado con las más modernas maquinarias; la redacción de la revista América, órgano de la Asociación, y el gran taller de encuadernación y empaste de libros. vEs en el tercer piso donde tendrá su asiento la gran Biblioteca Interamericana, con,capa­cidad para trescientos mil volúmenes, y será también el tercer piso hogar de la Universidad Popular «Juan Clemente Zamora», que toma su nombre de uno de los fundadores de la Institución y a su vez distinguido profesor de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, ya fallecido. Esta Universidad da cabida, gratuitamente, a mil doscientos alum­nos, cuyos títulos son aceptados por determi­nadas facultades de la Universidad Nacional de Cuba y otras de América.También en este tercer piso estarán las ofi­cinas del Instituto Nacional de Previsión y Reformas Sociales de Cuba y la sede y oficinas de la U. N. E. S. C. O.En el cuarto piso quedará instalado el Salón Magno para todos los congresos, exposiciones y eventos similares de Cuba o del continente, con capacidad para mil doscientas butacas, con sus salones apropiados para el trabajo de las comisiones y secretarías de los congresos. Este salón habrá de ser la sede del «Primer Con­greso de Escritores y Artistas Americanos», que se llevará a cabo, coincidiendo con la inaugu­ración del edificio en la fecha del centenario del natalicio de José Martí.JOSE MARTI 1 8 5 3 JOSE MARTI 1 95 3 JOSE MAR'■ •«... * *«LA E S P A Ñ O L I D A D DE J O S E M A R T IPor OSCAR GOMEZ- VIDALD IFICIL tarea es asirse a un tema cuando de José Martí se trata, porque de este manantial humano fluyen los asuntos todos que conmueven la criatura pen­sante, desde el inasible y sonoro de la poesía hasta el terreno y ruidoso de la política. «Yerra quien piensa en la vida simple», dijo él; «la vida es doble». Y él era como la vida misma.¿Qué elemento aunaría en una misma definición al hombre español en el complejo mapa ibérico, don­de derraman los climas y las costumbres más diver­sas los pueblos que rondan la meseta castellana? Más por instinto que por experiencia visual acudi­ríamos a buscar respuesta al dilema en esa biblia siempre inédita de la Iberia que es el Don Quijote, y asentando en aquel arquetipo español nuestra inda­gación, afirmaríamos: ese elemento unificador es la «pasión», única cifra con que sumar al español desde el mirador de todos los tiempos y meridianos.Pasión que en ejercicio de pureza hizo a Fray Bar­tolomé de las Casas, Protector Universal de los Indios, encararse solitario y enjuto, con el mismo trono y reprenderlo por el olvido en que tenía a sus marti­rizados siervos del Nuevo Mundo. Pasión del deber que vociferó en la garganta de Guzmán, «el bueno», cuando desde las murallas de Tarifa prefirió ver de­gollado a su hijo antes que entregar a la infamia la plaza que le había encomendado su rey.Pasión tremenda y colectiva que por amor al te­rruño y a la dignidad del terruño lanzara una y mil veces a las comunidades españolas contra sus ene­migos en una ordalia de coraje y de martirios en Nu- mancia, Sagunto, Covadonga, Zaragoza y tantas otras. Pasión libertaría la de José Martí que aceptó la crucifixión de su existencia por abonar una con­ciencia y una bandera a su isla natal. He aquí su esencial españolidad psíquica.Otras muchas características pudiéramos anotar que lo asimilan al ser y querer ser hispánico. Apele­mos a Juan Ramón Jiménez cuando de Martí dice: «Quijote cubano, compendia lo espiritual eterno y lo ideal español.» Acudamos al propio apóstol cuando, analizando el carácter del pueblo español, afirmaba: «El amor a los bienes de la tierra, que en definitiva resuelve o acelera la resolución de todos los proble­mas, es señaladamente menor que en otros pueblos en el sobrio y espiritual pueblo de España.» Desdén a la fortuna material por otra más clara y augusta que repite de manera trágica y apostólica el pere­grinaje del héroe. Y en este punto se hace necesaria la cita de una anécdota que nos ha sido referida por un culto conocedor de Europa y cónsul general de Cuba en España, el doctor Ignacio Weber, cuyo padre gozara una pura amistad con el maestro. Era por aquel entonces el señor Ignacio Weber, que igual nombre tomó su hijo, cirujano dentista. Conociendo el difícil estado de penuria de su amigo Martí, incan­sable en su faena de recaudar recursos entre los emi­grados, solía invitarle a compartir su mesa. Aquel día, terminada la cena, el invitado, con sonrisa gene­rosa, se apresuró a decirle: «— Déjeme ser a mí quien le invite ahora a saborear un café cubano.» Y extrajo de sus bolsillos negros un abundante fajo de billetes americanos, ante el asombro del amigo. «— ¡Pero Pepe! — exclamó familiarmente el señor Weber— , pensé que no contabas apenas con un centavo...» Y el maestro le respondió, sencillamente, mientras separaba dos ajados billetes de a dólar del abul­tado fajo: «— Estos son los míos, los demás son de Cuba.»De hidalguía se afirma cuando se dice español. Hidalguía de aquel romántico quebrar lanzas y des­facer entuertos de la nobleza medieval que hoy de­fine al individuo laureado por una condición dehonor. Hidalgo fué, pues, nuestro José Martí en el limpio y torturado lance de su existencia. Cuando en Guatemala a Izaguirre, el Bayamés director de la Escuela Normal, la intriga le hace dimitir, Martí, el amigo, también profesor de la patria del Quetzal, a su lado, le afirma: «— Lo que han hecho con usted es una cosa indigna. ¡Renunciaré!» Y al replicarle Izaguirre: «— Pero Martí, su sueldo de profesor es lo único con lo que usted cuenta para sostenerse y mantener a su esposa.» El maestro, saturado de hi­dalguía, le responde: «— ¡Renunciaré! Aunque mi mujer y yo nos muramos de hambre.»Consideremos lo que alguien daría en titular su españolidad biológica, si se quiere doméstica o fami­liar. Digo de don Mariano Martí y doña Leonor Pérez, los padres. El uno valenciano, la otra canarien­se. Era don Mariano enérgico, a ratos demasiado enér­gico, pero bajo el mostacho mandón y negro se le adivinaba el alma trabajadora, musical y valiente de sus paisanos. Doña Leonor tenía los cabellos man­sos y los ojos sufridores. Vino de Santa Cruz de Tenerife, donde el Teide empina su alta navidad sobre los heliotropos y el mar, mimoso y revuelto, como de juguete, recuerda a Cuba. De Valencia traerá José Martí la pujanza y la honradez. De Ca­narias el azul y la melancolía.España lo recibirá tres veces en su pecho medi­terráneo. La una, cuando cuenta cuatro años y va del brazo de los padres. De allí volverá con una nueva hermana, Carmen, y con una memoria de colores. La segunda vez es Martí el desterrado, el adolescente, el romántico. Tiene diecisiete años. Es su primera despedida consciente de la patria, quizá su primera muerte, si vamos a creer a Oscar Wilde cuando decía: «Aquel que vive más de una vida, más de una muerte tendrá que morir.» Madrid lo acoge en el invierno político de 1871, bajo la égida vacilante de Amadeo I. Madrid, entre coqueta y hospitalaria, le brindará la Universidad y la Prensa, la tertulia y el teatro. Siempre «montado en un relámpago», matricula Derecho Civil y Canónico, ter­mina asignaturas de bachillerato, deleita en las reunio­nes de cuello almidonado de la Condesa de la Vega de Armijo, sorprende en las tertulias del Café Artista, se entrena en los banquillos periodísticos del Con­greso agudizándose en los florilegios orales de Cas- telar, Cánovas y Moret, y se gana la vida penosa­mente fungiendo de preceptor de los niños de doña Barbarità y del español Torrijos.Sus mayores alegatos literiopolíticos de este pe­ríodo son: El Presidio político en Cuba, La Repú­blica española ante la revolución cubana, el poema A mis hermanos muertos el 27 de noviembre, el drama Adúltera y otros valiosos diseminados escritos.En 1873, la primera República española. José Martí y su casi hermano Fermín Valdés Domínguez, hinchan sus corazones regocijados en un espejismo de libertad prematura para su isla. !Oh dolor!... Martos, desde la algazara, ha gritado: «¡Viva Cuba española!» Martí se encoge, duele, levanta: «!No, viva Cuba española si ella quiere y, si,ella quiere, viva Cuba libre!» Dicen que al presidente Figueras fué dedicado La República española ante la revolución cubana. A los españoles todos fué dedicado el folleto que voló como zarza afilada por los vericuetos albo­rotados de la República. En él se lee: «Y si Cuba reclama su independencia por el mismo derecho que se reclama la República, ¿cómo ha de negar la Repú­blica a Cuba su derecho de ser libre, que es el mismo que ella usó para hacerlo? ¿Cómo ha de negarse a sí misma la República?» Cánovas se estremeció la leerlo. Y Figueras lo olvidó en una gaveta minis­terial. Pero España, la verdadera España, la de oídos951853 JOSE MARTI 195 3 JÓSE MARTI 1 8 5 3 JOSE MARTI 1 953 JOSE MARTIde pueblo y corazón de tierra tierna, escuchó y re­flexionó y ponderó al cubano. Pero todo queda ahí para la historia.La salud aconseja un cambio de climas. No se conoce fijamente qué misterio lo pone en el Lamino antiguo de Aragón. Diríamos que un fervor por sus llanuras, una curiosidad por su tradición de decoro, una afinidad heroica con el baturro que «calza su manta al hombro y muere con su escopeta». En la Universidad añeja de altivez románica se gradúa de Derecho Civil y Canónico y, en sólo un año, de Filo­sofía y Letras. Habita en el cálido hogar de Félix Sanz. Cuando al Principal arriba un drama capaz, el cubano acude fervoroso al palco temido, al numero trece. Allá tocaría el amor a José Martí. Los ojos son de ámbar y el cabello de trigo aragonés. Se llama ella Blanca de Montalvo y vive en la calle de Pla­terías. Cuando en sus Versos sencillos, Martí le cante a Aragón, la recordará líricamente:Para Aragón en España tengo yo en mi corazón un lugar todo Aragón, franco, fiero, fiel, sin saña.Si quiere un tonto saber por qué lo tengo, le digo que allí tuve un buen amigo, que allí quise a una mujer...»Pero el amor es oasis. Pero el amor no es duna. Al menos, para este ancho corazón donde expanden, mueven y huracanan sentimientos que sólo pueden medirse con la vara de los horizontes.Se hace la hora de partir. Ha terminado los estu­dios. Cuba espera. Blanca de Montalvo llora tras los caracoles negros de su ventana en Platerías y el cu­bano siente cómo en los predios de Agustina de Ara­gón «ha roto su corola la poca flor de su vida».España ha sido en esta primera etapa el cimiento, la cultura en aprendizaje y acción. En el Ateneo madrileño ha goloseado los clásicos españoles, en los banquillos del Congreso y en las páginas de la historia ha desentrañado la leyenda de España. Se ha ento­gado con dos profesiones. Ha revisado y aprendido el arsenal plástico de! Museo del Prado y el musical y dramático del tablado español. El será desde en­tonces, según el buen decir de Gabriela Mistral, «el gran leal» de esta habla y este espíritu de la cultura hispánica.Año de 1879. Madrid está de fiesta. Son las bodas de Alfonso X I I y María Cristina. El júbilo se exnan- de por el Mediterráneo, se enturbia en el Atlántico, se enlutece en el Caribe. Está triste el Gran Caimán: hilos de sangre y floras desvastadas, el falso susniro del Zanjón, los héroes mulatos sacuden las palmas orientales. José Marti, en su sepundo destierro arriba en Santander. Trae «la estrella v la paloma en su corazón» y la convicción de cnie «con ser hombres traemos a la vida el principio de la libertad v con ser inteligentes el deber de realizarla». En el Ateneo vuelve a deshojar a Calderón, Gracián. Tovellanos... Se amiga con Julio Burell, el notable periodista one ya no olvidará más aquel joven de «alma española», que de lo noble v justo v espiritual de España era el más 'cal. Martí se pana la vida como pasante del bufete habanero de Miguel Viondi v de Azcárate. Estas gestiones legales lo pondrán frente a Cristino Martos, jefe del partido liberal español. Conmove­dora es la escena histórica: en una conversación de dos horas pugnan v se reconocen dos áureos pensa­mientos políticos, uno contra otro continente, y, sin embargo, amalgamados en una misma mística: «La libertad con todos y para el bien de todos.» Martos, curioso, indaga por la realidad política de la isla. El cubano, nervioso, fluido, torrencial, abona reali­dades, apunta las raíces, sondea en los yerros y con­vence al tribuno asombrado de la necesidad y evi­dencia de una Cuba independiente. Al siguiente día el Congreso quedará atónito, porque, cuando todos esperaban el cierre festejoso de las' sesiones en dedi­cación a las reales bodas, una voz inesperada anuncia, desde las tribunas, graves acusaciones contra la polí­tica del pasado y se inflama en vigorosos alegatos de reivindicación para la colonia ÿ finaliza con una rogatoria enérgica para la isla. Era la voz de Cris-96tino Martos. Mejor, eran las palabras y el pensa­miento de José Martí en la voz del tribuno vibrante. Era la afirmación de aquel sabio decir de José Gaos, cuando afirmaba: «La independencia de la América española, respecto de España, es un proceso con la de España respecto a sí misma.»Aquel diciembre de 1879 hay crisis ministerial' Se va Martínez Campos, y con él las huecas ilusiones de los reformistas. También se irá José Martí de España. Pero lo noble y lo culto y lo sublime del alma española se irán con él como racimo de gran­dezas sobre sus hombros. Con su carga pródiga se irá Martí de España a relampaguear en el corazón de los hombres libres y luego apagarse, callado, bajo la pulpa solar de su trópico.Finalicemos haciendo breve mención de un asunto inagotable. Lo que Juan Macinello ha puesto en libro con el título de La españolidad literaria en José Martí. El autor ha socavado hábilmente en el tema. En uno de sus párrafos dice: «Martí amó con afán penetrador cuanto le era cercano. El idioma que le venía en las venas había de ser para él amor sin ti­biezas ni traiciones. Ningún escritor panamericano posee su raigal españolismo idiomàtico.» Esta fami­liaridad de Martí con lo español literario le viene desde temprano. De Rafael Mendive, auriga de maestros, que en su Colegio San Pablo y en sus tertulias haba­neras le había ejercitado la niñez en la médula sono­ra de lo castizo. Luego, el mar. Y salvando la Puerta del Sol sus diecisiete años se entregaron ávidos a desentrañar clásicos y románticos en la tumba viva de las bibliotecas peninsulares. La Mistral ha descu­bierto esta sed cuando declara que «Martí fué el buen lector que pasa por los setenta rodillos de la colección Rivadeneira sin soltarse ninguno, sólo que pasa entero, sin ser molido y vuelto papilla por ellos». La universidad y el museo, el teatro y la vida misma harán el resto. De aquí sale un huma­nista completo. Cuando en México traduce el Mes fils, de Víctor Hugo, declara su deseo de escribirlo «con toda la clara limpieza y elegancia sabrosa y giros gallardos del idioma español». Y cuenta Jorge Mañach en su Martí, el apóstol, que logró llevar la turbulenta onda huguesca por cauce tan límpido y castizo que los literatos mexicanos se hicieron lengua de la proeza.Dicen de José Martí que con Nájera, Mirón, Casal y Silva fué uno de los proveedores del modernismo poético. Yo diría menos por decir más. Si en lo atre­vido y fogoso deshace metros y rimas conocidas para edificarlas en normas distintas y no menos acabadas, identificándose con ese romanticismo de color que fué el modernismo en América, yo no le encuentro al Martí poeta esa palidez de. cisnes y alcázares feme­ninos con que contagió Versalles aquel turno lite­rario. Si acaso, más le palpo la intención en aquella otra cara del modernismo en prosa que fué el noven- tiochismo español. Más en aquel pesimismo creador, lírico y castellano de Azorín, Baroja, Valle ínclán, Machado y el propio don Miguel de Unamuno, mez­cladores de lo doméstico con lo sublime. Más espe­jos le encontraríamos al Martí escritor en la geome­tría espléndida e imaginista de la poética española contemporánea.A España amó Martí con vocación,de llama. En su sangre la aposentó durante su infancia, en su ado­lescencia se injertó su savia, en su madurez la usó en­gesto y pensamiento para eternizarse. Abrace, pues, el español al cubano bajo el signo del héroe, que ya no hay «bijiritas» ni «gorriones», sino españoles nue­vos con idéntico tronco de cultura, las ramas verdes y ágiles de un mismo decoro y frenesí de estirar sus frutos al cielo sin fronteras y al vuelo sin rienda de los pájaros. Sea este homenaje esclarecedor confir­mación de la única posible e imperecedera política humana, capaz de salvar los yerros y las grietas sin piedad de la historia: la política del reconocimiento y la amistad internacional, la marcha apretada y colectiva de los hombres de buena voluntad en idén­tica comuna. Y que en los siglos por venir, España y Cuba, mano a mano familiar, compartan en mesa cotidiana el «pan nuestro» de penurias y goces. Que sea el rezo más íntimo, más puro, más fervoroso de nuestros dos pueblos el de este guerrero de la paz, que ambas' patrias contuvo en su voz cuando dijo: «ta Patria es dicha de todos. Y dolor de todos. Y cielo para todos.»A L A B A N Z AA JORGE MAÑACH.L 24 de abril último, un muy fino yE penetrante sentidor de las Letras his­pánicas y semipaisano mío por hijo de gallego, Jorge Mañach, publicaba en el Diario de la Marina, de La Habana, el comentario de actualidad — a la vez muy perio­dístico y entrañado de problemas — «U n premio martiano en España», sugerido por la noticia, que leyera un día antes, de que en Madrid se acababa de otorgar un galardón periodístico denominado «José Martí». El crítico antillano y fervoroso intérprete de la letra y el espíritu del hacedor de Cuba (véase su libro M artí, el Apóstol), sintió abrirse entonces en su alma muchos signos de interrogación, sorprendido de que en la capital española se honrase con concursos literarios la memoria de aquel poeta — vate, adivi­nador— que en 1872, y desde Madrid, como presin­tiendo su inmolación heroica, había cantado:« .............. Cuando se muereen brazos de la Patria agradecida, la muerte acaba, la prisión se rompe. ¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!A Mañach — repito— todo se le volvió entonces cálculos, cábalas y conjeturas, «meras especulaciones», como él mismo dice, pero portadoras de recelos y suspicacias, demostrativas de que aún quedan en su sensible corazón residuos psicológicos del alma céltica de su galaico padre. ¿Por quién se había instituido ese premio? ¿Para qué? ¿Con qué espíritu? La extrañeza tenía su razón de ser, porque es sabido que aún hay muchas gentes, y de las que se dicen intelectuales, que continúan ancladas en 1898 en punto a entendimiento del proceso histórico y emancipador de los pueblos de América. Sin embargo, creo sinceramente que Mañach extremaba la nota del asombro. Cierto que ese premio, que tanto le llamaba la atención, fué instituido por un ilustre antillano (aunque hijo, como Martí, de espa­ñoles), el señor Mariné, pero cierto también que en estrecha solidaridad con los diplomáticos cubanos, los directores del Instituto de Cultura Hispánica y de Prensa fueron jurados calificadores; cierto, asimismo, que España estuvo presente en las solemnidades haba­neras del Centenario, a través de un profesor español distinguido por su amor a Martí: Guillermo Díaz Plaja, y también cierto que la comprensión literaria y polí­tica del caudillo cubano viene abriéndose paso en Es­paña desde hace muchos años, por lo menos des­de 1905, cuando, aún recientes, abiertas y sangrantes, y tal vez enconadas por la pasión, las heridas, una voz serena y solvente, la del catedrático de la Central, don Juan Ortega y Rubio, dio al bravo Martí lo que era de Martí y a los valerosos, disciplinados y obe­dientes marinos e infantes de España lo que de ellos era, en el tomo I I I de su Historia de la Regencia de M aría Cristina. Y ya antes, en plena vibración de la lucha, un joven vascongado —futuro teórico de la Hispanidad— , Ramiro de Maeztu (de padre y abuela materna cubanos) había dicho sobre la guerra de Cuba y de Filipinas palabras en que la inteligencia y la cordura, la justicia y el sentido de la realidad, se con- ciliaban con el patriotismo y el honor.Bien es verdad que años después — salvo en Alta- mira, Unamuno y en muy pocos más— seguía sin lucir la lucidez colectiva frente a lo hispanoamericano, y también es forzoso reconocer que nunca suelen ser del todo espontáneas y puras aquellas ondas o explo­siones de entusiasmo en torno a un nombre (en este caso Martí), que de pronto se convierte en momen­táneo, circunstancial, efemerídico eje de un concurso, ya que todo concurso es siempre un poco matemáti­camente igual a escaparate de vanidades, lucimientos y egoísmos, y ocasión para incurrir en «superficiales halagos» a un país determinado o a algunos de sus hombres claves y representativos.Pero levantémonos ya sobre el plano de lo terrestre, para muy de corazón ofrecer a Mañach (cuyos elogios a mi trabajo bio-crítico sobre Ramiro de Maeztu, publicado en Cuadernos Hispanoamericanos, mucho me estimulan y honran, y a mayores cosas me obligan) esta antología de comprensión celtibérica del fundador de Cuba, nuncio de^un libro: Reconocimiento español de M artí, para que vea, que en efecto «existe ya en España,^con^cierto relieve,fun estado de ánimo favo-1 853 JOSE MARTI 1 95 3 JOSE MARTI 1 8 5 3 JOSE jVIARTI 1 95 3 JOSE MARTE S P A Ñ O L A A M A R T IE Srabie a la exaltación de los valores americanos, y para que compruebe que el demorado reconocimiento de Martí aviva su ritmo, y que ya somos legión los espa­ñoles dispuestos a asistir en la mañana de cualquier claro día — sin traicionar ni un solo íntimo senti­miento— a un homenaje al heroísmo de Martí, y por la tarde de esa misma fecha a la exaltación de la bra­vura de nuestros soldados del 98. Y que ya nos senti­mos, como Unamuno, hijos de la misma matriz «intra- histórica» en que se gestó el gran poeta de los versos libres y sencillos (¡qué hermosas palabras ambas: li­bertad y sencillez...!), aquél que en su poema Arbol de mi alma, de transparente arranque garcilasesco: «Como un aire que cruza el aire claro», nos consiguió dar la medida de su inmensa capacidad de amor:«Ancho es mi corazón, y es todo tuyo.¡Todo lo triste cabe en él, y todocuanto en el mundo llora, y sufre, y muere!»,capacidad de amor, que rima con el ancho ámbito cordial de las siguientes voces españolas:« Martí consagró toda la vida a dar la independencia a su patria.» «Conviene no olvidar que este valeroso cubano no predicó el odio a España, sino la indepen­dencia y libertad de su patria.» « La muerte de M artí fué rudo golpe para la naciente República y dió aliento a España. E l historiador da la noticia con profunda pena, porque Martí era un alma generosa, un hombre de clarísima inteligencia y un patriota sincero. La pér­dida fué irreparable para Cuba y tal vez, andando el tiempo, España hubiera encontrado en él, cuando luchó con los Estados Unidos, un defensor decidido.»( Juan Ortega y Rubio, catedrático de Historia de la Universidad de Madrid. Tomo I I de su Historia de la Regencia de María Cristina. 1905.)«U n rebelde en literatura, como en política, y enemigo, por tanto, de seguir sendero alguno trillado, cual si fuera imposición y yugo que por instinto desechara de sus hombros.» « No es para olvidar que M artí batalló por el separatismo cubano, pero para que Cuba fuese autó­noma y al mismo tiempo con la mira de la unión moral de toda la raza hispanoamericana, emancipada de toda utela y curatela yanqui.»( Julio Cejador. Tomo IX de su Historia de la Lengua y Literatura castellana. 1918.)«Ganado tengo el pan; hágase el verso — escribe Martí— . Y es como es. No hacía él sus versos libres, sino que se le hacían ellos y le llevaban la mano sin ser por ella llevados.» « Y es un consuelo y una esperanza, permitidme,que os lo diga, lectores cubanos, que nos hayan venido esos robustos versos libres, tan repletos de íntima poesía desbordante, de donde nos han venido tantas coplas dulzarronas... Necesitamos versos que nos despierten si cabeceamos, no que nos adormezcan...»( Unamuno. Comentarios a los Versos libres. Antes de 1925.)«E l nombre de Martí quedará en la historia del mundo, junto a los más significados, por el religioso denuedo cómo proclamó el principio sagrado del bien y por la evangélica expresión de su apostolado.» « España no tuvo nunca en contra un contendiente más noble ni más ilus­tre que José 'Martí. Y nosotros, que somos españoles, al ensalzar el nombre de este íncl*to hermano de América, ensalzamos también el de nuestra amada España, augusta madre de todos.»(M . Isidro Méndez: «José Martí. Estudio biográ­fico». 1925.)«Quijote cubano, José M artí comprendía lo espiritual eterno y lo ideal español.»(Juan Ramón Jiménez.)«Su obra tiene todas las cualidades del fuego: alumbró vivamento el horizonte de su tiempo y aún nos llega su vivo resplandor.» «Espíritu llameante de José Martí. F erviente, hirviente, fervoroso, férvido, ardoroso y ar­diente, cálido e íntimo. En el fondo de nuestro corazón la belleza de su poesía aviva un rescoldo de eternidad.»(Guillermo Díaz P la ja: «Martí o la llama». 1941.)« Estupendo ejemplar humano e hispano el del criollo José Martí. Es étnica y éticamente un español auténtico,y socialmente — políticamente— un americano auténtico. Es fie l a su sangre española, pero en una geografía americana.» «L a muerte le entra en Dos Ríos por la garganta y el pecho para tratar de abatir lo que precisa­mente no será nunca abatido del todo: su voluntad y su canto.»(José Luis Varela: «Ensayo de una poesía criolla. Martí». Ed. Cultura Hispánica. 1945.)«Como Don Quijote, él también vió el mundo revuelto y desequilibrado, y ciñéndose las armas de la oratoria y el periodismo, limpió su pluma, como aquél su lanza, y en un día luminoso del amanecer cubano, salió al campo de la literatura, como más tarde saldría al campo de batalla, a pelear y a defender su causa, una causa en sus líneas generales muy parecida a la del gran loco de la Mancha.»(José Guerra González: «Falange», de las Palmas de Gran Canaria. 1953.)«Superior en todo a su tiempo, en educación, senti­mientos y espíritu, la grandeza de M artí es paraigual a la de Washington o Bolívar.»(Antonio García Copado: «A fán », de Madrid. 1953.)« Nosotros ya sabemos hoy que sólo un amor inmenso movió a Martí en toda su breve vida y en toda su vasta obra de apóstol e iluminado. Y no el rencor. Y ninguna clase de odio.» « Este Martí actualísimo que previo el peligro ruso; este Martí que soñó una Hispanoamérica unida y poderosa, y que tuvo por España el amor difícil, abnegado y f ilia l de los grandes creadores; ese Martí tenía que fundar la gloriosa nación cubana. A la que hoy reverenciamos con orgullo y delirio.»«M a rtí, héroe. Martí, apóstol, Martí, precursor. Ese es nuestro M artí.»(Ernesto Giménez Caballero: «Pueblo», de Madrid. Año 1953.)«Hoy, el tiempo, que nos da perspectiva histórica, hace ver las cosas con calma. Entendemos la suprema razón de la independencia, y allá saben el dolor de la separación violenta. Por esto es por lo que podemos con­memorar el centenario de José Martí, el más grande hombre cubano, con iguales motivos de orgullo que lo celebra Cuba.»(Joaquín Campillo: «Línea», de Murcia. 1953.)«E l mejor intercambio — en esta hora de intercambios como símbolos de amistad— está hecho hace tiempo. Es el de la sangre. España dió a Cuba lo mejor que tenía. Le dió todo. M artí — de quien ahora se habla y cuya memoria se exalta— no hubiera sido el mismo si España no lo hubiera hecho, incorporándolo a su propia entraña, inyectándole incluso los principios por los que se movió.»(Isidoro Guede: «E l Faro de Vigo». 1953.)«L a actitud abierta y leal, la aAitud que hace posible que todavía podamos sentir a Cuba como una hija mayor con hogar propio, una España fragante y bella que se fué a vivir en las Antillas, está en el reconocimiento del coraje y la abnegación de M artí y su significación para Cuba.» «Debe recordarse a Martí en el primer centenario de su nacimiento como fórmula posible de amor y enten­dimiento a Hispanoamérica.»(Carlos Talamas Lope: «Pueblo», de Madrid. 1953.)«L a literatura, como la vida, como el amor, es trans­migración y continuidad, y como para ilustrar aquella imagen de que la cultura o la inspiración es una antorcha que los hombres se transmiten pasándosela de mano en mano, el mismo día en que José Eusebio Caro fallecía en Colombia, llegaba su relevo: nacía en otro lugar del mundo hispánico, en La Habana, José Martí, hijo de valenciano y de canaria, predestinado a ser humanísimo poeta y héroe de la independencia de Cuba.»(Dionisio Gamallo Fierros: «E l Faro de Y igo». 1953.)«José Martí, el verdadero apóstol de la independencia cubana, estaba tallado en el mismo mármol ibérico que Indíbil y Mandonio, y a cien años de distancia es un genio más de las canteras y de los avatares de nuestra común historia.» «E l corazón de Martí, ecuánime y magnánimo, no necesitó jamás odiar a España para amar a Cuba.»(José Sanz y Díaz: «Diario de Barcelona». 1953.)«Exaltar las relaciones hispanocubanas equivalía a cuadrarse serenamente frente al Monumento a Cuba del Retiro madrileño. Meditando junto a aquellas piedras venerables, hallaremos más de una razón heroica que nos exija traducir en realidades inmensas lo que ahora es simple exaltación y glosa. La presencia de los comba­tientes españoles en el Centenario de José Martí es algo más que un símbolo. Es una exigencia. Es una orden. Un mandato que nos llega directamente de los que mu­rieron por Cuba y por España.»(Luis del R ío Sanz: Diario «Córdoba». 1953.)«Moralmente era de honradez acrisolada, sincero y desinteresado. Era antirracista... Confiaba en los idea­les humanos divulgados por el romanticismo... Amaba a los niños... Estimó la amistad como un valor de alta jerarquía... Pudo afirmar lo que Antonio Machado dijo en « Retrato» de sí mismo: «Soy, en el buen sentido de la palabra, bueno.» «Consagró su pensamiento y su actividad a un ideal: la libertad de Cuba...» «L a figura de Martí ha llegado a adquirir en Cuba categoría de mito...»(G. Albarrán Puente: «E l Progreso», de Lugo. 1953.)« Inmortales versos de Martí, que pudieran erigirse en credo franciscano de todo auténtico artista, en definitiva cristalización verbal de la generosidad y del cristianismo:« Cultivo una rosa blanca, en ju lio como en enero, para el amigo sincero que me dé su mano franca.Y para el cruel que me arranca el corazón con que vivo, cardo ni ortiga cultivo, cultivo una rosa blanca.»(Dionisio Gamallo Fierros: «Informaciones». 1953.)«M a rtí era un hombre de alma incendiada, que comu­nicaba a su verbo toda la arrolladora fuerza de su fuego interior. Como escritor es un espectáculo de asombro. Para encontrar una prosa como la suya, habría que retro­ceder a Gracián o a Quevedo. La palabra era para él un fulminante que explotaba con energía increíble... Oírle debió de ser estremecedor; leerle es una. sorpresa constante...» «Como hombre de acción, su entrega fué absoluta. Murió como debía cuando su palabra se tra­dujo a sangre.» «L a mitología de la guerra está toda­vía en pie y yo he podido estrechar la mano, un día, al almirante Eulate, de España¡ Las cicatrices no tie­nen ya sangre...» « Había en José Martí no ya la raíz española de su sangre y de su cultura, sino una entra­ñable angustia por los problemas generales de nuestra patria, ante los que reaccionaba como un español más.» «Hay, sobre todo, su constante distinción entre lo español eterno y las actitudes circunstanciales de una política discutible. Por eso pudimos estar, con decoro y con emo­ción, en este homenaje universal, a. la,memoria de José M artí.»(Guillermo Díaz Plaja: «A B C», de Madrid, 1953.)«L o que hoy nos llena de satisfacción, como españo­les, es saber que allá, en la nación progenitora, vein­titantos ingenios... han acudido a un concurso en honor de M artí, y no ciertamente atraídos por el minúsculo imán de un premio... sino por la clara conciencia de la ocasión.»(Ramón Fernández Mato: «Prensa Libre», de La Habana, 1953.)Voces éstas de limpia y entrañable exaltación mar- tiana, y de claro timbre español, que hoy hacemos confluir, por un delta de dieciocho bocas, a este océano polisonoro de MUNDO HISPANICO, que, movido por las veintitrés querencias, rumbos y voluntades de sus olas, arrulla el perfil de los continentes, y que hoy todo se embebe en el Mar de las Antillas, mientras el sol del Imperio de Cervantes brilla sobre La Habana, y el viejo y evolucionado espíritu común se embriaga de horizontes y de porvenir con el denso aroma de los Cafetales, de las plantaciones de tabaco y de los inge­nios de azúcar.P R E S E N T A C I O N Y A N T O L O G I AP o r D I O N I S I O G A M A L L O - F I E R R O S97T ODOS los países tienen su tópico y su “pandereta” . Es decir, sus pe­culiaridades intransferibles, lleva­das a extremos de paroxismo y exageración casi morbosa. En Es­paña, los toros y los gitanos flamencos. En Méjico, los charros de Jalisco y las faldas de las mucha­chas de Guadalajara. En la Argentina, los gau­chos y los tangos de la Boca.Y en Cuba, las mulatas rumberas, el sol calien­te de las maniguas, el cigarro de las vegas y los horizontes de azúcar. Pero el azúcar, para Cuba, es algo más que un tópico y que un motivo folkló­rico para letra de danzón.El azúcar, para Cuba, fué columna vertebral de su economía y los vaivenes de sus cosechas re­presentaron momentos de pujanza o instantes de inquietud penosa, al compás del viento de la bue­na o la mala recolección.Si económicamente el azúcar llegó a represen­tar el más considerable volumen de la producción agrícola cubana, en lo pintoresco y lo literario el ingenio azucarero fué el motivo fundamental del paisaje de la isla. Paisaje que cambia como en una mutación escenográfica, según estén en él enhiestas y airosas las cañas, o (hayan sido tum­badas para su conversión industrial.Sin embargo, será preciso ceñirse a las cifras y a los datos, soslayando el fascinante peligro de meterse a literaturalizar el ingenio azucarero y todos sus brillantes, coloristas y folklóricos mo­tivos.Porque el peso económico del azúcar en la ba­lanza de las realidades cubanas, vence y aplasta cualquier otro aspecto del tema.No están muy lejanos los años en que la pro­ducción azucarera llegó a representar el noventa por ciento del total nacional.Z rrZ T mui J E S ^ T M .4 AZÚCAR _ZUCCHLSUCKERAZUCARm u n d i a lCUBANAÇKER5.000I J ___ L _ J ----- ^948^949 Í950l95 ̂ Í95249421943 W * * M ^ ^ZUCCHERO W i ï i m ZUCKERA S SUC A R SUGAR AZUCAR Z U C C 0aMas ahora, por primera vez en todo un largo siglo de historia agrícola cubana, la economía del país no debe el 'cincuenta por ciento de su rique­za tail azúcar.Esto quiere decir que ya la República caribe no depende tan rigurosamente de las vicisitudes del mercado azucarero, por haber logrado extender y superar su riqueza en otros cultivos y realizacio­nes industriales y mineras.En el período agrícola 1952-531 se obtuvieron cin­co millones y medio de toneladas, en tanto que la zafra anterior, es decir, la correspondiente al plazo de 1951-2, había sido de más de siete mi­llones, que al precio promediado provisional de 4 18 centavos la libra, o sea $ 93.632 la tonelada, arrojó un valor total de 656.654,000 para toda la producción. El precio fijado para 1953 es de 3,40 centavos.Pese a todo, el azúcar continúa siendo el pilar más sólido e inalienable de la renta cubana. Pe­ro es curioso observar cómo fué transformándose la riqueza del país con nuevas e inéditas creacio­nes; como, por ejemplo, la industria del calzado, que se ha metido en la cabeza de los índices es­tadísticos económicos hasta alcanzar un tercer puesto, por delante de otras riquezas considera­das como fundamentales.Veamos el índice de los valores principales de Cuba por orden de importancia, con arreglo a los últimos trabajos estadísticos:P e s o sAzúcar .......Ganadería ..Calzado .....Turismo .....ConstrucciónTejidos .....Tabaco .......Café ..........Cerveza .....Minerales ....381.000.00080.000.00054.000. 00048.000. 00039.000. 00035.000. 00032.000. 00030.000. 00030.000. 00024.000. 000Permanece, pues, vigente la primacía del azú­car sobre las restantes cifras. Pero como ya he­mos dicho, el desarrollo de la riqueza cubana si­gue derroteros modernos, y ahí tenemos la in­dustria del calzado, como ejemplo, que produjo13.000. 000 de pares en el último año, con un va­lor en dinero de $ 54.000.000, o sea un aumento de un 40 por 100 sobre producciones anteriores. In­dustria pujante, por lo tanto, esta del calzado, a la que sigue la textil, también con cifras muy apre­ciables, ya que ha llegado a obtener actualmente alrededor del 40 por 100 en los tejidos de algodón y un 20 aproximado del rayón, con una inversión financiera de más de $ 40.000.000.No podemos soslayar la mención a otra indus­tria peculiar del país, cuya fama ha saltado so­bre todas las fronteras. Nos referimos a ila del ta­baco, cuya producción en rama aumentó hasta32.000. 000 de toneladas en 1952, y será todavía superior en 1953.Las exportaciones de minerales han quedado ci­fradas conforme a la siguiente relación oficial:P e s o sCobre ........................................ 7.800.000Manganeso ................................ 7.5Í2.000Níquel ....................................... 5.993.000Cromo ....................................... 1.260.000Hierro ....................................... 98Í.000Refiriéndonos a la ganadería, el censo registra 100.965 fincas, que ocupan el 68 por 100 de la tie­rra cultivable cubana. Las cabezas de ganado que pastan en ellas rebasan los 4.000.000, y el valor de esta riqueza ganadera llega a los 400.000.000 de pesos.De arroz se cosechan 2.835.000 quintales, que han hecho bajar las importaciones de este produc­to, de 5.325.000 quintales a 4.209. En cuanto alOfrecemos un gráfico de la producción azucare­ra cubana, donde se advierte con entera claridad cómo después de la depresión de 1946 volvió a cobrar un gran auge, hasta superar con mucho las cifras de 1940.café, Cuba no exporta desde hace nueve años, y el consumo está casi equilibrado con la produc­ción por el remanente‘de anteriores^co.séchas, que permite una total seguridad en el abastecimien­to. El valor de esta producción de café se calcu­la en unos cuarenta millones de pesos, después de tostado, molido y envasado.Hemos recogido las anteriores cifras para es­tablecer el debido contraste actual entre la rique­za azucarera cubana y el resto de la renta del país. Por medio de este panorama económico-es­tadístico puede advertirse gráficamente la evo­lución de la riqueza del país, que antes se asen­taba de modo casi exclusivo en las áreas fecun­das de los cañaverales del dulce producto.Casi medio millón de obreros trabajan en la in­dustria azucarera. En 1939, los hijos del pais po­seían solamente 56 centrales, que producían el 22,42 por 100 del azúcar de Cuba. Los norteame­ricanos controlaban el 55,07 y los españoles el 14,92.Pero con fe y tesón admirables, los cubanos lle­garon a poseer hace un iaño 113 centrales de las 161 que forman el total, con una producción del 54,47 por 100. Los norteamericanos han descendi­do al segundo lugar, con el 43,32 por 1000 y los españoles sólo poseen en la actualidad el 2,03.Las centrales de mayor extensión y superficie de cultivo continúan todavía bajo el control nor­teamericano, pero muchos ingenios de españoles, canadienses,e ingleses han pasado a manos cuba­nas, incrementando en extraordinario volumen la propiedad autóctona.Dice la historia que los paisajes de la India y de la China se decoraron con la grácil caña de azúcar desde los tiempos más pretéritos y remo­tos. Hay colecciones de porcelanas chinescas an­tiquísimas, en las que se reproducen las diversas fases de los más variados procedimientos para la obtención del azúcar. Pero al descubrirse América y ser introducida la semilla en los meridianos vír­genes de ultramar, aquellas feraces tierras repro­dujeron la nueva planta con tanto impulso y fe ­cundidad, que el cultivo del azúcar prosperó de manera gigantesca correspondiendo a la agricul­tura antillana los más elevados y copiosos índices de producción.Desde aquel entonces, el azúcar americano — con el de Cuba en primer término— inundó todos los mercados europeos, en proporción creciente e in­interrumpida según se fué popularizando el con­sumo de los productos edulcorantes, hasta hacer­se indispensable en la época contemporánea.« D I A R I O D E LA M A R I N A »( Viene de la página 73.) por su origen, propiedad y tradiciones, defendió las ideas reformistas, por ese mismo origen y por esas mismas tradicio­nes estaba llamado a desempeñar en la nueva situación el indispensable papel de conservador y defensor de tradiciones necesarias al arraigo y soberano existir de la nueva República.Don Nicolás Rivero dirigió el Diario hasta el día de su muerte, ocurrida en 1919. España había premiado sus gran­des méritos con el título de conde del R i­vero. Todas las clases sociales cubanas le admiraban y respetaban como a un pa­triarca del periodismo. Había consolidado el periódico reafirmando su fisonomía y colocándole en el puesto de atalaya que aún conserva. Fué don Nicolás Rivero quien revistió al Diario de su fisonomía actual, especialmente en las grandes lí­neas invariables de su pensamiento; fué él quien puso por encima de toda otra con­sideración el deber moral, la primacía de lo ideológico.Pocos años antes de morir, ya había llevado al periódico a aquel de sus hijos que tenía mayor vocación por las letras. Muy joven era ese hijo de don Nicolás, cuando el padre abandonó esta tierra. Los pocos años no impedían que saltase del «h ijo de Don Nicolás», como le llamaban al principio, una-suerte de luz, de perso­nalidad propia, de talento excepcional. Sólo veintidós años tenía José Ignacio Rivero, a quien el amor de su casa y de la calle apodaba asturianamente Pepín, cuando hubo de encargarse de la direc­ción del Diario.EL SEGUNDO RIVEROLos incrédulos, los que auguraban que moriría el periódico al cerrar sus ojos el recio carácter que fué don Nicolás, se convencieron muy pronto de que el Diario de la Marina, como institución que es, no iba a perecer por la muerte física de quien tan bien la cimentara. José Ignacio Rivero desplegó en muy poco tiempo las condiciones todas de un gran director y de un escritor ejemplar. Aquellas orientacio­nes que su padre redactaba en forma con­cisa bajo el nombre de «Actualidades», se transformaron en la pluma de Pepín R i­vero en brillantísimos artículos. La gracia, el donaire, la profundidad sin pesadez, la claridad de los clásicos españoles, contri­buían a hacer de las «Impresiones» de Pepín Rivero el diario desayuno de los cubanos. Se estaba de acuerdo o no con ]o que decía, pero nadie podía dejar de leer Jo diariamente. La influencia del periódico aumentó así en grado superlativo. Como no se apartaba un punto de sus principios y el periódico del muy criollo Pepín R i­vero era igualmente defensor de Religión, Patria, Cultura y Familia, como lo fuera el del extinto don Nicolás, sucedió lo que era justo: la absoluta convicción en toda la sociedad cubana de que aquel perió­dico, que jamás había engañado a nadie sobre sus ideas y fines, que no se arredra­ba ante ninguna amenaza ni soborno, me­recía de veras él prestigioJy\la autoridad que históricamente se le había concedido.Si don Nicolás fué el que consolidó el periódico, Pepín Rivero tuvo la gloria de convertirlo en la primera tribuna del pe­riodismo nacional. Gran parte del aca­tamiento que hoy tiene la prensa cubana proviene del respeto que Pepín Rivero conquistó para el periodista y para el periódico cuando libró a lo largo de su vida batallas innumerables, apelando tan sólo a la razón y a la moral. Las «Im pre­siones», amén de su valor literario, eran un espejo de la realidad cubana y una fuente de transformaciones y decisiones. Con un artículo de Pepín Rivero podía salvarse o hundirse un ministro. Hizo el bien ilimitadamente. Defendió, desde su postura de cubano, la causa de España y de los españoles en Cuba con una ente­reza tal que en más de una oportunidadestuvo a punto de perder el periódico y la vida frente a los ignorantes que con­sideraban patriótico perseguir y destruir a ios que habían creado la familia y la riqueza de Cuba.De don Nicolás había heredado Pepín Rivero una actitud de radical repulsa, de intransigencia, frente al bolchevismo. En 1917, causando el asombro y la incre­dulidad de muchos cubanos, don Nicolás había enjuiciado la revolución leninista en forma profunda, llena de presagios y advertencias. No se escapó a los penetran­tes ojos de aquel viejo conocedor de la historia, lo que significaba para la civili­zación cristiana una revolución del tipo de la rusa. Por esto, cuando Pepín Rivero comenzó a combatir el comunismo y supresencia en Cuba, muchos le tildaron de exagerado, de fanático y hasta de irres­ponsable. Y al mismo tiempo que com­batía a los comunistas, combatía a esos señores intelectuales, propietarios, ricos, «neutrales», que no comprendían la mag­nitud del peligro soviético y llegaban a coquetear de lo lindo, creando sociedades como «Amigos de la U. R. S. S.», o des­lizándose como si fuese un juego por los predios de la literatura roja. Fué Pepín Rivero un constante flagelador de la ton­tería suicida cometida por tantos que, presentándose como no comunistas, son­reían melosamente al paso de los agentes de Stalin. Sus batallas contra el comu­nismo son históricas en Cuba, y fué, sin disputa, el precursor de una actitud quesólo ahora imitan muchos «demócratas».Cuando estalló el Alzamiento español en julio de 193ó, Pepín Rivero señaló inmediatamente el sentido histórico de esa rebelión de militares amantes de su patria. En medio de una propaganda iz­quierdista, desorientada por las palabras y gestos de políticos a lo Roosevelt, cuan­do la mayor parte de los intelectuales fallaban lastimosamente y condenaban un movimiento que a ellos más que a nadie debió ser simpático, Pepín Rivero, solo al principio, se puso en pie y dijo que las tropas del general Franco no estaban pe­leando contra la República española, sino contra la invásión de las hordas bolche­viques. Se le combatió con más saña que nunca; llovieron sobre él los insultos, losatentados, las persecuciones de todo tipo. La ferocidad del comunismo se cebaba en este hombre, que por nada del mundo entibiaba su apasionada defensa de la civilización cristiana. La actitud adopta­da por Pepín Rivero ante la guerra civil española casi cuesta la vida al periódico. En Cuba, la mayor parte de la propa­ganda, o conseguía engañar a las gentes, o por lo menos amilanaba a muchos. Se dió el caso de españoles anticomunistas que pedían su baja del Diario por miedo a un vecino procomunista... Desinteresa­damente, sin recibir otra cosa que el odio de los soviéticos y sus aliados, sin soñar siquiera con una recompensa, Pepín R i­vero expuso al Diario a peligros de muerte por la defensa de sus principios.A la hora de la guerra mundial, no se arredró tampoco. Por su forma termi­nante, rotunda, de denunciar la alianza con Stalin, fué acusado de «enemigo de la democracia»; él, que de cierto fué un gran demócrata y un defensor insobornable de la,libertad humana. Yeía, antes que mu­chos grandes hombres de Estado, la ame­naza bolchevique invadiendo el mundo bajo el disfraz de la democracia. Se le persiguió, ya no sólo en Cuba, sino en el extranjero también. Los comunistas vi­vieron momentos de gozo cuando parecía que el Diario iba a ser hundido por los poderosos aliados circunstanciales de lo Rusia soviética. Hubo malos cubanos que volaron al extranjero para actuar como soplones y espías, rogando el extermini- de Pepín Rivero y su periódico. Inque­brantable, seguro de sí mismo, convenci­do de que defendía los principios supre­mos, mantuvo su actitud. Casi le cuesta de nuevo el periódico advertir insistente­mente contra el redoblado peligro sovié­tico... En breve fecha los hechos le darían la razón.Pero aquel hombre que desde tan jo- vencito comenzó a combatir, murió de­masiado pronto. En 1944, el 31 de abril, bajó a la tumba el valiente soldado. Había perdido la salud, la tranquilidad, la cómoda existencia de quienes cierran los ojos al llamamiento de los ideales. Se iba al descanso de Dios, pero dejaba al Diario más fuerte y glorioso que nunca. Ahora, sobre las tradiciones únicas, flota­ría ya para siempre el ejemplo de Pepín Rivero.EL TERCER RIVEROPoco después de la muerte del hijo de don Nicolás, ascendía a la dirección del Diario otro Rivero, el tercero. José Igna­cio Rivero y Hernández, con la misma edad que su difunto padre tenía cuando comenzó a regir el Diario. Era el nieto de don Nicolás, capitán de España, y el nieto de don Oscar Hernández Miró, capitán del Ejército libertador de Cuba. Fundían­se así en él los dos grandes troncos que han dado savia a la nacionalidad. Here­daba un monumento, espiritualmente per­fecto, al que sólo era necesario la mano amorosa que le cuidase. Consciente de este supremo deber, el nuevo Rivero, que apenas ha cumplido los treinta años, vive única y exclusivamente para el periódico de su padre y de su abuelo. Por la sabia previsión de Pepín Rivero, la propiedad de esa institución que es el Diario perte­nece ahora, única y exclusivamente, a su viuda, doña Silvia Hernández de Rivero, y a sus hijos Silvia, José Ignacio, Oscar, Nicolás y Alberto Rivero y Hernández. Una familia consagrada al engrande­cimiento y permanencia de un periódico más que centenario, es un raro espec­táculo en el mundo.El año 1953 La Habana vió otro renacimiento del Diario de la Marina. E l que ya era el único periódico en Amé­rica que publica un suplemento diario en rotograbado, es ahora el periódico po­seedor de las más modernas maquinarias, incluso el rotograbado en colores. Un edificio espléndido continúa la serie de históricos locales del Diario : de la vieja calle de la Muralla, pasó al que es boy «H otel Plaza», en Neptuno y Zulueta, y luego, en tiempos de don Nicolás, a la esquina de Prado y Teniente Rey, donde ahora se encuentra. El nuevo edificio está situado adjunto al actual. Es esto un símbolo del Diario de la M arina : no cam­bia sus ideales, no modifica sus esencias, pero siempre está listo, como un Proteo, a adoptar las formas externas que más y mejor le permitan defender sus bellísimas tradiciones.Ciento veinte años «a l servicio de los intereses generales y permanentes de la nación», reza el lema del periódico. Fres­co, juvenil, iniciando ahora mismo una nueva etapa con la agilidad y vigor de un atleta adolescente, el Diario de la Ma­rina es un homenaje cotidiano a la reli­giosidad, a la fe, al amor de los princi­pios fundacionales de la civilización cris­tiana de Occidente.EL «DIARIO DE LA MARINA», POR DENTROQUIEN no haya ido a La Habana últimamente, se encontrará con un cambio importante en la fisonomía de la ciudad. El caserón del «Diario de la Marina», el entrañable diario de cubanos y espa­ñoles, ha dejado paso a la juventud de un nuevo edificio contiguo, que dentro de muy pocos meses devorará al viejo, con ese desenfado alegre e irres­petuoso de la juventud. Pero el vino antiguo se conserva vivo y generoso y sólo han sido los odres quienes han dejado el paso a la novedad. El mismo espíritu, los mismos ideales y hasta la misma familia alientan en el «D iario» ; un sentido de renovación, en cambio, de tradición bien entendida que, como nos han enseñado, tiene más de adivinación que de otra cosa, ha obligado al «Diario de la Marina» a adquirir las más modernas técnicas para que sirvan las causas de siempre. Y ahí está, a pocos metros del Capitolio, del Centro Asturiano y del Centro Gallego. Si lo que hemos nombrado no es toda Cuba, una buena parte sí lo es.La primera impresión de grandeza actual está en la gran cristalada del vestíbulo, hasta el primer piso, de modo que desde la calle puede verse ya el interior, pintado espléndidamente con motivos del periodismo y de la imprenta. Este mismo sistema de paredes de cristal se sigue luego en̂ algu­nos casos: el despacho del administrador y las oficinas correspondientes, algunas salas de visitas y los cuartos de trabajo de los redactores especiali­zados, dentro de la inmensa sala de redacción, que tiene más de cincuenta mesas con sus correspondientes máquinas de escribir. En el centro de esta gran sala, y diseñadas personalmente por el director, se han instalado dos grandes mesas semicirculares, que sirven a los jefes de información nacio­nal e internacional para cambiar impresiones con los redactores y ordenar de acuerdo con ellos el trabajo. Entre estas dos mesas se encuentra el tele­tipo, el último modelo fabricado. Toda la maquinaria instalada en el nuevo edificio es el último grito de la técnica de impresión.Recorro los seis pisos del edificio, acompañado amablemente por el director del «D iario», José Ignacio Rivero, hijo de aquel inolvidable Pepín Rivero, cuya memoria va a honrarse en Madrid esta primavera, con la presencia de su viuda y de algunos miembros de la familia. El despacho del director, algunas de las habitaciones y los cuartos de fotografía, foto­grabado y huecograbado disfrutan de instalaciones de aire acondicionado, que en La Habana se ha hecho ya indispensable en todas partes. Los obreros tienen unos lavabos como yo no he visto en los internados de más campa­nillas. La palabra decoro no es adecuada para calificarlos, y hay que emplear otra más significativa: lujo. Lo mismo puede decirse de la terraza para fiestas y del comedor de gala, digno de un palacio. El comedor lleva aneja una cocina con piso de mármol. Esto es curioso, y se debe, según parece, a que han utilizado el del edificio viejo, que no empleaban para otra cosa.Más de una hora tardamos en recorrer todos los departamentos. Los detalles más insignificantes para la marcha de un gran periódico están pre­vistos aquí, y hay hasta una habitación destinada exclusivamente al cuadro de mandos eléctricos de todo el edificio. Las salas de máquinas son estre- mecedoras. Dos enormes rotativas, una de tipografía y otra de huecogra< bado, con toda clase de aparatos complementarios. La rotativa de tipografía puede tirar 60.000 ejemplares por hora. En total, el edificio y las máqui­nas han costado la fabulosa suma de tres millones de dólares.En ima de las habitaciones se apilan, todavía sin ordenar, los tomoí de la colección del periódico, que el subdirector, Gastón Raquero, periodisi: agudísimo y escritor excelente, me va mostrando. Son ciento veintidós año de servicio a la verdad y a Cuba, y de cariño insobornable a España. Una ejecutoria limpia y nobilísima, orgullo de América y del mundo.MANUEL CALVO HERNANDOlo oI GRAN SALON DE FOTOGRAFIAM \M )() HISPANICO»C O M B IN A D O CON NUESTRO SCONCURSO DE REPORTAJES GRAFICOSYCONCURSO DE FOTOGRAFIAS SUELTASMVNDO HISPANICO amplía sus Concursos de Reportajes y Fotografías, mejorando ¡os „ „ ' ¡ o s establecidos y combinando los certámenes con una gran exposición de lostrabajos P| Fste PRIMER GRAN SALON DE FOTOGRAFIA DE MVNDO HISPANICO seráfnlueurado en el mcs dc mayo de,1954 en el Instituto d¿ Cultura Hispánica, de Madrid, seràla primera vez que se conjunte una exhibición de este tipo, donde las mejores muestras ripl arte fotográfico concurrirán para optar a los premios establecidos y a otros muchos múa míe se darán a conocer en las fechas de la exposición. n rm Las bases para ambos concursos, combinados con el. PRIMER GRAN SALON DE FOTOGRAFIA, quedan redactadas de la siguiente amanera:CONCURSO DE REPORTAJES GRAFICOSB A S E SI. a Podrán concurrir a este certamen todos los fotógrafos profesionales o aficionados españoles,^hispan^oamencanos^o^füipmo^^^^^ de fotograf(as que no se? menor de cinco.3 a Estarán referidos a cualquier clase de temas, valorándose principalmente su cali­dad fotográfica, su acento humano y su actualidad, dentro siempre del sentido periodístico.4 a Las fotografías no deben tener una medida inferior a 18 x 24 centímetros.5 a Las fotografías habrán de ser rigurosamente inéditas y traerán al dorso una pe­queña leyenda explicativa del tema a que se refieran, lugar en que han sido tomadas, etc., así como el nombre y la dirección del autor. , , - _ , „6 a El plazo de admisión de los reportajes se cerrará el día 31 de^marzo de 1954, y los envíos se harán a MVNDO HISPANICO, Apartadc» postal numero 245, Madrid, espe­cificando en el sobre: «Para el Concurso de Reportajes Gráficos».7 a MVNDO HISPANICO publicará aquellos reportajes que estime como mejores entre los recibidos y abonará a cada autor la cantidad de 1.000 pesetas por cada unode los ̂Entre los reportajes publicados y los que se expongan en su día en el SALON DE FOTOGRAFIA, con asesoramiento de los lectores y visitantes, y a juicio de un com­petente Jurado, que será nombrado al efecto, se concederá unPRIMER PREMIO, DE 10.000 PESETAS y unSEGUNDO PREMIO, DE 5.000 PESETAS9. a Con cada envío se remitirá una carta o nota, en la que conste el nombre del autor y su habitual residencia; y en caso de ser publicado o expuesto el reportaje, se hará cons­tar este nombre o el seudónimo que el autor designe previamente.10. El fallo del Jurado será inapelable.II. Los premios no podrán ser declarados desiertos.CONCURSO DE FOTOGRAFIAS SUELTASB A S E S1. a La misma que para el Concurso de Reportajes. . ,2. a Los concursantes podrán enviar una o varias fotografías, pero con independen­cia cada una para optar al premio, publicación y exhibición.3. a, 4.a, 5.a Las mismas que para el Concurso de Reportajes.6. a La misma que para el Concurso de Reportajes, aunque la leyenda del sobre que contenga la fotografía o fotografías deberá decir: «Para el Concurso de Fotografías Sueltas.»7. a MVNDO HISPANICO publicará aquellas fotografías que estime como mejores, y abonará al autor la cantidad de 200 pesetas por cada una de las publi8. a Entre las fotografías publicadas y las expuestas en el SALON DE FOTOGRAF IA, con asesoramiento de los lectores y visitantes, y a juicio de un competente Jurado, que será nombrado en su día, se concederá unPRIMER PREMIO, DE 2.500 PESETAS y unSEGUNDO PREMIO, DE 1.000 PESETAS9. a, 10 y 11. Las mismas que para el Concurso de Reportajes.NOTA ADICIONAL PARA AMBOS CONCURSOS.— El hecho de presentarse a cual­quiera de estos dos concursos supone que el autor presta su conformidad a que sean ejmi- bidos sus trabajos en el PRIMER GRAN SALON DE FOTOGRAFIA DE MVNDO HISPANICO, que se inaugurará en el mes de mayo de 1954 en el Instituto de Cultura Hispánica, de Madrid.IMPORTANTE.— Aparte de los premios señalados, que otorga MVNDO HISPANICO, se otorgarán otros muchos, algunos de ellos valiosos, que concederán diversos organismos y entidades españoles e hispanoamericanos.VISITE EN MADRIDC 'a f e í 'e ' r T a *- B e r P id a d i los f i ostensis, 7 - Pi ad riâ __ A UN P A S O DE L A G R A N V I AM E R I E N D E CON MUSICA YFINALICE LA NOCHE ESCUCHANDO LA ORQUESTA DEMiguelilo BarretoI»S ESPANOFS m J MUNDOBajo este lema, MVNDO H ISPANICO lanzará en breve un gran número extraordinario de su revista.LOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOCómo viven. Cómo triunfan. Cómo luchan. Su aventura y su Proyección de su personalidad en los lugares mas distantes y pechados de la tierra.anécdota, más insos-LOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOhan conseguido, en países distintos del suyo, situarse a la cabeza de las p‘______ i» i«Jnctríd rip 1 íi rionnia. del comercio..»LOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOhan fundado ciudades, manejan palancas fundamentales de la economía de muchos países; han llevado su genio y su esfuerzo a todas las latitudesdel planeta.El espíritu emprendedor, el estímulo y la constancia, la sed de aventura, el valor personal, la tenacidad del trabajo, la fraternidad y el entusiasmo españoles, a través de nombres y de familias hispanas, cpie han hecho y siguen haciendo la Historia.Todo esto lo encontrará el lector en el número extraordinario de MVNDO H ISPÁNICO dedicado aLOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOY DESDE AHORA CONVOCAMOS A NUESTROS .LECTORES Y AMIGOS PA R A QUE COLABOREN CON NOSOTROS E N LA R E ­DACCIÓN OE ESTE NÚMERO EXCEPCIONAL. PAR A QUE NOS E N V ÍE N DATOS, FOTOGRAFÍAS, REFERENCIAS, B IOGRAFÍAS DE LOS ESPAÑOLES QUE E N E L MUNDO CREAN, FUND AN, T R IU N F A N E IM PO NEN SU PERSO NALID AD Y SU TALE N TO .* * *¿Conoce usted la extraordinaria aventura del asturiano José Menén­dez, que llegó a ser llamado «R ey de la Patagonia»?¿Sabe usted que un grupo de modistos españoles en París son los árbi­tros de la moda femenina en el mundo?¿Sabe usted que las tres cuartas partes de las casas editoriales que existen actualmente en América del Sur han sido fundadas por españoles?¿Sabe usted que en Orán hay más españoles que franceses y árabes?¿Sabe usted que los barcos que cruzan el lago Titicaca, a 4.000 metros de altura, están mandados en gran parte por pilotos del Cantábrico español?¿Sabe usted que son vascos los mejores pastores de los Estados Unidos de Norteamérica?Todo esto y mil cosas más, centenares de figuras españolas de fama mun­dial, pasarán por las páginas de este número extraordinario dedicado aLOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOCada lector de nuestra revista puedejconocer una anécdota extraordinaria, una vida fabulosa, una hazaña llevada a cabo porLOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOPor" eso pedimos; la colaboración de todos, para que este número de MVNDO HISPÁNICO dedicado al sugestivo temaLOS ESPAÑOLES EN EL MUNDOSea un documento vivo e incomparable, único en la historia mundialdel reportaje.101P R E H I S T O R I A Y A N E C D O T A DE LOS CENT ROS E S P A Ñ O L E SEN LA H A B A N AO hay región española que no tenga en Cuba, y sobre todo en La Habana, su centro, su círculo, su casino, su sociedad. Las sociedades regionales, como el Centro Gallego y el Asturiano, recogen y enaltecen el espíritu de la patria chica dentro del marco ideal de la patria grande. El Casino Español viene a ser como un re­sumen o síntesis de toda España, la peninsular y la insular. En el Centro de Dependientes coinciden cu­banos y españoles. Los hijos, nietos y allegados de estos últimos figuran entre los socios de unas y otras. Cuba, por la proximidad histórica del momento de su independencia, sigue siendo la nación americana donde se mantienen más vivos los rasgos y las tra­diciones de la «Madre».No aspiro a escribir la historia de estas sociedades, que han influido e influyen intensamente en la vida y el desarrollo del pueblo cubano. Carezco de una información detallada, cronológica y estadística. Mas, por una circunstancia familiar, que me honra, estoy en condiciones de trazar, en cierto modo, la que lla­maré su «prehistoria». Mi padre, don Waldo Alvarez Insúa, gallego, y por la línéa paterna descendiente de asturianos, fué el iniciador del Centro Gallego de La Habana, origen de todas las sociedades españolas constituidas en América.Antes de cumplir los diecinueve años de su edad — en 1878— .fundó mi padre en La Habana un sema­,nario, El Eco de Galicia, que fué también el primer periódico regional publicado en nuestra América. En ese periódico y en un artículo fechado el día 12 de octubre de 1879, abogó por «la conveniencia de esta­blecer un Ateneo Gallego en La Habana». Su idea, acogida por algunos de sus compatriotas con entu­siasmo, por otros con escepticismo, se impuso, pero alcanzando mayor amplitud. Y el Centro Gallego, apoyándose en una sociedad de fines exclusivamente benéficos que ya existía, pudo inaugurarse el 12 de octubre de 1880, con un triple aspecto de sociedad recreativa, instructiva y benéfica. Comenzó con seis­cientos socios. Y al cumplirse el medio siglo de su fundación tenía más de sesenta mil. ¿Y cuántos hoy? Seguramente el doble.Después del Centro Gallego se fundaron el Astu­riano, el de Dependientes y el Casino Español. Los cuatro poseen hoy día, y desde hace tiempo, grandes edificios gropios, verdaderos palacios, y compiten, patrióticamente, en todas sus actividades, así en el ramo de la cultura como en el de la beneficencia. En el edificio del Centro Gallego está instalado el Teatro Nacional, secuencia del fundado por el capi­tán general Tacón.He visitado, de adolescente y de hombre ya ma­duro, todos estos círculos. En algunos tuve el honor — en 1928—- de dar varias conferencias. No hay círcu- o regional, en toda la isla, del que yo no pueda dar un testimonio directo y decir en qué forma entu­siástica y fecunda han contribuido, de una parte, a mantener cálido en el alma de los españoles de Cuba el amor de la Madre Patria, y de otra, al progreso de la joven nación, que es gala y gloria de las Antillas.Pero es natural que sea el Centro Gallego el que mejor conozca, por las razones familiares que ya expuse. Si de él puedo — y ya lo hice— trazar su «prehistoria», asimismo me es posible recoger algunas intimidades y anécdotas. Yo «allí» estaba «como en mi casa» durante mi temporada habanera de 1928. Un día, acompañado por el presidente de entonces,P o r A L B E R T O I N S U ABouzas, y los principales directivos, recorrí los am­plios salones, la hermosa biblioteca, los despachos u oficinas de cada comarca gallega, porque el Centro las «concentró» a todas, en federación, y no se hallan disgregadas como en otras repúblicas de América.Cuando llegamos a la galería en que están los re­tratos de los presidentes y los socios fundadores más ilustres, vi uno que me pareció de don José Cana­lejas...— Bouzas — dije— , aunque Canalejas nació en El Ferrol por casualidad, como «Clarín», el gran escritor asturiano, en Zamora, me parece muy bien que us­tedes le hayan dedicado un retrato, sin duda por el viaje que hizo a Cuba para llevar a España las reali­dades de la guerra...No me dejó terminar Bouzas. Y con una gran nsa:— ¡Pero si ese retrato es el de su padre de usted!— !Ah!Mi padre, en efecto, con su frente recta y espaciosa,Waldo Alvarez Insúasus ojos vivaces y sus bigotes retorcidos en las puntas «tenía algo de Canalejas». Reí a mi vez. Los retratos al óleo y a distancia, de fotografía, se prestan a estas confusiones.En el Centro Gallego de La Habana ■—y es otra anécdota, sabrosa y edificante— se pronunció el más lacónico de todos los discursos que se hayan pronun­ciado en la tierra desde la época de Esparta. Y fué que, discutiéndose en una Junta general una cues­tión económica, un gasto extraordinario de impor­tancia, buscábase la partida del presupuesto a quepudiera aplicarse. En cada gallego se esconde un orador. Había, pues, en la sala muchos oradores. Se sucedían las interrupciones y las peroratas. Cada cual proponía una solución. Y el presidente, de apellido Pego, propietario de una gran marca de tabacos, y hombre expeditivo y generoso, contuvo aquel to­rrente de elocuencia y puso término al conflicto con sólo pronunciar cuatro sílabas. Estas:— ¡Pego, paga!¡Señores, ni Licurgo dijo más con menos palabras:«Las elecciones para presidente del Centro Gallego — oí decir en La Habana— son tan movidas como las presidenciales de la República.» Esto da idea de lo que significa el Centro en el ámbito de la nación.El Centro no lo presidió nunca mi padre. Una vez logrado su propósito se retiró a un discreto segundo término, y un día fué nombrado Presidente de honor Pero otra persona de mi familia, don Secundino Baños, uno de los grandes españoles de Cuba, ocupó la presidencia efectiva del Centro y la del Casino, y solía decirme: «Es como si hubiera presidido Waldo», porque, mucho más joven que mi padre, de éste había recibido Baños las primeras lecciones de galleguismo fervoroso y de honda españolidad.De los otros centros, círculos y sociedades hispá­nicas de Cuba, repetiré que todos y todas rivalizan en sus empresas y sus afanes. La cultura, los actos benéficos y filantrópicos, la contribución al auge y el bienestar del pueblo cubano constituyen su «deno­minador común». Sin el mecenazgo del Centro Ga­llego no se hubiese editado la magistral Historia de Galicia, de don Manuel Murguía. Sin el apoyo y las dádivas de los asturianos, los castellanos, los catala­nes, los canarios y los vascos de aquella isla — por sólo citar a los que forman las mayores colonias- no existirían en España un buen número -de hospi­tales y de escuelas.Yo me complazco en exaltar sus méritos comu­nes. Y espiritualmente me considero socio de todos , esos centros, círculos y casinos, tan españoles y tan cubanos a la vez. Pero como tengo media sangre gallega y mi cuarto de sangre asturiana, son estos dos centros, que se miran al través del hermoso Parque Central habanero, los dos en que me sentí más a gusto, con una más suave emoción «de hogar», cuando visité en 1928 mi Habana nativa. Aún no asomaban las primeras canas en mis sienes. Fué entonces cuando el Centro Gallego resolvió rendir un tributo de gra­titud a mi padre. Como era yo, y no él, quien se encontraba en La Habana, hube de ser yo el prota­gonista de aquel acto inolvidable. Naturalmente, tuve que preparar mi monólogo, quiero decir, un discurso, al que precedió una presentación de mi persona por uno de los miembros de la Directiva. La presidencia — una presidencia simbólica— recayó en don Waldo Alvarez Insúa. Junto al estrado pro­piamente presidencia! se colocó su retrato, entre un marco de rosas que reproducían los colores de la bandera española.No recuerdo haber tenido nunca un auditorio más numeroso ni más entusiasta. No estuve desafortu- ; nado en mi discurso, aunque alguna vez sentí que­brárseme la voz a impulsos de filiales sentimientos. Jamás los gallegos de Cuba habían sido ingratos con el fundador de su Centro benemérito. Pero nunca como en aquella ocasión «hicieron justicia» a su obra: la sociedad y el periódico en que fué lanzada al surco, por así decirlo, la semilla que había de florecer y fructificar en forma tan espléndida.Después de la parte oratoria llegó la hora del lunch, regado por los mejores vinos de Galicia y el champaña. !Y qué brindis y qué abrazos!Al día siguiente todos los periódicos reprodujeron mi discurso. Y en uno de ellos se me llamaba Waldo i en lugar de Alberto. Confusión pintoresca, que agra­decí. En realidad, por mi boca había hablado el alma de mi padre.Redacto este artículo el mismo día en que cumplo los setenta años. No querría morirme sin volver a visitar «mis dos centros», y los otros. Y comprobar cómo prosiguen, acendrada e incansable, su obra de hispanidad y cubanidad. No va lo uno sin lo otro.Y he aquí por qué los cubanos se sienten en ellos «como en casa propia». Que así lo quiere el misterioso genio de la raza. El Centro Gallego se inauguró un 12 de octubre. No se olvide...102ORIGEN Y DESARROLLO DE LA RIQUEZA TABAQUERA CUBANADE S C U B R IM IE N T O del tabaco.— Legislación para su aprovechamiento por el Gobierno de la Metrópoli.— Crea­ción del Estanco y la Factoria.— Luchas por la libertadde comercio.— Las primeras fábricas de,tabacos y de cigarros .— Desarrollo de la Industria.— Dificultades para su expansión en el exterior.— Los negocios tabacaleros al comienzo de la República. Estado actual de la agricultura, industria y comercio del tabaco en Cuba.— La mecanización.— Presencia indispensable del habano en los convenios de comercio con Cuba.Por el D r. JO SE E. P E R D O M O .d e s c u b r im ie n t o d e l t a b a c ocosa que hojas secas de una planta indígena envueltas en otra hoja mayor, que los primitivos habitantes de Cuba usaban en forma de rollo o cilindro, un extremo del cual encendían, des­tinando el otro a la absorción, por la boca, del humo que la combustión producía. Bien ajenos estaban Xerez y Torres de que aquel extraño espectáculo, manifestación de una rudimen­taria industria casera, habría de tener, al correr del tiempo, tan importante significación en el desarrollo económico, no sólo de las tierras recién descubiertas, sino también del Universo entero.Siboneyes y Tainos fueron los precursores de nuestros actua­les tabaqueros, de esos magníficos operarios que, haciendo un árte de su trabajo, han paseado por el mundo en el variado vitolano de nuestras fábricas de tabacos, la fama de nuestra patria. No existe mucha diferencia entre el torcido precolom­bino que Rodrigo de Xerez y Luis de Torres vieron en labios de los primitivos habitantes de Cuba y el «zurullo» que fel campesino cubano confecciona en su bohío, con rama pro­ducida en el aledaño conuco; pero la marcha de la civiliza­ción, la transformación industrial del producto, su presen­cia en todos los mercados conocidos y su privilegiada posi­ción como fuente de riqueza hicieron que las labores del ta­baco fueran evolucionando y perfeccionándose.Sentado que al habano se debe, por sus excepcionales cua­lidades, el haber impuesto en el mundo la costumbre de fumar, vamos a ocuparnos de la evolución y desarrollo que en nuestro país ha experimentado la industria tabacalera.tierras recién descubiertas se envían al continente europeo. La Ley IV, que tiene fecha 20 de octubre de 1614, concede libertad para la siembra y consumo del tabaco en las Po sesiones españolas, tanto insulares como de tierra firme, pero el sagaz economista que dictó esta disposición añadía que «todo el tabaco que no se consumiere y hubiere de sacarse de cada Isla o provincia donde se cogiere, venga registra­do derechamente a la ciudad de Sevilla, y los que contra­taren en él por otras partes incurran en pena de la vida y perdimiento de sus bienes, como los que rescatan con ene­migos».Se preocupaba la Metrópoli no solamente de la cantidad, sino también de la calidad de la materia prima tabaco y sus disposiciones se encaminaban a evitar que los vegue­ros burlaran el Monopolio enviando sus tabacos à otros mer­cados que no fuese el que las Reales disposiciones tenían señalado.A la Ley IV de 1614 sigue, en 1650, el Bando de Don Juan de Salamanca legalizando la situación de los coseche­ros de tabaco establecidos en el Valle de Agabama, en los alrededores de Trinidad, donde existía un importante nú­cleo productor.La más remota noticia que tenemos sobre el cultivo or­ganizado del tabaco en Cuba — aunque cubierta por las bru­mas de la leyenda— data del año 1541, en el que un es­pañol llamado Demetrio Pela escribe que está recibiendo explicaciones de un indio nombrado Panduka sobre la ma-LEGISLACION PARA EL APROVECHAMIENTO DEL TABACO POR LA CORONA DE ESPAÑAF á b r ic a de h a b a n o s m e c a n iz a d a .^ E cumplió hace tres años el quinto centenario del na- cimiento de Isabel la Católica. Antes de que finalice L j el presente siglo se cumplirá también el semimile-^ nario de la hazaña portentosa del descubrimientode América. Y en esa misma fecha, o, a mejor de­cir, en noviembre del año 1992, el descubrimiento del tabaco arribará en su quinientos aniversario.Fueron Rodrigo de Xerez y Luis de Torres, emisarios envia­dos por Cristóbal Colón al interior de nuestra isla, los prime­ros hombres blancos que vieron fumar. Sus ojos atónitos con­templaron la extraña escena de unos individuos desnudos, de piel oscura, que absorbían el humo de aquello que los asom­brados expedicionarios juzgaban unos tizones encendidos, ex- pehendolo después por boca y nariz sin muestra alguna de su rir los dolores de la quemadura. Esos tizones no eran otraLa conquista impulsa el cul­tivo del tabaco en Cuba. Los indios inician a los nuevos po ­bladores de la Isla en la siem­bra y uso de la solanácea ame­ricana y en los albores del siglo XVII, con carácter ofi­cial. se le incorpora a los ar­tículos de comercio que de laso malos ardedores. ¿Y en qué consistirá esto? En Mue el pri mero habrá amalgamado bien la capa y la tripa (liga), mien tras el último habrá operado sin conocimiento de causa».Unas estadísticas que tenemos a la vista expresan que en 1827 se exportaron 407.000 tabacos torcidos y que en 1836, antes de haberse cumplido la primera década del establecimiento del libre comercio tabacalero, esa exporta­ción había alcanzado la cifra de 4.88/.000 tabacos. Las fa­bricas de tabacos existentes en la Habana, en 1836, su maban 306 con 2.152 operarios y las cigarrerías, es de­cir, los talleres que elaboraban exclusivamente cigarrillos, 21, servidos por 46 operarios. Es de suponer que estos operarios eran sólo los encargados de envasar y manipular elproducto en las fábricas, puesto que en aquella época la elaboración se hacía enteramente a mano en casas particu­lares, muy especialmente por esclavos y porteros. Veinteaños más tarde, es decir, en 1859, existían en la Habana y extramuros 516 talleres dedicados a la fabricación de ta bacos, atendidos por 15.128 operarios y una producción de 684.590.000 tabacos. En ese año los talleres de cigarrería se habían elevado a 38, estimándose que unas 2.300 per­sonas estaban empleadas en la fabricación de cigarrillos.Se dice que el primer fabricante de cigarros que hubo en Cuba lo fué un mejicano nombrado Pito Díaz, que tuvo que abandonar el negocio al poco tiempo de establecido, de bido a un ataque de enajenación mental. Por esta razónaparece que él primer fabricante de cigarros dedicado ex elusivamente a este giro en el país lo fué don José Men doza, que en el año de 1840 se estableció en la calle de Obrapía. En el año 1853 don Luis Susini, con su marca de cigarrillos «La Honradez», revolucionó esta industria in­troduciendo en ella el uso del vapor y obteniendo una pro flucción de dos millones y medio de cigarrillos al día.A mediados del siglo XIX existían en Cuba unas 377 fá­bricas de tabacos y cigarros, que elaboraban alrededor de 800 marcas distintas, amparando cada una de estas marcas de 12 a 16 vitolas principales.Las marcas de tabacos de más antigua existencia, con tando todas más de un siglo de fundadas, son las siguientes:Bernardino Rencurrel (1810), H. de Cabañas y Carba­jal (1810), Mi fama por el orbe vuela (1830), La Leal- lad (1831), Por Larrañaga (1834), El Fígaro (1840), Par­tagas (1844), H. Upmann (1844), La Reforma (1844), La Africana (1844), La Corona (1845), El Huracán (1845) y La Meridiana (1850).ibana, ciudad capital, por donde salia hacia sus consumi res del exterior el preciado artículo.Otro factor determina una debilitación en el desarrollo in il tabacalero cubano. El ideal independentista, adormecí no muerto, después de fracasado el intento de 1868, a manifestarse de nuevo en el pueblo cubano, y ra- políticas obligan a varios fabricantes de tabacos a tras- talleres a los Estados Unidos. Tampa y Cayo Hueso,manufac-dustrial do, pero comienza /.ones ladar susen La Florida, se convierten en importantes centros tureros, y allí se establecen, entre otros, don Vicente Martínez Ibor, español, natural de Valencia, y el cubano don Eduardo H. Gato. Estos fabricantes, favorecidos por el poder adquisi­tivo de los Estados Unidos, dieron gran impulso en aquel país a la industria,del tabaco torcido.El asiento industrial tabacalero en el sur de los Estados Unidos adquiere tan marcada significación económico-social, que propicia la creación de un nuevo núcleo de población ale­daño a Tampa, que por aquellos tiempos era sólo un villorrio de pescadores que languidecía en las márgenes del río Hills­borough. Al nuevo poblado se pone por nombre Ibor City, en reconocimiento de la destacada influencia que en su fundación tuvo el fabricante de tabacos don ' Vicente Martínez Ibor. Estos fabricantes, emigrados de nuestro país debido a las per­secuciones políticas, dieron a la naciente industria tabacalera del sur de los Estados Unidos una organización laboral y una técnica de fabricación semejante a la empleada en nuestro país, V aunque de esas fábricas, captado por el verbo brillante y la acción magnífica de nuestro bien amado José Martí, salióDESARROLLO DE LA INDUSTRIA.— DIFICULTADES PARA SU EXPAN SION EN EL EXTERIORLa elaboración del tabaco iba ganando importancia en la Isla situando a la industria en principalísimo lugar entre las fuentes de riqueza de que disponía, pero no sólo tuvo el tabaco habano este significado económico. Una de las an­tiquísimas marcas que hemos citado es compendio del apre­cio que rápidamente ganó el producto de nuestra Antilla en todos los mercados del mundo por su impar calidad. José García, uno de los primeros fabricantes de tabacos estableci­dos en la Habana, señaló a sus productos, en 1830, con la marca «Mi fama por el orbe vuela». Así daba a entender la demanda que entre los fumadores de aquella época tenía el tabaco habano y el sitio de (honor en que había Sido colocado.Al aparecer en otros países la agricultura y la industria­lización del tabaco, muchos fueron los Gobiernos que mono polizaron estos negocios, dictando medidas restrictivas del comercio exterior que favorecieron artificialmente el. desarro­llo doméstico de las actividades agrícolas e industriales ta­bacaleras en detrimento del comercio del nuestro.Derechos de Aduanas exorbitantes, altos impuestos inter­nos y reglamentaciones onerosas fueron cerrando el paso a la marcha triunfal que había llevado al insuperable pro ducto del suelo cubano, dando a conocer en todas partes el nombre de nuestra Isla, y muy particularmente, el de laSalón de despalillado^ que consiste en quitar la vena central a la hoja de tabaco,Interior de un almacén de tabaco en rama. La rama, seca y seleccionada por clases, es amarrada por un extremo, formando gavillas, que, unidas entre sí, forman el manojo, el cual se coloca en los tercios para su almacenaje. Los tercios son hechos de la yagua, material que produce la pal­ma real, y unidos con gruesos cordeles confeccionados con la libra del árbol llamado majagua.del tabaco, estableciendo fuertes gravámenes que afectaron a estos negocios hasta él 25 de enero de 1827. En esta fe­cha se derogaron los impuestos sobre el cultivo y la fabri­cación del tabaco, creándose los que gravaron la exporta­ción de la rama y el comercio del tabaco manufacturado.En 7 de junio de 1788 había dicho en Madrid don Juan Manuel Hernández Piloto, que se titulaba primer labrador y apoderado general de los cosecheros de la Isla de Cuba, que era «la renta del tabaco la más pingüe, sólida y menos gra­vosa al Estado de cuantas percibe la Real Hacienda».Desde su descubrimiento en 1492 hasta el 25 de ene­ro de 1827, el tabaco había atravesado por la más azarosa etapa de su historia.La política económica en los negocios tabacaleros, que tan funestos resultados tuvo en nuestro país, no permitió que esta riqueza alcanzara en sus primeros tiempos un pleno desarrollo. Sólo un producto de excepcionales 'cualidades como lo es el tabaco habano, pudo salir victorioso de cuantas trabas y difi­cultades encontró en su camino.nera de cultivar el tabaco. Cuenta este español que los in­dios «sembraban el tabaco, y querían que lloviese dos ve­ces al mes, porque si el agua era mucha, robaba la miel de él y tenían mucho cuidado que los gusanos no lo comieran». Y añade: «y me mandaban aquello y cuando no sabía ha­blar con ellos, que fué en los primeros tiempos, me ense­ñaban el trabajo, señalando con las manos, la manera de hacer las cosas, cavando la tierra y sembrando como ellos.»Al tiempo que la «Henry Clay» poseía importantes fábricas - de tabacos y cigarros en Cuba, la «Cuban Land & Leaf Tobacco Company», organización que respondía a los mismos intereses, explotaba numerosas vegas, establecidas gran número de ellas en la zona productora del mejor tabaco del mundo, es decir, en los términos municipales de San Juan y San Luis, de la provincia de Pinar del Río. Esta Compañía constituye el único latifundio tabacalero de que tenemos noticias en nuestro país, y a pesar de ello, aunque conservando la propiedad de las tierras, le fué necesaria la parcelación de las mismas para realizar el cultivo del tabaco en la forma que le es típica, es decir, mediante partidarios o aparceros, que en pequeños lotes, con esmerado cuidado, atienden, hoja por hoja y mata por mata, la producción de la aromosa planta indígena.Por esta misma fecha a que nos estamos refiriendo comienza a desarrollarse en Cuba una nueva fuente de trabajo dentro de los negocios del tabaco. Casas dedicadas a este giro en los Estados Unidos organizan los talleres para despalillar rama, dividiéndose la exportación de la materia prima en dos tipos, que originan la creación de dos epígrafes en el Arancel de Aduanas americano: uno de ellos, con una menor imposición, para la rama sin despalillar; y otro, más altó, para la rama despalillada. Esta modalidad trajo como consecuencia el esta­blecimiento, en distintos lugares de nuestro país, de casas dedi­cadas a despalillar gran parte del tabaco en rama destinado a la exportación. Los principales talleres de despalillo, como se les denominó, quedaron establecidos en las provincias de Pinar del Río, Habana y Las Villas y dieron ocupación, espe­cialmente, a gran número de mujeres, pues estas labores fue­ron y son todavía trabajo femenino.En el año 1907, en que comenzó a desarrollarse la exporta­ción de rama despalillada para los Estados Unidos, ésta fué de 2.415.531 libras, con un valor de $ 1.693.084. En 1950 expor­tamos 9.417.310 libras de tabaco despalillado, que tuvieron un valor de $ 13.179.319. La más alta cifra en el valor de estas exportaciones se registra en el año 1946, que enviamos al mer­cado americano 17.475.200 libras de rama despalillada, valo­radas en $ 25.867.367.ción en el exterior de la agricultura y la industria del tabaco, protegidas o controladas por los Gobiernos, obligaron a moder nizar los sistemas de cultivo en Cuba, adoptando una selección o clasificación especialísima de las hojas del tabaco.En lo que a la industria réspecta, las más modernas máqui­nas aplicadas a la fabricación del cigarrillo sustituyeron a los antiguos molinos productores de picadura y rapé, y a los in­adecuados métodos manuales que hacían de la producción del cigarro una industria semicasera. Las fábricas de tabacos orga­nizaron sus distintos departamentos, poniéndolos a cargo de obreros altamente especializados en la función a cada uno de ellos encomendada. De esta manera se estableció una coordina­ción del trabajo, que, iniciada en el rezagado de las capas, la composición de las «ligas»— verdadero trabajo de laboratorio— , la mano de obra en las galeras, etc., culmina en la escogida de colores, donde el ojo experto del obrero a cargo de esta labor selecciona más de doscientas tonalidades distintas en el color de los tabacos, permitiendo así la uniformidad de los contenidos en cada envase.La producción de rama quedó distribuida en cinco zonas prin­cipales, a las que se denominó Vuelta Abajo, ocupando la por­ción más occidental de la Isla; Semi-Vuelta, entre Consolación y los términos municipales de Artemisa y Guanajay; Partido, en la provincia de la Habana, incluyendo los
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